12 Intrincadas historias sobre la bondad, cuyas tramas serían envidiadas hasta por los guionistas de Hollywood

Historias
hace 4 años

Si sientes que estás perdiendo la fe en la humanidad, lee nuestro artículo cuanto antes. Hemos recopilado para ti los ejemplos más vívidos de todo lo tierno que se puede encontrar en Internet.

Genial.guru ha hecho una selección de sorpendentes situaciones de vida en las que les tocó estar a los usuarios de las comunidades “Oído por ah픓La habitación N°6”.

  • Hace unos 5 años, fuimos con mi madre a una tienda de ropa. Me gustó un vestido, le dije a mi madre que lo quería y se lo mostré. Cuando lo vio, de repente se sentó en una silla que tenía cerca y se quedó en silencio. Tardé mucho tiempo en entender qué le pasaba. Luego, cuando se calmó, me dijo que, cuando era pequeña, su madre le había regalado el mismo vestido. Mi abuela murió cuando mi madre tenía 14 años. Finalmente, mi mamá me compró ese vestido, y cada vez que yo lo usaba, a ella se le llenaban los ojos de lágrimas de felicidad.
  • Mis padres se conocieron cuando mi papá golpeó accidentalmente a mi mamá con una bola de nieve en la frente, y ella estalló en lágrimas. Él corrió hacia ella y le dijo: “Lo siento, ¿quieres que me case contigo? ¡Pero no le digas a tu madre que te pegué en la cabeza!”. Mi madre dijo “sí”. Años después se casaron y tuvieron dos hijas.
  • Siempre llevo conmigo una linterna eléctrica de choque, me la regaló mi ex. Muchas veces regresaba a casa tarde y él, que no me podía ir a buscar porque trabajaba, se preocupaba mucho. Hoy volvía a casa y, ya cerca de la entrada, alguien me alcanza y me tapa los ojos. Ni siquiera pensé que podía ser una broma, así que de inmediato agarré la linterna de mi cartera y se la clavé al atacante. Me di vuelta y allí estaba él, mi ex, tirado en el piso, retorciéndose de dolor y riéndose. Le pregunté de qué se reía, y él dijo: “Solo me alegra que aún puedas defenderte”.
  • El marido de mi hermana parece un hombre duro de 38 años y lleva barba. Pero hoy ella me contó que a las 7 de la mañana se les terminaron las piedritas del gato, y él salió a la calle, trajo arena mojada, luego la calentó en una sartén y después se puso a soplarla para enfriarla, porque “mira si el gatito se quema las patas”.
  • Soy una donante de sangre. Es verano, hace calor, así que uso las mangas cortas. Las señoras a mi alrededor miran con desprecio el hematoma en mi codo y mi palidez. Y solo una niña de 8 o 9 años me dejó el asiento y, ante la indignación de su madre, dijo: “Esta chica salva a todos con su propia sangre, hay amarla y respetarla”. Pensé que rompería a llorar allí mismo.
  • Tengo frenos y me siento muy acomplejada por eso. Conocí a un chico en Internet, uno muy guapo. Durante mucho tiempo me negué a encontrarme con él en persona, pero al final me persuadió. Cuando llegué al lugar de la cita, me sonrió, ¡y también tenía frenos! En resumen, ¡ahora somos un par de “cascanueces”!
  • Hoy vi una “lucha entre el bien y el mal”. Salí de la cabina del baño en un restaurante de comida rápida, y otra chica en seguida entró en ella. Me quedé frente al espejo, retocándome el maquillaje. La chica salió, abrió la puerta para volver al salón, ya había pasado un pie a través del umbral, pero de pronto se dio vuelta bruscamente y me preguntó si tenía mi teléfono encima. Creí recordar que se lo había dejado a mi novio. Ella estuvo a punto de irse de nuevo, pero en el último segundo me preguntó qué tenía de protector de pantalla. Le respondí, y entonces ella, después de haberlo pensado por unos segundos, me entregó mi teléfono. ¡Ganó el bien!
