15 Personas que arruinaron el momento sin una pizca de vergüenza

Todos hemos vivido ese momento incómodo. Ese en el que alguien hace un comentario fuera de lugar y no sabes cómo reaccionar: Fingir una risa, hacer de cuenta que no escuchaste o simplemente esconder la cabeza. En ese preciso instante quisieras que la vida tuviera un botón de “reiniciar”. Bueno, lo que vas a leer a continuación es eso... pero elevado al máximo nivel. Reunimos varias historias tan incómodas, absurdas y socialmente desastrosas, que hacen que cruzarte con tu ex en la fila del banco parezca un plan relajante. Prepárate para sentir vergüenza ajena, reírte nerviosamente y pensar: “bueno, al menos no fui yo”.

• Dos mujeres jóvenes se acercaron a mi caja y charlaron incansablemente sobre algo. Cuando les pedí que introdujeran el código pin de la tarjeta para pagar, me ignoraron y siguieron charlando. Tenemos un tiempo asignado en nuestro sistema dentro del cual tienen que hacer el pago o de lo contrario habrá una cancelación. Volví a decir: “Disculpe, ¿podría introducir el número pin?”. No les gustó. Pero cuando una de ellas intentó introducir los codiciados números, la pantalla se quedó en blanco y se canceló el pago. Volví a pasarles la tarjeta, pero empezaron a gritar que les estaba cobrando otra vez. Les expliqué amablemente la situación. Entonces una dijo: “Eres una inculta. No me extraña que tengas que trabajar en un sitio así”. © Unknown author / Quora
• Cuando la esposa de mi hermano se enteró de que yo estaba embarazada, se llevó un disgusto tremendo, a pesar de que ya tenía dos hijas. La razón era que yo iba a tener un niño, y ellos querían un niño, pero no salió. Refunfuñó y habló entre dientes durante mucho tiempo. Pero el destino le respondió por mí, y cuatro años después tuvieron dos niñas gemelas. © Natalia / ADME

• Viajaba en minibús con un ligero dolor de cabeza. Subieron unos niños con su madre. Y empezó. Gritaban muy alto. Les pedí que bajaran el volumen, pero entonces apareció la madre con estas palabras: “Eres una mujer sin hijos, sin vida personal, no hay razón para callar a mis hijos”. No pude soportarlo y le dije: “Ya veo a quién se parecen los niños y quién los ha educado”. Ahora llevaré auriculares cuando vaya en transporte público. © Maria Smy / ADME
• Tengo una conocida que está obsesionada con su perro, casi lo besa entero. Una vez nos reunimos en la casa de campo. A mi hijo se le cayó accidentalmente un poco de aceite asiático picante, y el perro lamió el aceite, apenas podían arrastrarlo lejos. Por supuesto, el perro lo devolvió todo rápidamente. Entonces la dueña del perro empezó a gritarle a mi hijo. Después de eso no pude soportarlo y se lo dije todo. Nadie volvió a invitar a esta persona a las reuniones conjuntas. © Overheard / Ideer
• Cada vez que le digo a mi suegra que quiero hacer un regalo para mi esposo, enseguida me pide que se lo enseñe primero. Y luego, a escondidas, compra lo mismo y se lo regala antes que yo. Una vez no pudo adelantárseme, así que se puso desafiante delante de mí y mi marido y le dijo: “Vaya, mira que tu mujer y yo tenemos las mismas ideas. Vamos a guardar el de ella y, de momento, puedes usar mi regalo”. Es exasperante. Y después de todo esto, actúa como si no hubiera pasado nada.

• Tengo 4 hijos, todos se parecen a mí, pero nada a mi marido. Un amigo suyo empezó a incitarle a pensar que los niños no eran suyos sino hijos de mi amante. Me quedé de piedra, porque llevábamos 20 años juntos. Pero mi marido fue “generoso” y les hizo una prueba de ADN a todos. Resultó que los niños eran suyos. Pero luego me quedé aún más atónita cuando me dijo que la culpa era mía por semejante despilfarro de dinero, y no de una decisión suya o de su amigo. ¿Es así cómo funciona la crisis de los cuarenta, o no me di cuenta durante tantos años de que él era muy raro? © Overheard / Ideer
• Ayer le pedí a mi suegra que cuidara de mi hija unas horas mientras yo iba a una entrevista de trabajo. Todo iba bien hasta que llegué a casa. Entré y allí estaba la niña llorando histérica y levantando los brazos, y la abuela sostenía una galleta, pero no se la daba. Es como si estuviera entrenando a un perro. Me quedé flipando. Le dije: “¿Qué estás haciendo?”. Y mi suegra me dice con sorna: “Un niño debe tener voluntad, hay que enseñarle a tener paciencia. En nuestra época, las galletas solo se daban en fiestas”. Me enfadé con ella y le dije que solo le había pedido que cuidara de mi hija, no que la educara. Y menos con esos métodos. Por la noche se lo conté a mi esposo, que adora a nuestra niña. Entonces le dijo tal cosa a la madre que hasta yo me sentí avergonzada.

