17 Personas que se fueron de vacaciones y volvieron con historias para contar por años

Historias
hace 5 horas

¿Quién no ha soñado con unas vacaciones perfectas? Sol, descanso, buena comida y cero preocupaciones... pero la realidad a veces tiene otros planes. Porque no importa cuánto se organice, hay cosas que simplemente pasan. Desde encuentros inesperados hasta malentendidos de película, estas 17 personas vivieron momentos tan curiosos en sus vacaciones que no podían guardárselos solo para ellas.

  • Fui con mi madre a Túnez: Yo tenía 18 años, ella 40. A un comerciante del mercado le gustó mucho mi madre. Me llevó a un lado y explicó con gestos que estaba dispuesto a regalarme una chaqueta y darme, además, 12 camellos, si mi madre se quedaba a vivir con él. Yo simplemente le solté: “¡Hay muchos camellos, pero solo tengo una mamá! No estoy dispuesto a separarme de ella ni siquiera por un obsequio tan bueno. Además, mi padre se opondrá también”.
  • Tuve un romance de vacaciones en la costa sur. Fui con ella a verlo todo al rededor, visitamos muchos lugares y decidimos darnos un paseo en una barca. Ojalá no lo hubiéramos hecho, porque no me di cuenta de que el mar no es como un río en absoluto. Tardamos 20 minutos en llegar hasta la boya y ¡hora y media de vuelta! Las olas no nos dejaban acercarnos a la orilla. Maldije esa barca. No solo me pasé del tiempo límite por la barca, sino que además tuve tantos problemas con los remos que, cuando llegamos a la orilla, simplemente acompañé a la mujer hasta su habitación y me fui a acostar: ya había tenido suficientes aventuras por ese día. © Overheard / Ideer
  • Una vecina me contó que se fue a Grecia con su hija pequeña y su esposa. Pasaron 12 días de 14 en una habitación en cuarentena porque su hija tuvo varicela. © Confusión / ADME
  • Alquilamos un alojamiento en vacaciones. La casera parecía amable, incluso daba bicicletas gratis a los residentes. Pero una noche decidimos hacer una barbacoa y le pedimos una parrilla. Ya estaba bastante destartalada: en algunos sitios aún se veía el color del acero entre el hollín, pero quedaban muy pocos lugares limpios. Freímos kebab y fui a lavar la rejilla. La fregué con todas mis fuerzas. Y entonces pasó la casera, vio la rejilla y empezó a lamentarse de que la habíamos estropeado. Me quedé de piedra ante lo absurdo de la situación porque la casera incluso nos pidió una nueva. Su empleada vino, me llevó aparte, tomó la rejilla y me dijo que todo estaba bien. © Hasselhoff / Pikabu
  • Para nuestro aniversario de boda, mi marido y yo íbamos a ir de vacaciones a un hotel de 5 estrellas y a jugar al golf. Nos dijeron que había un error en la reserva y nos llevaron a una habitación con una cama grande, pero sin nevera ni otros servicios de pago. Tras una hora de discusiones, por fin nos pusieron en una suite. Y eso no es todo. Llamamos para pedir la cena en la habitación. Yo tengo restricciones de alimentación, así que preguntamos con antelación si era posible tener ese tipo de comida y nos dijeron que sí. Al cabo de un rato el mesero nos dijo: “Lo sentimos, no podemos ayudarlos”.
    Cuando quisimos irnos a la cama, unos niños estaban dando un concierto detrás de la pared. Su padre nos dijo que no les iba a pedir que pararan. Al final, a las 4.30 de la mañana, ya estábamos en otro hotel. ¡Qué buen comienzo de vacaciones! © Jennifer Klim / Quora
  • En una de nuestras vacaciones estábamos en un yate con una mujer de edad avanzada entre los pasajeros. Me acerqué a la escalera de baño y oí a la mujer preguntar a mi esposa de dónde veníamos, qué habíamos visto, cómo estábamos disfrutando de nuestras vacaciones. En fin, me quedé escuchando. Entonces la señora le hizo una pregunta a mi mujer:
    — ¿Cuántos años tu marido es mayor que tú?
