Es lindo pasar el rato con familiares o amigos, pero hacerlo en nuestra casa puede conllevar ciertos desafíos, especialmente si alguno de los invitados tiene un sentido un tanto particular de lo que es apropiado hacer en casas ajenas.
¿Alguna vez has vivido una experiencia desagradable recibiendo una visita o siendo tú un invitado en la casa de alguien?
- Un tío de fuera de la ciudad quedó viudo, se casó de nuevo y nos vino a visitar con su esposa. Mi mamá les dio mi dormitorio porque mi cama es de dos plazas. En fin, yo tenía un perfume Dolce Vita de Dior sellado en el clóset para cuando se me acabara el que estaba usando, y me había costado mucho encontrarlo porque estaba discontinuado. Al día siguiente, le pregunté a la esposa de mi tío qué perfume usaba porque se parecía al mío y me dijo: “No tengo idea, es uno que estaba guardado en el clóset, pensé que no lo querías, por algo estaba ahí sellado”. © Bernardita Andrea Loyola Solís / Facebook
- Una supuesta amiga llegó de sorpresa a visitarme. Traía una mochila y me robó unas botas nuevas que me acababan de comprar y que estaban en el clóset de mi cuarto. Su visita fue de 10 minutos máximo. Días después, la visité en su trabajo sin avisarle, se puso muy nerviosa y, oh, sorpresa, traía mis botas nuevas. Le pregunté si esas eran mis botas, pero lo negó sin pena. Decidí irme. Me dio tristeza saber que me había robado. © Tania Gallardo / Facebook
- Mi padrastro nos iba a llevar a un balneario y me había comprado un traje de baño muy bonito. Unos días antes, una “amiga” me fue a visitar y charlamos, la invité a comer a mi casa, vimos una película, etc. Le enseñé mi traje de baño porque estaba muy emocionada, ya que nunca había ido a un balneario con mi familia. Me dijo que tenía que irse y pasé al baño para después acompañarla al metro. Ya era tarde. Cuando regresé de ir a dejarla, estaba preparando mi mochila para el siguiente día, y, oh, sorpresa, la mitad de mi traje había desaparecido, solo estaba el top. Lo busqué como loca, la llamé y jamás contestó. La muy desgraciada me lo había robado y ya no podía hacer nada, pues era tarde y nos íbamos al balneario a las 6 a. m. Lloré mucho y no me quedó más que irme con un short horrible y mi top. © Lain Lullaby / Facebook
- Un día, la chica que me cuidaba (mi niñera) fue a mi casa y pidió pasar por el baño. Mi abuelita la dejó entrar porque la conocía, pero ella ya no me cuidaba desde hacía meses. Cuando yo iba llegando a casa, me la encontré en la entrada y se fue rápido, agarró su bolsa y se fue. Se me hizo raro que solo se hubiera despedido apenas me vio, pero cuando entré a mi cuarto vi que no estaban mis accesorios tipo diademas, mis pulseras y mis pinturitas. Bueno, le pregunté a mi abuela: “Abuelita, ¿dónde puso mis cosas?”. “No agarré nada, hija”. Yo: “Dios mío, ¡esta chica me robó mis cosas!”. Y sí, efectivamente, se las había llevado, ¡lo confirmé cuando me la encontré en el mercado con mis cosas PUESTAS! © Debby Arévalo / Facebook
- Bueno, no fue en mi casa y pasó hace como 17 años, fue en la casa de mi amiga. Una cuadra antes de llegar a verla, pasé por el cajero automático y saqué dinero porque tenía que cargar gasolina, pero decidí ir directo a su casa y cargar gasolina después. Al salir de su casa ya no tenía el dinero en mi bolso, fue muy obvio que había sido ella, pues en su casa solo estábamos ella y yo, muy seguramente pasó cuando fui al baño. No le dije nada porque me dio vergüenza ajena, pero nunca más volví a salir con ella. © Mayra de Bray / Facebook
- Una conocida se quedó a dormir en mi casa cuando fui de vacaciones a ver a mi papá y se puso a hablar por teléfono toda la noche en una llamada de larga distancia. Como a la semana, regresó cuando yo no estaba, alegando que se le había olvidado su maleta, y mi padre la dejó entrar a mi cuarto. La mujer tomó una maleta mía, la llenó, y sabrá Dios qué tanto se llevó, pues había cosas en mi cuarto que eran de mi familia. Y después me llegó la cuenta carísima de teléfono. © Noche Con Bruma / Facebook
- Un estilista fue a mi casa a arreglar mi cabello. Cuando fui al baño y regresé, él estaba revisando las alacenas de la cocina, diciendo que para qué quería tanta despensa si solo éramos mi hijo y yo. Y empezó a sacar cosas mientras decía: “Me falta esto y esto”. Después hice como que limpiaba la cocina y regresé todas las cosas a mi despensa. © Yesica Ulloa / Facebook
- Mi mamá tenía su taller de costura en casa. Un día, vino una clienta, mi mamá le tomó las medidas y se fue al baño, dejando a la señora en la sala, donde había una laptop de mi hermana. Cuando mi mamá salió del baño, la señora le dijo que volvería más tarde. Mientras salía de la casa, mi mamá se dio cuenta de que la laptop ya no estaba, así que gritó y yo salí corriendo a detener a la señora. La alcancé, junto con mi mamá le revisamos el bolso y ahí estaba la laptop. Entonces también salió mi papá, pero en vez de agarrar a la señora, me “atrapó” a mí (él usa anteojos y había bajado sin ellos). Luego sí la detuvo a ella y la llevó a la comisaría. © Angella Helguero / Facebook
- En una ocasión, contraté a una jovencita muy guapa para que me ayudara en casa. Vivía con nosotros y de pronto empecé a notar que se ponía mi ropa. Al principio pensé que tenía una prenda igual, que no podía ser MI ROPA, pero efectivamente tomaba las cosas de mi clóset y las usaba. © Sara Salazar / Facebook
- Una chica pasó a mi baño y prendió el cepillo dental eléctrico. Cuando no lo supo apagar, le clavó las uñas por todos lados buscando el Off. Éramos 8 damas y 2 caballeros jugando a las cartas, pero solo ella tenía semejantes uñas, así que nunca se lo dije, pero siempre supe que haba sido ella. © Bea Oxandabarat / Facebook
- Un día, llegué con una conocida a casa, veníamos de la escuela y me pidió un vaso de agua. Le contesté: “Solo deja que lleve mi mochila a mi cuarto”. En lo que fui y vine, ella había entrado en mi casa y mi mamá me preguntó quién era. Le dije que era Sara, que solo había pasado a tomar agua, y mi mamá me dijo: “¿Escuchaste?”. Era el sonido de una puerta. Bajamos y la chica ya ni el agua quiso, salió muy apurada, diciendo que se le hacía tarde. Mi mamá dijo: “Mira la vitrina”. Se había robado unos platos hondos que ella acababa de comprar. Me dio tanta pena por mamá y desde entonces desconfío de todo el mundo. © Marisa Rios Reynoso / Facebook
- Recibía muy seguido a una amiga en casa hasta que comenzó a perderse mucha ropa, hasta la interior. Cuando sospeché que era ella, fui a su casa cuando no estaba, me abrió su papá. Fui derechito a su cuarto y la muy descarada tenía en el primer cajón hasta mis calcetines, y su clóset estaba lleno de mis cosas. Las enrollé y dije a su padre: “Dígale a fulanita que vine por las cosas que me robó”. Y nunca más la recibí. © Silvia Orellana / Facebook
- Cuando una tía vino a visitarme, me robó ropa y otros accesorios de mi clóset. Ni me di cuenta la primera vez. Lo más gracioso fue que al poco tiempo vi a mi prima con una de mis blusas favoritas en su perfil de Facebook. ¡De película! © Yamile Duran / Facebook
Bono: Una de nuestras lectoras contó su punto de vista desde el otro lado de la experiencia
- Yo hurgo en la cartera de mis amigas. Mientras hablamos en la sala, si tienen el bolso cerca, sin darme cuenta y sutilmente, comienzo a revisar y sacar cada cosita, ver el maquillaje, oler el perfume, revisar los carnés, las cédulas. NO ME ROBO NADA, solo miro, como una niña curiosa. Es que llevamos tantas cosas en un bolso, ¡nunca sabe una qué se va a encontrar! CADA CARTERA ES UN MUNDO, es como una manía. Mi amiga Marilyn, que me conoce creo que desde el kínder, me dice: “Toma, aquí está la cartera”. Es como una manía extraña, pero solo con mis mejores amigas, que son muy de confianza. No siento esa curiosidad con nadie más, solo con ellas, con mi mami, mi hermana... Mi hermana se molesta mucho, pero ya lo acepta, siempre dice: “Te dejo porque tú me dejas llevarme tu ropa”. A ella sí le quito los labiales, cremas, maquillaje (porque ella me roba las mejores prendas de ropa del clóset y sandalias a mis espaldas y no me devuelve nunca nada). Cuando me visita, sé que algo se llevará, siempre le digo: “¿Por qué no me dices?”, y me contesta: “Porque me vas a decir que NO”. Y es cierto, así que parece que es mi culpa el hecho de que me robe. © Yegly Porta Castillo / Facebook
Ten en cuenta: este artículo se actualizó en febrero de 2023 para corregir el material de respaldo y las inexactitudes fácticas.