18 Veces en que pedir ayuda a un experto terminó en una escena digna de película

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hace 2 horas
18 Veces en que pedir ayuda a un experto terminó en una escena digna de película

A menudo necesitamos acudir a especialistas en distintos tipos de servicios: llamar a alguien para limpiar la casa, encargar un pastel a un repostero, reparar la plomería o visitar la peluquería. Pero, a veces, lo que parece una tarea rutinaria se convierte en una anécdota perfecta para contar durante la cena: una señora de la limpieza demasiado curiosa, un peluquero que hace maravillas o clientes fuera de lo común. Reunimos relatos del mundo de los servicios, contados desde ambos lados del mostrador.

  • Llamé a una señora de limpieza a domicilio. Llegó una mujer joven. Le expliqué todo lo que necesitaba que hiciera y pensé que tendría tiempo para leer un libro. Pero, al poco rato, vino emocionada a decirme lo mucho que le encantaron nuestros imanes del refrigerador, que hemos ido coleccionando de distintos países. Le ofrecí una taza de té y terminé escuchando sus quejas sobre la vida y lo mal que le va con los hombres. Me dijo que, seguramente, mi esposo sí es un buen tipo, porque viajamos mucho. Se desahogó un rato y volvió al trabajo. Media hora después, noté que todo estaba muy silencioso en el baño. Me preocupé y la llamé. De ahí salió esta señora con un ligero maquillaje y el cabello perfectamente peinado. Me pidió otra taza de té, no dejaba de mirar el reloj y parecía estar haciendo tiempo. Me preguntó varias veces a qué hora regresaba mi esposo, supuestamente “para saber si le daba tiempo de terminar la limpieza”. Al final, le dije que yo ya tenía que salir. Resultado: el departamento quedó sin limpiar, se comió todos mis dulces Rafaello y, aun así, le pagué lo acordado.
  • Tengo un cliente favorito: Bob. Es una persona con discapacidad y suelo ir con frecuencia a su casa para ayudar con la limpieza. En estos meses hemos llegado a conocernos bastante bien. Me gusta visitarlo y charlar de todo un poco mientras trabajo. Al final del día, Bob siempre me muestra un par de videos graciosos. Además, suele darme recomendaciones sobre cosas que podría comprar para facilitar mi trabajo. Clientes así me hacen sentir que lo que hago importa. ¡Incluso limpiando casas, puedo mejorarle la vida a alguien! © Unknown author / Reddit
  • Vino un plomero a mi casa para arreglar el grifo de la cocina. Cuarenta minutos después, llegó su esposa con algunas herramientas adicionales. Veinte minutos más tarde, empezaron a hablar sobre sus hijos: qué camisetas comprarles, cuánto dinero dar al comité de padres. Ahora están discutiendo en voz alta en mi cocina. ¿Es normal que me sienta incómoda en mi propio departamento? © Karamel / VK
  • Mi esposo y yo decidimos descubrir el sexo del bebé cortando un pastel durante la fiesta de revelación de género. Normalmente, el bizcocho por dentro se tiñe del color que simboliza si es niño o niña. En la ecografía me dieron el papel con la respuesta y, sin mirarlo, se lo entregamos directamente a la repostera. En la fiesta, llegó el momento más esperado: cortamos el pastel y nos quedamos sorprendidos. ¡La repostera lo había hecho de dos colores por dentro, rosa y azul! Mi esposo y yo nos miramos con cara de “¿serán gemelos?”. ¡Y nosotros que habíamos comprado todo solo para un bebé! Los invitados trataban de calmarnos, diciendo que así era más divertido. Días después, le escribí a la repostera. Resultó que simplemente no entendió el concepto del pastel de revelación. Es gracioso que montamos todo un espectáculo, y al final nos enteramos por mensaje: “¡va a ser una niña!”. © Mamdarinka / VK
  • Trabajo como peluquera. Hoy tenía agendada a una niña pequeña para un corte de cabello. Al final, me tiró del vestido y me susurró: “¿Me puedes rociar con polvito de hada? Es que mi mamá se rocía todos los días, pero a mí no me deja”. Le rocié un poco de agua y salió corriendo con una carita de felicidad. © Not everyone will understand / VK
  • Nuestra señora de la limpieza es maravillosa, ¡muy perfeccionista! Pero, al mismo tiempo, es una abuela gruñona y mandona. Siempre hace una limpieza profunda, incluso si le pido solo que quite el polvo. No le gustan los perros y siempre me pide que me los lleve durante toda la limpieza. Sin embargo, se tarda unas seis horas en terminar y es muy difícil estar dando vueltas tanto tiempo con los perros. Además, está obsesionada con un producto de limpieza cuyo olor me resulta insoportable. Proponerle otras opciones no sirve de nada: después de un par de limpiezas, vuelve a su favorito. © borola**** / Reddit
  • Soy peluquera. Hoy iba en una combi y escuché a la chica del asiento de al lado hablando por teléfono, muy angustiada. Le contaba a su amiga que tenía su primera cita con un chico, pero que la maldita lluvia le había arruinado el peinado. Apenas colgó, me acerqué y le dije: “¡No vamos a perder ni un minuto!”. Saqué de mi bolso lo esencial y, voilà: unas cuantas paradas después, la chica que iba llorando se convirtió en una señorita feliz, con un peinado espectacular. © Not everyone will understand / VK
  • Tenemos una buena señora de la limpieza. Normalmente, siempre estábamos en casa mientras ella trabajaba, y nos movíamos con tranquilidad por el lugar; podíamos ver televisión o leer un libro. Un día encontró en nuestra casa un anillo de diamantes de mi esposa que llevaba mucho tiempo perdido, y lo devolvió. Así que no tenemos ninguna duda sobre la honestidad de esta mujer, y ahora le dejamos las llaves con total confianza. © crazyabbit / Reddit
  • A mi esposa no le gusta cocinar, y a mí eso no me molesta. Pedimos comida de algún café o cocino yo mismo. Por mi parte, no me gusta ni sé lidiar con cosas de plomería. Así que, aunque solo tengamos un grifo que gotea, llamo a un profesional para que lo arregle. Todas nuestras amigas dicen que soy un marido inútil, y nuestros amigos aseguran que Irina es una mala esposa. Porque, según ellos, yo debería “ser un hombre de verdad” y ella “cocinar como se debe”. Por suerte, nosotros lo tenemos muy claro: no le debemos nada a nadie. Vivimos felices, ignorando por completo lo que piensen los demás. © Mamdarinka / VK
  • Cuando mi hija cumplió un año y medio, volví al trabajo. Contratamos a una niñera. Se integró muy rápido a nuestra familia, y no solo me ayudaba con la niña, también con las tareas de la casa. Cuando mi hija entró a la secundaria, ya no necesitábamos niñera. Nos daba mucha pena separarnos de ella; mi hija incluso la llamaba con cariño “abuelita”. Todos la queríamos mucho. Justo en ese momento estábamos por mudarnos a una nueva casa. No sabíamos cómo afrontar la decisión de que había llegado el momento de despedirnos. Y entonces supe que estaba embarazada. Y, claro, me da muchísima tranquilidad saber que, con el nuevo bebé, estará alguien de confianza, que ya es parte de la familia. Le asignamos una habitación propia en la nueva casa y ahora esperamos la llegada del pequeño. © Mamdarinka / VK
  • Mi tía está completamente convencida de que sabe cortar el cabello. Al menos, el de los hombres. Ella le corta el pelo a su esposo, a mi papá, a su yerno y a mi tío. Mi papá siempre se quejaba de que lo dejaba demasiado corto. Un día fue a la ciudad y entró a una peluquería. Salió encantado: le recortaron el flequillo, las cejas, no le sobresalía nada y el cabello le quedó bien peinado. Descubrió lo maravilloso que es un corte hecho por un profesional. Cuando mi tía lo vio, exclamó: “¿¡Pero por qué le dejaron ese largo!? ¡Dame que yo lo emparejo!”. Desde entonces, mi papá lleva tres años yendo solo a la peluquería, y evitando como puede a su hermana.
