15+ Historias sobre viajes en taxi que no salieron según lo planeado

Historias
hace 3 años

Ser taxista es una de las profesiones más antiguas; incluso antes de la llegada de Uber, los conductores de carrozas ya habían recorrido las calles de la Antigua Roma, transportando a los patricios para que hicieran sus negocios. El tiempo pasó; estos coches fueron reemplazados por autos modernos, y los conductores de carrozas por choferes profesionales. Lo único que no ha cambiado son los pasajeros, quienes, como antes, prefieren viajar cómodamente del punto A al punto B.

Genial.guru recopiló historias de taxistas y pasajeros que publicaron sus viajes más memorables, las cuales pueden ser tranquilamente escritas en sus memorias de vida.

  • Una vez estaba trabajando de taxista. Llegué al lugar y un grupo de chicas salió. Pedí la dirección, me la confirmaron y pulsé en el teléfono “Vamos”. Arrancó el navegador y mostró que había un atasco en el camino más corto debido a un accidente, así que tenía que ir por uno más largo, pero saldría 15 minutos más rápido. Todas las chicas a la vez:
    — ¿Acaso vas a llevarnos con el navegador?
    — Pues sí.
    — ¿Y para qué te necesitamos entonces, si estás conduciendo con el navegador? Así cualquiera puede hacerlo.
    No pude encontrar qué responder. Las llevé al lugar, salieron en silencio y me dejaron una mala reseña: “No conoce la ciudad”. © SPORK / Pikabu
  • Me subí a un taxi, dije la dirección y salimos. El conductor estaba conduciendo con el navegador. Miré el mapa y noté que hacía un círculo significante. Le dije dónde doblar una vez, después otra vez. En la tercera se enojó, salió demostrativamente del auto, se sentó en el asiento trasero y comenzó a gritar: ¡Entonces ponte al volante y maneja tú! Y yo me senté y empecé a conducir. Tenía licencia, así que no tenía a qué temer. Las quejas aumentaron 3 veces más: “Grosera, te voy a demandar”. También me quejé contra él, y, por supuesto, no pagué. Llegué a casa en 10 minutos, justo cuando él estaba tratando de pasarse la calle donde vivía para hacer más kilómetros. © Habitación № 6 / VK
  • Pedimos un taxi. Teníamos que ir de un extremo de la ciudad al otro. Mi hijo de 3 años estaba sentado en silencio detrás del conductor. Nos detuvimos en un cruce. De repente, mi pequeño extendió la mano hacia al taxista, le dio una ligera palmada en el hombro y le preguntó: “Señor, ¿usted tiene dinero?”. ¡Y el taxista gritó tan fuerte del susto! Resultó que no se había dado cuenta de que había un niño en el auto. Pensó que éramos solo dos adultos viajando: mi esposo y yo. Después de 10 años, volvimos a pedir un taxi en la misma ciudad, ¡y llegó el mismo conductor! Pasando el mismo cruce, comenzó a contarnos cómo una vez un chico lo asustó en ese lugar. Le mostramos a nuestro hijo y le dijimos: “¡¿Un niño como este?!”. En ese momento, mi hijo ya era más alto que yo. © Lyubov Usikova / Facebook
  • Una vez estaba llevando ratas en una jaula. Escribí que esta estaba limpia, era fuerte y que yo garantizaba que los roedores no morderían a nadie. El taxista, al verlas, demostró su decepción y dijo: “Son tan pequeñas”. © YaYuTat / AdMe
  • Trabajo de taxista. Un día estaba llevando a un señor que no podía pagarme. Me dejó un balde de tuercas y 12 litros de leche como garantía, y dijo que de seguro me pagaría. Intercambiamos números. Este tipo llamó ayer, dijo que estaba listo para pagar, me dijo a dónde ir y mencionó que me haría otro pedido. Bien. Pero la historia se repitió, esta vez me quedé con una bolsa de papas y 4 botellas de gaseosa. Y hoy la historia se repitió UNA VEZ MÁS, y ahora tengo una caja de champú y 2 latas de pintura en mi auto. Ya me enganché con este sistema. Me pregunto cómo terminará todo esto. © Habitación № 6 / VK
  • Hacía mucho calor, el pronóstico prometía +32, pero salí para mi turno a las 6 de la mañana, y el termómetro había subido solo a 19 grados.
    Entró un pedido — 2 dólares por 8 kilómetros, una mujer de 35 años iba al trabajo:
    — ¿Podríamos cerrar las ventanas? Aún hace frío.
    Está bien. Cerré las ventanas. El recinto comenzó a calentarse, ya que el auto era como un acuario, las ventanas no estaban teñidas en absoluto.
    — ¿Podemos prender el aire?
    — Pero podríamos volver a abrir las ventanas.
    — Pero por las ventanas entra mucho aire. No quiero que me dé un resfrío.
    Bueno, como quiera. No pasaron ni 5 minutos y la señora abrió la ventana. La miré de forma curiosa:
    — ¿Apago el aire entonces?
    — No, no hace falta.
    — ¿Y entonces para qué abrió la ventana?
    — Hace mucho frío.
    Al final terminé apagando el aire y ella ni siquiera se dio cuenta. © Ex****Man / Pikabu