    Para dar un poco de contexto: Soy 10 años mayor. A mi mujer tampoco le gusta mucho que los desconocidos le hagan preguntas inapropiadas, así que dijo:
    — No es ningún marido. Estoy con él por el dinero.
    Un poco después le pregunté a mi esposa por qué había dicho eso. Ella me dijo:
    — ¿Y qué? Me importa un bledo, y ahora la señora tiene suficientes chismes para compartir con sus vecinos durante un mes. © CIDR / Pikabu
  • En Indonesia, cenamos en un restaurante local. Los platillos eran verduras frescas y nos olvidamos de todas las advertencias de que bajo ningún concepto debíamos beber agua del grifo. Y, por supuesto, las verduras frescas suelen lavarse con agua del grifo. Hacia la noche, primero mis hermanas y luego mi madre y mi padre se sintieron mal.
    Yo, en cambio, me encontraba bien y al día siguiente decidí nadar y cruzar 250 veces la piscina de 20 metros para recorrer 5000 metros. Pero hacía mucho calor y me había olvidado de ponerme crema solar mientras nadaba bajo el sol abrasador. Cuando volví a mi habitación, mis padres me gritaron: “¡Tu espalda! ¡Estás rojo como una gamba!”. No solo me había quemado, sino que también empecé a sentirme muy enfermo, por causa de la insolación. © Thomas Cayne / Quora
  • Volamos a Chipre. Viajamos de Larnaca a Pafos durante 2,5 horas por la noche, con un calor de 30 grados, en un autobús con el aire acondicionado estropeado. Y aun así, el encargado sugirió darle una propina al conductor por cada pasajero, nos dijo que era una tradición. © Yrten1966 / ADME
  • Hace un par de meses viajamos a México. Elegimos un hotel con excelentes opiniones y al precio justo. Ya imaginábamos cómo nos tumbaríamos en la playa a tomar el sol. Pues, la lluvia interrumpió nuestros planes. Llovía todos los días. Y no eran ligeras gotas refrescantes, sino verdaderos chaparrones. El problema era que había alquilado una habitación económica, en la que se suponía que solo pasaríamos la noche, así que ni siquiera teníamos balcón. Conclusión: sentarse en una oscura habitación de hotel en México no es nada divertido. © Bart Crunk / Quora
  • Una vez unos conocidos nos invitaron a pasar juntos unas vacaciones en un país en el que ellos ya habían estado y nosotros aún no. Todo nos lo habían pintado como “se lo enseñaremos todo, se lo contaremos todo: qué visitar, dónde hay cosas interesantes”. Aceptamos. Llegamos, y resultó que para ellos “interesante” era pasar el tiempo en centros comerciales de 10 plantas, y en los intervalos “asarse” en la playa. Y solo hablaban de dónde podían comer mejor. Era un país con miles de años de historia, arquitectura impresionante, templos y museos. No pudimos soportarlo después de un par de días y decidimos hacerlo todo por nuestra cuenta. Después nos soltaron tantos insultos que supuestamente rompimos el acuerdo que teníamos. © Anxiety Cake / ADME
  • Hace 19 años decidí ir a Italia con 3 amigos. Llegamos a una granja toscana y pasamos allí la noche. Todos pagamos lo mismo y nos dieron habitaciones con diferentes comodidades. ¿Adivina quién durmió en una habitación fría, con chinches y camas chirriantes casi sin mantas? © Janet Reedman / Quora
  • Unos conocidos me contaron esta historia. Una pareja -Sergio y Marina- en su hotel. Pasaron todas las vacaciones divirtiéndose con los animadores y yendo a la playa. Un mes después, Sergio volvió al hotel. Uno de los animadores lo vio en el vestíbulo y le gritó alegremente: “¡Hola! ¿Dónde está Marina?”. Y entonces resulta que junto a Sergio estaba su sorprendidísima esposa. Este hombre ingenuo primero se llevó a su amante de vacaciones, y luego llevó a su mujer al mismo hotel. Y ni siquiera pensó que ahí todo el mundo lo conocía y se acordaba de él. © Overheard / Ideer
