16 Historias que prueban que ser familia va más allá de la sangre

hace 5 horas

Muchos cuentos nos enseñan que los padrastros y madrastras son personajes fríos, distantes, incluso crueles. Pero la vida real, afortunadamente, tiene historias mucho más bonitas que contar. Este artículo reúne 16 relatos que demuestran que ser familia no siempre depende de la sangre, sino del amor, el compromiso y la forma en que alguien decide estar. Son historias de personas que llegaron “después”, pero que se quedaron para siempre.

Recuerdo exactamente el momento en que empecé a querer a mi madrastra. Era nuestra segunda semana conviviendo juntas, ella estaba sirviendo té y me pidió que le trajera un pastel casero. Yo, golosa, intenté llevarlo rápidamente a la cocina y se me cayó la crema en el pasillo. Mi madrastra salió al oír el ruido, lo miró todo y volvió a la cocina. Me dio escalofríos. Pero entró con dos vasos de té, nos sentamos en el suelo y nos comimos aquel delicioso pastel. Mi propia madre se metía conmigo con el menor detalle. La nueva esposa de mi padre me educó como a una hija nativa, siempre me rodeó de cariño, amor y calidez. © Overheard / Ideer
Soy madrastra y el hijo de mi marido solo acude a mí con todos sus problemas personales. Es triste. También le estoy enseñando a su padre a hablar con él. Por un lado, entiendo que es más fácil para mí: puedo ver desde fuera, y la responsabilidad es menor, así que es más fácil encontrar un lenguaje común cuando no eres responsable del niño 24/7. Pero sigue siendo triste. © Overheard / Ideer
En 8.º curso quería ser una estudiante excelente, pero no entendía las matemáticas. A menudo lloraba, y mi madre me tranquilizaba: “No te preocupes, ya se nos ocurrirá algo. Serás una alumna excelente”. Y lo más interesante es cómo se resolvió este problema: se casó con mi profesor de matemáticas. Mi padrastro me enseñaba la asignatura todas las tardes y siempre me la explicaba de tal manera que yo lo entendía todo. En general, me convertí en una estudiante excelente, me gradué en la escuela con una medalla y en la universidad se me daban bien las matemáticas gracias a mi padrastro. Así resolvió mi madre mis problemas de matemáticas. © No todo el mundo lo entenderá / VK

Soy padrastro de cuatro hijos adultos que me ven hacer feliz a su madre. Nos hemos hecho muy amigos, pero su padre también está por aquí, es un tipo estupendo. Por cierto, dos de las hijas de mi querida ya tienen sus propias hijas. Mis hijos ya no son pequeños, así que tenemos un grupo bastante grande y los queremos a todos. © Matelot67 / Reddit
La gente no se convierte necesariamente en familia por la sangre. Yo tuve un padrastro cuando tenía 17 años, y también tengo un hermano y una hermana. Ahora tengo 32, y hemos pasado por tantas cosas en los últimos 15 años que está claro: el hombre ha puesto su corazón en nosotros. Le queremos mucho. © Overheard / Ideer
Mi madre se separó de mi padre y se juntó con su novio del instituto cuando yo cumplí cuatro años. Recuerdo muy bien mi primera infancia. A los pocos meses de vivir juntos, de repente me volví hacia mi padrastro y le dije: “Papá, ¿puedes darme esto?”. No podía alcanzar algo. Mi padrastro dijo después que lloró, porque nadie me había pedido que le llamara papá. Y yo decidí que él era mi padre. ¡Y lo ha sido desde entonces! Ni siquiera pienso en mi padre biológico. Mi nuevo papá fue a mis eventos escolares, me presentó a su familia, presumió de mí, me enseñó sobre la vida y me ayudó a mantenerme en el buen camino, y ahora me está enseñando a conducir. Lloro cuando pienso en el hecho de que tenía 25 años y le gustaban las fiestas, y luego estábamos mi madre y yo. Nos cambió la vida. Consiguió un trabajo estable, una casa, montó su propia empresa, se convirtió en un gran éxito. Muchos hombres no renunciarían a su estilo de vida por una mujer con un hijo. © OhSoInfinitesimal / Reddit
No estoy pidiendo el amor de mi padrastro, porque no estoy emparentada con él, tengo un padre biológico. Pero me trataba muy bien, a menudo me ponía como ejemplo. Eso me basta. Ahora yo misma me he convertido en madrastra, trato muy bien al hijo de mi marido, pero no voy a sustituir a su madre. Solo le apoyaré, si es necesario, le daré algunos consejos, le ayudaré. No me da igual lo que le pase en la vida. © Elena Smirnova / VK