  • Un amigo trabajaba de taxista. Una vez se paró cerca de un restaurante haciendo fila con otros taxistas. Salió un hombre, fue al primer taxi y lo rechazaron. Fue al segundo y lo rechazaron de nuevo. Entonces empezó a acercarse al auto de mi amigo, pero él ya estaba en alerta. Se preguntaba a dónde quería ir ese señor que todos lo rechazaban. Y el hombre solo quería ir al otro lado de la calle. Tal vez perdió una apuesta o era algún tipo de capricho. Y mi amigo de repente aceptó, lo llevó al otro lado de la calle y, atención, al llevarlo: ¡el pasajero le dio 100 dólares! Oh, cómo se enfadaron entonces sus compañeros taxistas. © Alyona / Genial.guru
  • Un día llegó un auto, el conductor me mostró un cartel que decía que era sordomudo y un texto en el teléfono: “Por favor, ponga 5 estrellas”. Le hice un gesto como diciendo “vámonos” y luego veríamos. Durante el camino, le entró una videollamada, y este tipo, a una velocidad de 40 km por hora, en pleno tráfico de la ciudad, simplemente dejó el volante y comenzó a rapear, agitando activamente las manos. Esto sucedió dos veces durante el trayecto. Llegamos, me bajé del auto y me puse a calificar el viaje cuando de repente me llegaron 2 recibos. Resultó que mi emprendedor rapero, en un atasco de tránsito, encendió la espera, y por eso me cargaron 1,4 dólares de más. Después de quejarme en la aplicación, me enviaron un código promocional por 1,5 dólares, y así terminó la historia. © 1988renat / Pikabu
  • Una vez, mi novio me pidió un taxi desde el trabajo. Me envió un pantallazo con el número y el nombre del conductor; decía que llegaría Pedro. Llegó el auto, abrí la puerta y había una mujer al volante. Pregunté: “¿Pedro?”. Y ella por su parte preguntó: “¿José Luis?”. Nos reímos a carcajadas: olvidé que mi novio había pedido el taxi a su nombre y ella tampoco tuvo tiempo de cambiar el nombre del taxista anterior. © GulyashBinosh / Pikabu
  • Pedí un taxi y llegó un mensaje: “Un Mercedes dorado te está esperando”. ¡Oh, parecía que iba a viajar en un coche padrísimo! Salí y vi lo siguiente: había un Mercedes de los años 90, todo oxidado y destrozado. Y no era dorado en absoluto, sino de color popó de niño. Bueno, pensé que no pasaba nada, lo importante era que no se estropeara en el camino. Cuando estábamos por llegar, oímos el sonido de una sirena de policía: la patrulla venía justo detrás de nosotros y por el megáfono se escuchaba: “¡Conductor del Mercedes número tal, deténgase!”. Se detuvo justo al lado de mi casa. Le dije “¿Puedo irme?”, y él conductor dijo tímidamente: “Pero ¿al menos me pagarás?”. Así fue como viajé en un “Mercedes dorado”. © Anastasia Efremova / Genial.guru
  • Una vez tuvimos un incidente divertido. Mi madre y yo tomamos un taxi, salimos. En el camino, otro hombre se subió y se sentó adelante. Seguimos viajando. Un rato después, el sujeto de adelante pidió que el conductor se detuviera y dijo con una voz tranquila pero imponente: “Bueno, ahora todos con calma, sin pánico y sin movimientos innecesarios”. Mamá y yo tuvimos un susto tremendo, el conductor también se sorprendió, ¡y el hombre abrió la puerta silenciosamente y salió corriendo sin pagar! © Vera Muwahid / Facebook
  • Estuve en la fiesta de cumpleaños de una amiga en una ciudad vecina a 20 km de mi ciudad. Regresaba por la noche en un taxi y me puse a conversar con el taxista sobre su trabajo. El caso más memorable e icónico de su experiencia fue cuando hace 8 años, una mujer se subió y empezó a resolver la tarea de matemáticas de la hija del taxista de 11 años, salvándola de obtener una mala nota. Esa historia de la dama salvadora más tarde inspiró tanto a la niña que, deseando ser como ella, comenzó a estudiar activamente. Ahora esta pequeña está estudiando pedagogía y sueña con ser profesora de matemáticas. Y lo más sorprendente de esta historia es que yo era esa mujer que ayudó a su hija con las matemáticas. Nunca me sentí mejor en mi vida. © Habitación № 6 / VK
  • Entró un pedido bajo la tarifa “Infantil”. Tenía que ir a la ciudad vecina. Dos personas sordomudas se subieron con un niño: una chica y un señor, solo que el niño no era para nada sordomudo y se la pasó gritando a alto volumen todos los 50 km del camino. No pude pedir a los padres que lo calmaran. Ellos no lo escuchaban, así que no les importaba. © Nehavaikoleso / Pikabu
  • Trabajo de taxista. Una vez se subió un hombre en traje y con una maleta. Inmediatamente comenzó a gritar: “¡Ve detrás de ese auto, mantén la distancia, no lo pierdas!”. Tenía miedo, pero seguí manejando. Después de 5 minutos, me atreví a preguntar por qué íbamos tras él. El hombre de repente dijo: “Es mi jefe. ¡Me hizo enfadar tanto! Y desde pequeño quería subirme a un taxi y perseguir a alguien para divertirme. Así que decidí enfriar un poco el ardor después de un duro día de trabajo”. © Habitación № 6 / VK

¿Tienes alguna historia memorable de viajes en taxi que incluso los bardos envidiarían?

Imagen de portada Lyubov Usikova / Facebook

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