  • Una cascada de agua nos cayó a mi esposo y a mí este agosto después de apagar el aire acondicionado en una habitación de hotel de lujo de 2 dormitorios con 2 baños, sauna, chimenea, cafetera y una terraza enorme... Por suerte, justo antes tuve la repentina necesidad de quitar mi nueva cámara digital de la mesita, donde cayó la mayor parte del torrente de agua. © C est La Vie Lily / ADME
  • Durante unas vacaciones en Turquía, adquirí la costumbre de nadar por la mañana, a las 7-8 de la mañana. Y así nadé un día: peces, arena, conchas... Pero entonces decidí ver qué había a mi alrededor. Giro la cabeza y ¡veo una enorme tortuga marina! Fue una locura, la miré, me miró, y al segundo siguiente me puse a nadar hacia la orilla. No sé de qué tenía miedo en ese momento (a la tortuga, obviamente, yo le daba igual), pero nunca había nadado tan rápido. © Overheard / Ideer
  • Hace 10 años, tras un divorcio difícil, una conocida se fue a Turquía y allí se “enredó” con un joven animador. Cuando volvió, se dio cuenta de que estaba embarazada. Decidió dar a luz. Informó al “papi” y este la bloqueó en todas partes. Ella se rio y lo olvidó. El bebé salió superinteligente, sano y muy guapo: una copia de papá. Y hace un año, el padre del bebé se puso en contacto. Resulta que él se casó y tuvo una hija. Y ese sentimiento de amor y cariño por la niña, que se despertó en él, le hizo acordarse de su hijo no deseado e ilegítimo, pero aun así primogénito. El chico le dijo que quería conocer a su hijo. Suena extraño, pero empezaron a comunicarse, y con su esposa también (no le ocultó este detalle de su vida), y los cónyuges invitaron a mi conocida con su hijo a visitarlos. El viaje salió bien, al contrario de lo que se temía, no hubo ninguna incomodidad. Y mi conocida le gustó al padre del joven (viudo desde hace 5 años). Empezó a cortejar a la “ex” de su hijo, y a este no le importó. En fin, mi amiga se casa con el abuelo de su hijo. ¡Tachán! © Caramel / VK
  • Hace unos años fuimos de vacaciones al mar con unos amigos. En el hotel, en el patio, había unas bicicletas. Pregunté si podíamos alquilarlas. Me dijeron que por supuesto y me dieron el precio por hora. Me di cuenta de que la bicicleta tenía con una rueda pinchada y pregunté dónde podía conseguir una bomba. Me dijeron que no tenían bomba, pero que podía ir a una tienda y comprar una. ¿Podrían decirme al menos la dirección? Obtuve como respuesta: “Si lo necesitas, búscalo tú mismo”. Al final, 5 personas que estaban dispuestas a alquilar 5 bicicletas durante 2-3 horas se fueron al mar. No sé ni cuántas estrellas dar por el “servicio”. © DenimDef / Pikabu
  • En la India, nos alojamos en un hotel. Un colega me llamó desde la habitación de al lado y me preguntó: “¿Esto es lo normal en esta zona?”. Entré a su habitación, me enseñó una cortina en la pared, detrás parecía haber una ventana. Corrió la cortina y había un agujero que daba al piso del edificio vecino. No había ninguna ventana en ese lado, nada, solo gente paseando, poniendo la cena en la mesa, viendo la tele. Volví a cerrar la cortina. © Kaiebard / Pikabu
Imagen de portada Caramel / VK

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