Mis padres se divorciaron cuando yo tenía 4 años. Papá abandonó a la familia y se casó con otra mujer. No crecí con una personalidad inferior y con traumas psicológicos. Mi padre pasaba mucho tiempo conmigo, mi madrastra era genial, me quería mucho, inventaba todo tipo de entretenimientos solo para nosotros dos con mi padre. Quiero mucho a mi hermanastro y a mi hermanastra de ese lado. Crecí en un ambiente sano, de amor y acogedor, ¡y eso es lo más importante! © Overheard / Ideer
Cuando tenía 8 años, mi madre se casó por segunda vez. Me llevé muy mal con mi padrastro. Era simpático, pero la sola idea de que ocupara el lugar de papá me volvía loca. Mamá estaba dividida entre nosotros. No fue hasta los 10 años cuando se produjo el punto de inflexión, cuando se presentó en el colegio y me defendió ante el profesor. Empecé a ignorarle menos a menudo, acepté salir a pasear juntos un par de veces. Ese mismo año, en su cumpleaños, le hice un regalo por primera vez: le di un sobre con una tarjeta. Y en la tarjeta escribí solo dos palabras: “¿Me adoptarías?”. Fue la primera vez que vi a un hombre adulto llorar abrazando el hombro de una niña. Al cabo de un mes, se convirtió en mi padre, y más tarde en mi papá. © No todo el mundo lo entenderá / VK
Nunca me llevé bien con mi madrastra. Tenía 13 años cuando mi padre la conoció. No la aceptaba y la alejaba de todas las maneras posibles. A los 19 me aficioné a la pintura. El día de mi 20 cumpleaños me preparó una sorpresa: ¡reunió a todos mis amigos, parientes y conocidos y organizó una exposición de mis obras en su galería! Me quedé encantada y se me derritió el corazón. © Cámara 6 / VK

Cuando estaba en el colegio, mi padre se casó con la mujer con la que engañó a mi madre. Yo era una adolescente irritable y bastante fría con mi madrastra. Pasó un año. Mi padre me llevaba al aeropuerto (yo me iba a estudiar) y mi madrastra se ausentó del trabajo para darme un paquete para el viaje. Me abrazó y me dijo que estaba orgullosa, luego se dio la vuelta y vi lágrimas en sus ojos. En ese momento me di cuenta de que no era mala persona, aunque mi padre y ella hubieran hecho cosas malas. Nuestra relación mejoró mucho después de aquello, ahora es como una segunda madre para mí. © OldSaintNickCage / Reddit
Toda mi vida soñé con tener una hermana gemela. Cuando tenía 14 años, mis padres se divorciaron y mi padre se casó con una mujer que tenía una hija de mi edad. Mi madrastra nos compraba a su hija y a mí la misma ropa. Lo curioso es que también tenemos los mismos nombres. Un día fuimos al salón de belleza con ella y la esteticista le preguntó: “¿Son gemelas? ¿Cómo se llaman?”. Mi madrastra contestó. La mujer se quedó pasmada: “¿Por qué se llaman igual?”. Y entonces mi madrastra soltó despreocupada: “Para no confundirnos”. © Overheard / Ideer
Una conocida mía es de familia acomodada. Un tipo que le dobla la edad, viudo y con hijos, empezó a cortejarla. Ella se reía, le llamaba viejo sin dinero. Pero un día se le acercó con sus tres hijos pequeños. Ella vio a los pequeños y algo en su corazón hizo clic. Por esos niños, aceptó casarse con él. Y dio a luz a tres más. Apoyó a su marido, él montó su propio negocio, se buscó la vida. Crio a esos niños como si fueran suyos, la adoran. Y su esposo la adora. © Overheard / Ideer

