Hoy en día, parece que vivimos siempre pendientes de lo que los demás piensan de nosotros. Nos preocupamos tanto por encajar que casi da miedo mostrar nuestra verdadera cara ¿Y si no tenemos el cuerpo “perfecto”? ¿O si nuestras aficiones son raras, nuestras manías demasiado evidentes o nuestra pareja no encaja en los ideales de alguien más? Es hora de dejar atrás esa absurda vergüenza. La perfección que nos venden a diario, no es más que un mito y no hay que sentir culpa por no parecernos a ese modelo imposible. Nuestra imperfección es lo que nos hace humanos, y eso ya es más que suficiente.
1. Nuestras escogencias de ropa no definen quién somos. Lo importante es sentirse bien consigo mismo