16 Entrevistas de trabajo que pondrían a cualquiera a buscar la cámara oculta

Historias
hace 1 año

Son muy pocos los afortunados que pueden subsistir sin trabajar. La mayoría de los mortales tenemos que ganarnos la vida, y, por lo general, para que eso suceda, primero debemos pasar exitosamente una entrevista de trabajo. Muchas veces nos ponemos nerviosos, ya que es como un examen que hay que superar. Y sucede que, en la búsqueda del candidato perfecto, algunos entrevistadores dejan a los solicitantes completamente estupefactos con sus preguntas.

  • Me estaba postulando para el cargo de contador general en una reconocida empresa. Me hicieron la siguiente pregunta: “¿Cuánto es dos más dos?”. Mi respuesta fue: “¿Cuánto quiere usted que sea?”. Llevo 40 años en el cargo. © Papa Harley / Facebook
  • Me preguntaron cuántos hijos tenía y respondí que uno. Entonces me dijeron: “El trabajo será suyo solo si trae un certificado que diga que está operada y no puede tener más”. © Laddy Naranjo / Facebook
  • Viajé cuatro horas hasta Valencia a una entrevista para una empresa alemana de mantenimientos mecánicos. Una de las preguntas fue: “¿De qué color es su ropa interior?”. Estaban la de recursos humanos, un supervisor y un subdirector. Más tarde, pregunté: “¿Por qué ese tipo de pregunta?”. Y la que me había hecho el examen psicotécnico me dijo que aquel que era capaz de responder sin mirarse, era capaz de cualquier cosa. © Luis Clara / Facebook
  • Me dijeron: “Si usted trabaja para nosotros y le contrato a una persona para su área, pero resulta que no es la adecuada y usted pide la baja, luego le contrato a otra y resulta que tampoco es la adecuada, ¿qué haría?”. Le respondí: “La despediría a usted, porque su trabajo es precisamente la selección del personal”. © Arnold Reynoso / Facebook
  • A mí me preguntaron si me reía de los chistes que hacían mis amigos. Obviamente, dije que sí, y me sonreí. Entonces me dijeron que no podían darle el trabajo a alguien que no se tomaba nada en serio. © Yadialexis Insuasty / Facebook
  • Me han hecho varias: “¿Piensas tener más hijos?” (tengo 50 años). “¿Cómo te ves de aquí a diez años?” (yo pensé, “con 60 años”, pero no le dije eso, obvio). “¿Tienes casa propia? ¿Tienes marido? ¿Te gustan las personas? ¿Qué harías por este puesto de trabajo?”. © Carmina Luengo Rodriguez / Facebook
  • Si me gustaba el café. Le dije que sí, y me preguntó si era yo quien lo hacía en casa. Dije que no, que me gustaba que alguien más lo hiciera, y acto seguido me dijo: “¿Entonces no eres independiente?”. Le respondí: “Eso no fue lo que usted me preguntó, sino si me gustaba hacer café. En mi trabajo no dependo de nadie por mi experiencia, bla, bla”, y conseguí el puesto. © Oreibys Chaviano / Facebook
  • Una vez, fui a una entrevista y el gerente general me preguntó cuánto pesaba un volcán cercano a ese lugar. Le respondí que para eso necesitaba datos previos, y me dijo que no, que le respondiera en el momento. Creo que fue por eso por lo que no me consideró para el puesto. © Manuel Alvarenga / Facebook
  • Era estudiante. Fui a una entrevista para trabajar medio turno en una tintorería y me preguntaron: “¿Cuántas personas viven en tu estado, en tu ciudad, en tu país? ¿Y cuántas viven en el mundo?”. Parece que se preocupaba por ese dato para entregar y recibir ropa. © Lucy Sánchez / Facebook
  • Para trabajar en un cine, la que me estaba entrevistando preguntó: “¿Del 1 al 10, cómo calificas la relación que tienes con tu madre?”. Y me quedé pensando un buen rato, porque no sabía cómo decirle que es por ella que voy a terapia. Al final, dije que un 8 o 9, pensando que quedaría ahí, ¡pero no! Su siguiente pregunta fue: “¿Y por qué no un 10?”. Contesté: “Pues porque supongo que hay mejores relaciones que la mía”. No me contrataron. © Kenya H. Estrada / Facebook
  • Una vez, me preguntaron si, cuando viajaba en autobús, iba contando los autos de un color determinado. Les dije que no para que no pensaran que estaba loca. Pero parece que tenía que decir que sí. No me llamaron más. © Mirla Soto / Facebook
  • En mi entrevista me dieron un reloj analógico, no digital, me dijeron que lo mirara y revisara muy bien. Yo miré la marca, el tamaño, todas las letras, el modelo, la correa y todo. Tres minutos después, me lo sacaron y me preguntaron: “¿Qué hora marcaba el reloj?”. Fue lo primero que yo había mirado, porque marcaba una hora diferente a la real. Obtuve el puesto. © Guadalupe Chávez González / Facebook

Bono: a veces, lo llamativo no es la pregunta, sino la respuesta o la reacción a ella

  • En una entrevista me preguntaron “¿Qué sabe hacer?”, a lo que respondí sin dudar: “¡Sé hacer caso!”. © Orlando Casadiego / Facebook
  • El jefe me preguntó: “¿Cuánto quieres ganar?”. Mi respuesta fue: “No sé, vea mi forma de trabajar y usted dígame”. Me respondió que me pagaría el sueldo mínimo, pero me terminó pagando 3 veces el sueldo mínimo, y ya llevo 33 años trabajando para su empresa. Excelente persona. © Doñita Alvarez / Facebook
  • Una vez, me tocó un hombre al que no le entendí ni papa durante toda la entrevista. Hablaba muuuy rápido, y por más que le pidiera que lo hiciera más despacio, nunca le entendí nada, así que le dije que muchas gracias y me fui. Era un buen trabajo. © Irlanda Barrón / Facebook
  • Después de una entrevista larga, cuando ya estaba abriendo la puerta para marcharme, el psicólogo me preguntó: “Inés, ¿tú eres muy despistada?”. Yo contesté que para nada, y me dijo: “Llévate el bolso que te estás olvidando...”. © Inés Martín / Facebook

Ir a una entrevista laboral puede poner a prueba nuestros nervios, pero sí, además te encuentras ante preguntas como los de las historias anteriores, dan más ganas de volver a casa y hacerse bolita bajo una buena cobija, que quedarse para lidiar con semejante panorama. Después de ver la situación llega la pregunta del millón: “si el entrevistador es así, ¿Cómo será el jefe?”

Imagen de portada Mirla Soto / Facebook

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