Mi padre era un hombre muy influyente. Era estricto no solo en el trabajo, sino también con su familia y sus seres queridos. Cuando yo tenía 3 años, mi madre quería dejarle. Entonces mi padre dijo que nunca me entregaría a ella. Mamá lo superó y se fue. Me llamaba una vez a la semana, me enviaba regalos. Pero después solo la vi a los 18 años, cuando fui a conocerla. Fue entonces cuando me enteré de la historia. Mi madre esperaba que sintiera pena por ella, pero yo no podía sentir pena por ella. Porque yo ya tenía una madre. O mejor dicho, una madrastra. Ella también, después de un par de años de relación, quiso dejar a mi padre. Y mi padre le prohibió terminantemente acercarse a mí si realmente se iba. No tenía ningún derecho sobre mí, pero decidió quedarse por mí. Mi madrastra se convirtió en la madre más cariñosa, amable y gentil del mundo. Socializaba mucho conmigo, salía y jugaba conmigo. Siempre intentaba protegerme, asumir cualquier culpa. Pero yo sabía que ella y mi padre incluso dormían en habitaciones vecinas. Cuando cumplí 18 años, se divorció de mi padre y nos fuimos a vivir juntas a su piso de una habitación. Y fuimos felices. Así que no puedo sentir lástima por mi madre biológica, que eligió su vida en vez de la mía. © Cámara 6 / VK
Mi familia no es como las demás. Tengo dos mamás y dos papás. El caso es que mis padres se divorciaron cuando yo tenía 13 años. Se separaron pacíficamente, simplemente decidieron que no se querían y que no querían sufrir. Después del divorcio, cada uno de ellos conoció a su media naranja. El segundo matrimonio funcionó bien para ambos padres. Al mismo tiempo, mi madrastra y mi padrastro me tratan con amor y cariño, al igual que mis padres. Y sé a ciencia cierta que puedo identificarme con todos los “padres”. Ahora yo también soy madre y estoy muy agradecida de que hayan creado un ambiente familiar tan cálido a pesar de todas las dificultades. © No todo el mundo lo entenderá / VK
Mis padres se divorciaron cuando yo tenía 14 años, pero se separaron amistosamente, sin dramas. Yo tenía edad suficiente para entenderlo todo, y juntos tomamos una decisión sobre con quién iba a vivir. Mamá empezó a vivir con un hombre después de un tiempo. Yo me quedé con mi padre, ahora vivimos juntos con mi madrastra. Me gusta todo, mi madrastra es una gran mujer. Nos comunicamos bien con mi madre, viene a menudo, me ayuda con el dinero, me compra ropa. Su hombre tampoco está mal. Es tan molesto cuando los extraños empiezan a decirle a mi madre: “¿Qué clase de madre eres? Eres capaz de abandonar a tu hija”. Y yo vivo una vida maravillosa, tengo una buena relación con mis padres. Pero la gente de fuera, por supuesto, lo sabe mejor. © Cámara 6 / VK

Cada historia aquí compartida es un recordatorio de que el amor no siempre sigue los caminos tradicionales. A veces, llega de quien menos esperábamos, en el momento justo y con la fuerza de quien elige quedarse, sin obligación ni herencia genética. Quédate para leer una recopilación de casos en los que una amistad logró superar el implacable paso del tiempo: