12 Historias sobre cómo la gente rompió con los estereotipos

Historias
hace 3 horas

Los estereotipos nos rodean por todas partes, como si los demás decidieran por nosotros qué se puede hacer y qué no. Pero hay personas que no solo rompieron esos límites, sino que los destrozaron con estilo. Estas historias inspiran y hacen replantearse nuestras propias barreras.

  • Hace muchos años trabajé en un café de un pueblito. En realidad, no había reglas. Ni hablar de código de vestimenta, eso no existía. Un día, después del almuerzo, entró un hombre: traía puestos unos shorts, una playera con como cinco años encima, una gorra desgastada y una mochila. Se sentó en una de mis mesas. La administradora me advirtió de inmediato que no me esmerara mucho con él, que no valía la pena. Pero yo soy educado por naturaleza, y además mi infancia no fue precisamente fácil, así que no me importaba su aspecto.
    Estuve más o menos una hora atendiéndolo, mientras mis compañeros se enfocaban en una mesa llena de hombres con corbata. Mi cliente se quedó tranquilo, y antes de irse me dejó una buena propina. Resultó que era un empresario, y vestía así porque venía del jardín. Como era de esperarse, todos se me echaron encima queriendo repartir la propina, pero no la compartí, y terminé siendo el tacaño del grupo. © Unknown author / Pikabu
  • Trabajo en un taller de construcción, vino una chica. Toda arreglada, con abrigo, tacones, peinada, oliendo a perfume, en general no es de las que suelen venir por aquí. Creí que, probablemente, había entrado por casualidad o estaba eligiendo algo para regalar a alguien. Pero no, se dirigió con confianza a las herramientas y empezó a escogerlas, y no solo un martillo y un destornillador, sino una maleta entera. Taladro, hexágonos, llave ajustable, cinta métrica, cuchillo, alicates... todo. No pude aguantarme y le pregunté: “¿Para quién preparas un regalo tan chulo?”. Me miró, sonrió y dijo: “¡Para mí, claro! Estoy harta de robarle las herramientas a mi padre, así que al final he decidido comprarme mi propio juego”. Así de fácil, y ya he pensado en un montón de opciones para quién se lo lleva todo. © Cámara 6 / VK
  • Toda la familia fuimos a comprar un coche al concesionario. Los niños se portaban bien, yo no me metía en las conversaciones entre mi esposo y el vendedor, pero, en cambio, sí se metieron sin ningún problema un par de hombres. Salieron de la nada e intentaron, con todo el descaro, llevarse a nuestro vendedor. Cuando él les explicó que estaba ocupado con nosotros, le soltaron algo como: “Nosotros sí somos compradores, venimos a comprar un coche ahora mismo, y estos de acá” —señalándome con el dedo— “vete a saber si pueden comprar algo”. No supe cómo salir de esa situación con elegancia, así que simplemente guardé silencio.
    El vendedor se disculpó con nosotros y siguió mostrándonos el coche. Elegimos el color, después volvimos a entrar al concesionario y mi esposo fue a hacer los trámites de la compra. Y ahí se dio esta situación: había dos ventanillas. En una estaba sentado uno de estos hombres groseros con cara triste, y al lado, otro hablaba con una chica frente a la computadora. Mi esposo iba a acercarse a la ventanilla libre cuando nuestro vendedor gritó: “¡No, no! ¡No es ahí! Siga más adelante, esa no es la caja, es el departamento de créditos. Si va a pagar en efectivo, es por allá”. El hombre grosero levantó la cabeza de los papeles y nos miró, y yo les sonreí y les deseé suerte. Pero no de corazón, claro. © majya / Pikabu
  • Una vez trabajé como administrador en una óptica. Entró un hombre con ropa descuidada y sandalias. Todos empezaron a discutir a quién le tocaría atenderlo. Al final decidí ir yo mismo. El hombre compró lentes por unos 3 mil dólares, y los vendedores no vieron ni un centavo de comisión. © gnilmit / Reddit
  • Soy una chica de 19 años, mido 152 cm. Conduzco un todoterreno enorme. Me encantan los coches grandes. Y me cabrea la gente que se cree la primera en hacer bromas sobre cómo “no se te ve desde detrás del volante” y “no llegas a los pedales” y cosas así. No tiene ninguna gracia. ¡Yo no hago bromas del tipo “te sobresalen las rodillas por las ventanillas”! ¡Estoy harta de oírlo! ¿Y quién bromea así la mayoría de las veces? ¡Los policías de tráfico! Se las arreglan para preguntar: “¿Ya cumpliste los 18?”. Eo, ¡soy una mujer hecha y derecha! © Overheard / Ideer
  • Llegamos comprar una casa en una comunidad de casas de campo. Conducimos un viejo coche de los años 2000. El agente inmobiliario estaba mostrando las casas de campo con una cara amarga. Y entonces le dijimos que tenemos casi todo el importe en efectivo. Su cara cambió bruscamente y por poco nos besa de alegría. © aezakmi23654 / Pikabu
  • Estaba en casa, trabajando. Llamaron a la puerta. Miré por la mirilla: había y dos chicas con carpetas en la mano.
    Yo: ¿A quién buscan?
    Chica: *Murmurando algo inaudible*.
    Yo (abriendo la puerta): ¿A quién buscan?
    Chica: Hola, ¿puedo hablar con un adulto?
    Yo: En realidad tengo 26 años, ¿qué quiere?
    La chica que habló se sonrojó. La otra, incapaz de contenerse, empezó a reír a carcajadas. © JasmineDragon / Pikabu
  • Un anciano con una playera sucia que conducía una furgoneta oxidada y destartalada se detuvo un día en mi oficina. Me entregó los papeles de la empresa con la que tratábamos y me pidió que les facturara. Como tratábamos a menudo con esta empresa, sabía que los pedidos los solía pasar el personal de marketing, que siempre tenía un aspecto impecable. Le pregunté si estaba autorizado a utilizar la cuenta y el hombre se rio y me tendió la mano: “Estoy autorizado. Hola, soy Ron Rice y esta es mi empresa”. Se tomó mi pregunta con calma, pero como gestor de cuentas, ese día aprendí una valiosa lección sobre no juzgar por las apariencias. © birdpix / Reddit
  • Una amiga mía trabajaba como asesora en un departamento de ropa. Una mañana, temprano, entró una mujer con aspecto desaliñado, ropa demasiado grande y sin zapatos. A mi amiga le habían enseñado a fijarse en esas personas y a acercarse a ellas para evitar robos. Eso es exactamente lo que hizo. Durante la conversación se enteró de que la casa de la mujer se había quemado la noche anterior y lo había perdido todo. Había reunido algo de dinero para comprar ropa y zapatos para ella y sus hijos. Mi amiga se sintió muy incómoda y acabó ayudando a la compradora durante más de una hora, buscando las mejores ofertas. © saltyhumor / Reddit
  • Estábamos de vacaciones y mi esposa quiso comprarse un reloj. Vio uno en el escaparate y se enamoró. Resultó que el reloj costaba un montón: 17,5 mil dólares. Mi mujer, horrorizada, se alejó de un salto del asesor. Este se rio y soltó una frase inolvidable: “¡Esto es Las Vegas, querida! Puedes volver aquí mañana con un fajo de billetes y llevarte este reloj”. © geoliciouswerdsmith / Reddit
  • Cuando era joven y estaba pagando mi hipoteca, trabajaba todos los turnos que me ofrecían. Esta vez trabajé 6 semanas seguidas, sin días libres. En mi primer día libre, decidí darme un capricho. Me puse una camisa ancha y unos jeans desgastados. Vi unos preciosos aretes de plata en una vitrina cerrada y pedí verlos. La dependienta respondió con pereza: “Son muy caros, ¿sabe?”. Le repliqué: “El dinero no es problema, ¡si me gustan, los compro!”. Y así lo hice, porque el dinero no era un problema, a pesar de mi aspecto. © eliisabetjohvi / Reddit

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