• Trabajaba en un call center. Hace un par de años, mi madre sufrió una hernia muy grave y tuvo que ser operada de urgencias. Tuve que correr para llegar al hospital cuando saliera de la operación. Un par de días después, volví al trabajo, todavía muy preocupado por la hospitalización de mi madre. Entonces, un hombre llamó porque tenía un problema con uno de sus canales deportivos y se molestó mucho. Me dijo: “¡Ni siquiera puedes ayudarme con mis deportes! ¡Espero que tus padres nunca necesiten que te encargues de ellos!”. Fue el momento más catártico que viví en ese trabajo, le conté exactamente lo que le había pasado a mi madre unos días antes. Le dije que era increíblemente grosero y que el hecho de que un canal no estuviera en su televisor no le daba derecho a tratarme como me estaba tratando. Luego le dije que su caso se iba a escalar a la oficina para su revisión por la mañana y colgué. Después fui al baño y lloré durante unos 20 minutos. © numbones / Reddit
• Una vez decidí hacer algo de ejercicio y empecé a buscar un gimnasio cerca de mi oficina para poder ir justo después del trabajo por la tarde. Llamé a uno de ellos y empecé a preguntar por el horario. La recepcionista me hablaba de clases de día: 11, 14, 16 horas. Le pregunto si hay clases después de las 18 horas. Me responde que no. Le pido disculpas y le digo que esa opción no me conviene. Y entonces se pone a gritarme al teléfono: “¡No tienes dinero y estás distrayendo a gente ocupada para nada!”. Me sorprende. Le pregunto por qué es así. Y ella continúa: “Tenemos un club decente para mujeres ricas y establecidas que pueden permitirse no trabajar. Y si tienes que trabajar hasta la noche, entonces eres una indigente”. © CatKate / ADME

• Cuando conocí a mi marido, mi suegra recogió unas hierbas del campo, las puso en la bañera y les echó agua caliente. Primero se tumbó ella en esa bañera, luego mi suegro en la misma agua, luego mi futuro marido y después su nieto. Me ofrecieron tumbarme allí también. Mi negativa les sorprendió mucho, porque esta planta trataba las articulaciones y era buena para la piel. ¿Es tan difícil adivinar que simplemente me daba asco? © Overheard / Ideer
• Mi abuela me contó cómo, cuando era joven, mi abuelo le prohibió rotundamente que se suscribiera a una revista de salud. Porque él llegaba a casa todas las noches y ella lloraba porque había leído sobre otra enfermedad que podía tener. © user8430051 / Pikabu
• Trabajo en un centro infantil. Organizamos un concurso para los niños. Ganó la niña que hizo el mejor dibujo. Le regalaron un pastel hecho a mano. Pero hubo una abuela descontenta que empezó a resentirse. Gritaba: “Solo nuestra niña merece un regalo”. Se puso furiosa. Al final exigió que le entregáramos el pastel de una tienda a su brillante nieta. Se lo entregamos a la niña en el recreo, en una oficina vacía. © Anónimo / Pikabu

• Tenía un lipoma en la nuca. Fui al cirujano por la tarde después del trabajo: un hombre normal, me lo explicó todo, me dio indicaciones para hacerme pruebas y para ir a un hospital cerca de mi casa. Me hice las pruebas. Se hicieron todos los procedimientos. Luego escribió una remisión a la policlínica para que me dieran un día más de baja después de la operación. Llegué por la mañana y había una mujer joven, no ese hombre.
  — ¿A qué te dedicas?
  — Trabajo en una oficina.
  — ¿Por qué te dan un día de baja si no haces un trabajo físico duro?
  — ¿Qué? En el hospital me lo dijeron.
  — No me importa lo que dijeron.
  — Voy a ver al supervisor ahora mismo. Usted no paga mi salario, y no es asunto suyo qué tipo de trabajo hago. Tengo puntos en la nuca.
  — De acuerdo. Quédate en casa hoy, vago. © Negligible / Pikabu
• Trabajaba en un restaurante italiano. Un hombre llamó y pidió 7 pizzas y bebidas. El repartidor fue a su casa. Al final, el teléfono del cliente no respondía, y había policía, ambulancia y bomberos fuera de su piso. Entendemos que el hombre “encargó” todos los servicios de la ciudad a su dirección. © Nadi / ADME

• Me casé hace poco. Le compré a mi suegra un regalo caro, con tarjeta de crédito. ¿Y qué te crees? Ella se lo revendió a algún familiar por la mitad de precio, y compró una imitación barata que se parecía a mi regalo. Nunca volveré a hacerle regalos. © Jadakaykay / Reddit
• Una vez un amigo estaba ahorrando dinero para la operación de su padre. Iba guardando el dinero en su mesita de noche. Y entonces, cuando ya estaba casi todo reunido, alguien le ofreció a su esposa un caro abrigo de piel con descuento. El final de la historia fue el divorcio. © Anxiety Pie / ADME

Si alguna vez pensaste que metiste la pata, tranquilo... podrías estar en esta lista:

• 26 Veces en que las personas metieron la pata y seguramente se sintieron como el Chavo del 8

Al fin y al cabo, cualquiera puede levantarse un buen día con los cables cruzados.