14 Historias que solo entenderán aquellos que han vivido por lo menos una vez en una vivienda alquilada
Casi todos, por lo menos una vez, han tenido que alquilar una habitación o un departamento, y los que no lo han hecho, posiblemente ya han pensado en ello. Sin embargo, un rincón preciado no siempre trae tranquilidad y paz, a veces la renta de una vivienda se convierte en una divertida aventura o un juego de supervivencia. Por ejemplo, ¿alguna vez te han dicho loco porque en tu teléfono, en lugar de un simple tono, tienes música? ¿O te han rechazado el alquiler de un departamento solo porque tienes el cabello largo?
Genial.guru recopiló las historias más sentimentales y divertidas que compartieron algunos de nuestros inquilinos.
Rento una habitación de un departamento con dos recámaras. La otra recámara es rentada por una chica. No hay nada que decir, es joven, muy guapa, se alimenta correctamente, trabaja 10 horas al día y aun así tiene tiempo para ir al gimnasio. Y esto fue lo que sucedió hoy. Entro a la cocina y veo que está comiendo salvado con leche y albaricoques secos, levanta su mirada y me dice francamente: “¡Estoy tan harta de esto!”.
Rentábamos un cuarto de una abuelita muy estricta: “las luces se apagan a las 23:00 y no utilicen la computadora”, decía. Además, vivía con otros dos chicos de la universidad, la computadora era mía, pero la usábamos todos, ya que estudiábamos programación. Un día me senté frente a la computadora a las 22:50, 10 minutos es muy poco tiempo, entonces la abuelita comenzó a balbucear a las 23:05: “Apágala ya, apágala”. ¡A los 5 minutos escuché cómo ella quitó por completo los fusibles! ¡En qué problema me hubiera metido sino hubiera tenido carga la computadora! Pero entonces ella se sorprendió de que cómo era posible que la computadora pudiera funcionar sin electricidad.
Conocí a un chico, dentro de un mes decidimos vivir juntos, alquilamos un departamento “entre los dos”... ¡un año después me di cuenta de que el departamento era suyo!
Estaba preparándome para los exámenes, eran las 21:00, cuando de repente la dueña abrió la puerta de mi habitación y sin decir algo apagó la luz. Estaba muy sorprendida, pensé que tal vez no me había notado en un cuarto de 2×2. Después volvió a abrir la puerta y dijo: “Tienes que estudiar en el día, y no en la noche, no dejas dormir a mi hija”. Le dije que mañana me iría del departamento y durante toda la noche mantendría la luz encendida, precisamente el día siguiente se tenía que dar el pago de la renta.
Siendo estudiantes, mi amigo y yo buscábamos departamento. Leímos un anuncio en el periódico y marcamos un número, allí una abuela con una voz gritona como si fuera una película respondió con el siguiente mensaje: “¿Quién quiere rentar?”. Nosotros: “Somos dos estudiantes”. “Muy bien. Viviré con ustedes, paguen la factura del departamento más la renta, a las 21 horas tienen que estar en casa, no tomar, ni fumar, tampoco los voy a dejar entrar a la cocina, yo haré de comer, ustedes solo compren los productos, la lista de ello la hago yo. ¿Son buenos estudiantes? ¿Tienen beca? ¿Tienen novias?”. Mi amigo solo alcanzó a pronunciar en el teléfono: “Bueno...”, “Dentro de 5 minutos les vuelvo a llamar”. Nos llamó y nos dijo lo siguiente: “En lugar de un tono normal, tienen una canción de fondo. Son unos locos. Adiós”, y nos colgó.
Tuve que sospechar de inmediato cuando llamé a un anuncio, la primera pregunta del dueño fue la siguiente: “¿Tienes el cabello largo? Tengo un suelo claro, se notará inmediatamente el cabello”.
Renté un cuarto de un abuelo... En mi tiempo libre leía libros, pero al parecer debía hablar con él. Él le pidió al doctor revisarme, decía que estaba loco ya que me la pasaba acostado por las tardes en la oscuridad y miraba mi teléfono. Después, este viejo estuvo a punto de quemar su casa: tomó mucho y dejó la sartén con hongos en la estufa. Después me dijo: “Hablas conmigo o pagas 50 USD más”. Elegí la segunda variante y a los dos días me dijo que me fuera. Lo hice con mucho gusto.
Mi esposo y yo hemos rentado en muchas ocasiones. La última vez antes de nuestra llegada en el departamento había vivido una abuelita la cual desafortunadamente murió ahí mismo. Los vecinos nos contaron que esta abuela era una persona desagradable. En el departamento se oían pasos, el ruido de los platos y el parpadeo de las luces. Finalmente compramos nuestro pequeño rincón... Nos enteramos de que anteriormente allí también había muerto una abuela. Lo primero que hicimos cuando entramos al departamento después de la compra fue la siguiente broma: “¿Bueno, nos llevaremos bien con esta abuela? Haz un parpadeo de luces, abuela”. Encendió la luz se quedó encendida a la mitad del día, ni brillaba mucho ni estaba apagada. Nos quedamos pensando en si habrá sido un “sí” o “no”...
Alquilé un departamento en un complejo habitacional nuevo y pagué medio año por adelantado. Estaba asombrado por los vecinos de arriba: encima de mí, vivía una familia de elefantes y jugadores de fútbol, que movían sus muebles cada tarde y bailaban hasta el amanecer. Las conversaciones con ellos no ayudaron mucho, sin embargo, resultó que el dueño de mi departamento tenía otro que se encontraba encima de mis vecinos. Pagué más y lo alquilé. El primer día llamé a mi amigo para jugar baloncesto en el departamento. El vecino reaccionó tan rápido, llegó a tocar la puerta. ¡Valió la pena ver sus ojos llenos de sorpresa!
Vivíamos en un departamento alquilado, nuestro hijo tenía menos de un año, cerca de nosotros residía otra familia pero de más edad, ellos tenían tres hijos con un año de diferencia entre cada uno. Su esposo trabajaba como policía y por consiguiente, frecuentemente regresaba a casa después de las 12 de la noche. Él llamaba a nuestro intercomunicador, sin importar si eran las 12 de la noche o las 4 de la mañana. Dos veces a la semana como mínimo. Somos unas personas comprensibles y le abríamos la puerta. Esto duró aproximadamente medio año.
Posteriormente, me encontré a su esposa en la calle y le pregunté qué pasaba. ¿No tenían llaves o su intercomunicador no funcionaba? La respuesta me asombró tanto. No lleva llaves consigo porque le da miedo de perderlas y no llama al intercomunicador para no despertar a sus hijos. Diciéndole mi indignación que nosotros también tenemos un hijo, ella respondió de forma tan despiadada que solo se despertará uno y ellos tienen tres. Ah sí, por qué no lo pensé antes... A partir de este momento apagamos el intercomunicador por las noches.
Nuestro departamento alquilado tienes paredes de cartón. En consecuencia, se puede escuchar todo perfectamente. Los gritos de los niños, el ladrido de los perros, las pisadas, nada grave. Pero lo mejor es como el vecino del lado derecho arroja gases y se ríe. Lo hace de una forma tan alegre que incluso te dan ganas de reír. Frente de todos los demás es un chico deportivo y elegante, constantemente lleva trajes bien elegidos y tiene un carro perfectamente limpio.
Alquilo un departamento con mi amiga. A menudo hacemos de comer juntas. O más bien, yo cocino, compro los productos pero comemos juntas. Un día no aguanté más y le dije todo. Se ofendió y claramente dejó de comprar pan para que notará la contribución que hacía en nuestra alimentación. Pero solo hay un problema, yo no como pan.
Hace un mes, mi esposo y yo comenzamos a rentar un departamento. Él se fue a trabajar en el turno de 24 horas. Decidí invitar a mi amiga: hablamos y todo salió bien. Eran las dos de la mañana, le pedí un taxi, salí a la calle para despedirme de ella. Se fue, me acerqué al intercomunicador y... Me di cuenta de que había olvidado mis llaves en casa. Trágame tierra. ¡Todo hubiera estado bien si hubiese sido de día! Bastaría con llamar a cualquier departamento y me abrirían. Pero no era adecuado molestar a las personas tan noche.
Recordé que un amigo me había dicho que su hermano vivía en el mismo complejo habitacional. Llamé al amigo, a su esposa, pero nadie respondió. Estaba en pánico. ¡Dentro de mí se despertó Sherlock y encontró a tal hermano en Facebook! Además, estaba en línea, me respondió muy rápido y después de 3 minutos bajó a abrir la puerta principal. No estoy segura de que lo lea. Pero te quiero agradecer; de no haber sido por tu ayuda, hubiera tenido que esperar sentada hasta que mi esposo llegara.
Mi esposo y yo vivíamos en un departamento alquilado con los muebles de los dueños. Además de eso había un castillo de LEGO con tres niveles el cual se encontraba en las estanterías superiores. Un día unos invitados llegaron a nuestra casa con sus hijos, al verlo, pidieron jugar con él. Por supuesto, mi esposo aceptó y se los dio, durante su diversión lo desmantelaron por completo. Después de esto, durante un mes traté de reconstruirlo nuevamente con lo poco que recordaba ya que en Internet no había nada parecido.
Durante todo ese tiempo, regañé a todo el mundo: a los niños, ya que sin pedir permiso desmantelaron una cosa ajena, a mi esposo que se los dio y después ni siquiera me ayudó a reconstruirlo, aunque al final no logré nada. Así se quedó desmontado en una caja. No le dijimos nada a los dueños. Ya han pasado 3 años desde que nos fuimos de ese departamento, pero todavía me da mucha vergüenza.
Y tú, ¿has tenido divertidas o extrañas historias en un departamento alquilado?