  • Trabajo en el registro civil, registrando matrimonios. Hoy vino una pareja modesta; solo eran ellos y los testigos. Le hice al hombre la pregunta habitual sobre si aceptaba tomar a la mujer como su esposa, a lo que él respondió: “Y si ella me está obligando, ¿cuenta?”. La mujer le dio un codazo, y él finalmente dijo que aceptaba. Comencé a hacerle la misma pregunta a ella, y de pronto él dijo: “No, cambié de opinión”, y salió corriendo. La chica se puso a llorar, su amiga, que era testigo, trató de consolarla, y yo quedé perpleja. Entonces el hombre irrumpió de nuevo en la sala con una multitud de familiares, se arrodilló adelante de ella, se disculpó, le preguntó si ella quería casarse con él, y le entregó un estuche en el que había otro anillo y las llaves de su propio departamento. Resultó que esa pareja era pobre y ni siquiera tenían dinero para la boda, pero el hombre había ganado mucho dinero en la lotería, había comprado un departamento en secreto, sin que ella lo supiera, y había organizado una gran boda con todos sus parientes y amigos.
  • Soy estudiante de tercer año. Encontré una cartera y, como no soy codicioso, llamé al dueño para devolverla. Me respondió una mujer y arreglamos un encuentro. En el momento acordado, llegué primero, y me quedé esperando. De repente llegó un Land Rover del que bajó un hombre barbudo que me dijo que me subiera al automóvil. Me asusté, pero me subí. Adentro, sentí que mi corazón estallaría. Y él de repente sonrió, me dio las gracias, y me entregó la mitad del dinero que había en la billetera que encontré (cerca de 175 USD).
  • Comencé a ahorrar para comprarme un automóvil a la edad de 17 años, guardando todo el dinero dinero que ganaba en los trabajos de medio tiempo. A los 23 años compre un automóvil usado de 6 500 USD: estudiaba a tiempo completo, así que no podía trabajar demasiado. Cuidaba mi auto como si fuera un bebé, lo lavaba, corría a taparlo del granizo... Pero un día, en verano, salí de mi casa, y vi que alguien había rayado mi capó con un destornillador. Escribí un anuncio en la puerta del edificio, pero nadie confesó, por supuesto...
    Dos años después, una joven de unos 16 años que me esperaba junto al automóvil me confesó que había sido ella y que estaba asustada, pero que la atormentaba su conciencia. Pasó todo el verano ayudando a mi madre en su huerta para reparar, de ese modo, lo que había hecho. Lo propuso ella misma.
  • Domingo por la tarde. Mi amiga y yo decidimos ir a la tienda por algo dulce. En 10 o 20 minutos cerraría, pero estaba a la vuelta de la esquina, a 3 minutos de casa. Bueno, bajamos, compramos todo y nos paramos en la fila de la caja. Frente a nosotras había una mujer de mediana edad. Había comprado un pastel, una caja de bombones y tenía unas flores en las manos. Pensé que tal vez alguna amiga suya estaría cumpliendo años, y que ella estaría por ir a visitarla. La mujer también compró una postal, pidió un bolígrafo en el mostrador y nos preguntó a mí y a mi amiga quién de nosotras tenía buena letra. Mi amiga, sin pensarlo dos veces, dijo que yo, y la mujer me llevó a un lado. Me contó que le había comprado todo aquello a la mujer que hacía poco ella le había presentado a su hijo, y que todo le sería regalado en nombre de él. Estaba preocupada por si a la mujer le iba a gustar lo que le había comprado. Jamás vi a alguien preocuparse tanto por su hijo. ¡Es tan tierno!
  • Hoy, a la salida de una tienda de electrodomésticos, el guardia de seguridad me pidió que le mostrara la factura; algo común, nada de otro mundo. Pero yo tenía una bolsa en las manos, y la factura la había guardado en la caja. Se me acercó mi hijo, a quien el guardia no había visto, y le dije: “Sostén la bolsa, cariño”, pero quien me extendió los brazos fue el guardia de seguridad. ¡A un hombre grande y serio, en un uniforme estricto, también le gusta que le digan una palabra cariñosa!

Estimado lector, tú eres interesante, ¡háblanos de ti! Quizás fuiste voluntario en un asilo de ancianos, viviste en Bangladesh, trabajaste en un restaurante con estrellas Michelin en París, o simplemente quieres contarle al mundo por qué es tan importante recibir a los seres queridos en el aeropuerto. Cuéntanos tus experiencias enviando un correo a redaccion@genial.guru con el asunto “Mi historia”.

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