15 Infieles a los que el destino les dio con un bumerán en la cabeza

¿Sabías que las papas fritas, el microondas y hasta el marcapasos se inventaron por accidente? A veces, los errores de laboratorio, los descuidos en la cocina o un simple mal cálculo han dado origen a descubrimientos que hoy usamos todos los días. Desde medicamentos que salvan vidas hasta dulces que marcaron nuestra infancia, estas invenciones no fueron planeadas, pero cambiaron el mundo. Aquí te dejamos una lista sorprendente de inventos que nacieron cuando nadie los estaba buscando.
Las galletas con chispas de chocolate nacieron de una mezcla entre intención y casualidad deliciosa. En los años 30, Ruth Wakefield, dueña del hotel y restaurante Toll House, quería sorprender a sus clientes con una nueva receta y usó trozos de chocolate esperando que se derritieran como el cacao. Pero los pedacitos quedaron intactos, creando una textura irresistible. Así nació, medio sin querer, uno de los postres más populares del mundo.
El Post-it nació gracias a un error de laboratorio que resultó útil años después. En los años 70, el químico Spencer Silver intentaba crear un superadhesivo, pero obtuvo lo contrario: uno muy débil que se despegaba con facilidad. Aunque parecía un fracaso, su colega Art Fry lo usó para marcar páginas en su libro de cantos, y así surgieron los famosos papelitos adhesivos que hoy están en todas partes.
La penicilina es probablemente el invento por error más famoso. Fue descubierta por accidente en 1928, cuando Alexander Fleming notó que un moho había contaminado una de sus placas de cultivo y había matado a las bacterias alrededor. Sin buscarlo, encontró el primer antibiótico de la historia, que cambiaría para siempre la medicina y salvaría millones de vidas.
Las paletas de helado fueron inventadas por accidente en 1905, cuando un niño de 11 años llamado Frank Epperson dejó olvidada una mezcla de refresco con un palito dentro al aire libre durante una noche fría. A la mañana siguiente, encontró el primer helado con palito y sin saberlo, había creado un clásico del verano.
El marcapasos moderno nació por error en 1956, cuando el ingeniero Wilson Greatbatch colocó una resistencia equivocada en un circuito. En lugar de grabar los latidos del corazón, el dispositivo comenzó a emitir pulsos eléctricos regulares. Así descubrió, casi sin querer, cómo estimular el corazón y abrió el camino a una de las invenciones médicas más importantes del siglo que mejora y salva vidas.
El superpegamento fue descubierto por accidente en 1942, cuando el químico Harry Coover intentaba crear un material como el plástico. Uno de sus compuestos resultó ser demasiado adhesivo y difícil de manejar, por lo que lo descartó. Años después, se dio cuenta de que ese “fracaso” era en realidad un potente pegamento instantáneo.
El teflón fue descubierto por accidente en 1938, cuando el químico Roy Plunkett intentaba crear un nuevo gas refrigerante. Al revisar uno de sus cilindros, encontró que el gas se había solidificado en una sustancia blanca, resbaladiza y resistente al calor. Sin saberlo, había dado con el material que años después recubriría sartenes en todo el mundo.
El velcro nació en 1941 gracias a la curiosidad del ingeniero suizo Georges de Mestral. Tras un paseo por el campo, notó que los cardos se adherían con fuerza a su ropa y al pelaje de su perro. Al observarlos al microscopio, vio que tenían diminutos ganchos, y así se inspiró para crear un sistema de cierre que imitara ese mecanismo natural.
El microondas se basa en el magnetrón inventado previamente en Inglaterra para radares, pero su uso para calentar alimentos fue descubierto accidentalmente en 1945 por Percy Spencer cuando notó que un caramelo de mantequilla de maní en su bolsillo se había derretido mientras trabajaba con uno. Intrigado, probó con otros alimentos y descubrió que los microondas podían cocinarlos rápidamente, dando origen a uno de los electrodomésticos más usados del mundo.
El papel toalla que solemos usar en la cocina o para el aseo fue un error de producción que terminó siendo un acierto. En 1907, la empresa Scott Paper fabricó por accidente un lote de papel higiénico demasiado grueso y áspero para su uso original. En lugar de desecharlo, lo recortaron en hojas y lo vendieron como toallas desechables para evitar contagios de gripe en escuelas. Así nació un producto que hoy está en casi todas las cocinas.
El vidrio templado fue descubierto por accidente a principios del siglo XX por el químico francés Édouard Bénédictus. Al dejar caer un matraz recubierto con una capa de plástico por dentro, notó que se había roto, pero sin hacerse añicos. Esa reacción inesperada inspiró la creación de un vidrio mucho más seguro, que hoy se usa en parabrisas, ventanas y miles de objetos más.
La sacarina, el primer endulzante artificial, fue descubierta por accidente en 1879 por el químico Constantin Fahlberg. Tras un día en el laboratorio, olvidó lavarse las manos antes de comer y notó que todo lo que tocaba sabía dulce. Al rastrear el origen, encontró que una sustancia derivada del alquitrán de hulla era la responsable, y así nació la sacarina.
Los globos de látex modernos surgieron en 1824 gracias a un experimento científico. El químico Michael Faraday los creó mientras trabajaba con gases, usando láminas de caucho recubiertas con harina para que no se pegaran. Aunque su intención era contener gases durante pruebas, sin querer había dado forma al globo que hoy conocemos como juguete y adorno festivo.
Los rayos X fueron descubiertos por accidente en 1895 por el físico alemán Wilhelm Röntgen. Mientras experimentaba con tubos de rayos catódicos cubiertos, notó que los rayos emitidos por el tubo atravesaban de algún modo el blindaje, creando una imagen similar a una sombra en un papel fotosensible cercano. Al investigar, descubrió una forma de radiación invisible capaz de atravesar el cuerpo humano y revelar los huesos, cambiando para siempre la medicina y el diagnóstico.
Uno de los primeros plásticos sintéticos, la baquelita, fue creada en 1907 por el químico belga Leo Baekeland mientras buscaba un sustituto del barniz. Mezcló por error fenol y formaldehído bajo presión y calor, y obtuvo un material duro, resistente al calor y moldeable. Así nació la baquelita y con ella comenzó la era del plástico moderno.
Las papas fritas en hojuelas nacieron por un enojo convertido en broma. En 1853, en Nueva York, un cliente se quejó de que sus papas eran muy gruesas. El chef George Crum, molesto, las cortó extremadamente delgadas y las frió hasta dejarlas crujientes. Incluso les echó mucha sal. Para su sorpresa, al cliente le encantaron. Así, por accidente y un poco de actitud, nacieron las famosas papas fritas tipo chips.
El caucho vulcanizado fue descubierto por accidente en 1839 por Charles Goodyear. Mientras experimentaba con formas de hacer el caucho más resistente, dejó caer sin querer una mezcla de caucho natural y azufre sobre una estufa caliente. Para su sorpresa, el material no se derritió, sino que se volvió más elástico y duradero. Así nació el caucho vulcanizado, base de llantas, suelas y miles de productos más.
Estos inventos nos recuerdan que muchos avances nacen del error, la curiosidad o la casualidad. A veces, lo que parece un fracaso es solo el inicio de algo brillante. Tal vez el próximo gran invento también surja sin querer. ¿Alguna vez algo que hiciste “sin querer” terminó saliendo mejor de lo esperado?