  • Mi esposo gana bien, así que vivimos en un departamento bonito. Yo no me encargo de la limpieza: contraté especialmente a una señora que viene dos veces por semana. Pero ayer, por casualidad, encontré su perfil en redes sociales, y me quedé sorprendida. Había subido muchas fotos tomadas en nuestro departamento, y además dice que es suyo. Les cuenta a todos que tiene un negocio increíble. Bueno, que al menos en redes sociales se le cumplan sus sueños. © Mamdarinka / VK
  • Trabajo como peluquera. Un día sonó el teléfono: un hombre pedía agendar una cita para un corte. Por la voz, pensé que era uno de nuestros clientes de siempre, un tipo muy bromista. No lograba decidirse con la hora, así que le dije que apurara esos bigotes, ¡que no tenía todo el día! Del otro lado, silencio total. Resulta que me había equivocado. Y cuando llegó a la cita un hombre guapo, con un gran bigote, casi me muero de la vergüenza. © Not everyone will understand / VK
  • Tengo 28 años. Hace poco decidí ir en contra de todos los estereotipos que me persiguieron durante años y comencé a contratar servicio de limpieza. Antes gastaba muchísima energía en la casa y ya no me quedaba tiempo para mí. Toda la vida, mis familiares me repitieron que una mujer está obligada a encargarse de la limpieza. Mi esposo me apoyó y empezamos a llamar a personas que nos ayudaran. Mi pareja no se fue, mis hijos no dejaron de quererme y yo me volví más feliz y tranquila. © Not everyone will understand / VK
  • Un día llegó al salón una mujer con el cabello muy descuidado. Tenía los mechones enredados y resecos. Empecé a trabajar, desenredando con cuidado y lavando su cabello. Durante el proceso, comenzamos a conversar. La clienta me contó que hacía poco se había separado de su esposo, después de 20 años de matrimonio. Lo estaba pasando muy mal, pero quería volver a vivir, recuperar su feminidad, sentirse bonita y arreglada otra vez. Fue un momento muy emotivo. Estaba sentada frente a mí con lágrimas en los ojos. Le prometí que haría todo lo posible para que se sintiera hermosa y pudiera recuperar su confianza. Ese día entendí que ser peluquera es mucho más que cortar el cabello. Es una oportunidad para cambiar vidas, apoyar y dar inspiración. © Not everyone will understand / VK
  • Mi primera experiencia contratando a una señora de limpieza a domicilio no fue muy buena. Creo que, si no te va a dar tiempo de hacerlo todo, lo mejor es decirlo claramente: limpia solo la cocina o el baño. Cuando volví a casa, no encontré ninguna limpieza completa: algo estaba hecho aquí, algo allá. Y, para colmo, arruinó el proyecto escolar de mi hijo. En la mesita de su cuarto estaban organizadas unas revistas para un collage, y la señora las barrió todas en un solo montón. © Unknown author / Reddit
  • Mi manicurista se enfermó. Así que, en casa, no dejo de quejarme de que ya tengo las uñas larguísimas y es incómodo. Mi novio me dice: “Bah, pues ve a otro lugar, ¿qué más da?”. ¿¡Qué más da!? Es que tengo total confianza en mi especialista: nunca me ha hecho ni un corte, todo es súper higiénico, usa materiales de calidad. La forma que logramos nos llevó meses, porque la manicurista anterior me dejó unos surcos horribles. Y lo más importante: la lealtad. Mi novio no podía creerlo mientras yo le explicaba todo esto: “¡Guau, no sabía que para ustedes era tan serio! Pensé que solo les pintaban las uñas y se ponían a charlar”. Hombres, no todo es tan simple en el mundo de las uñitas. © Karamel / VK
  • Soy estudiante y trabajo como niñera: recojo a un niño del jardín, lo llevo a sus actividades extracurriculares y me quedo con él hasta que sus padres regresan del trabajo. La familia es joven, tranquila y sin exigencias. Pensé que sería solo un trabajo temporal, pero resultó ser mucho más agradable. Siempre preguntan si estoy cansada, me invitan a cenar con ellos e incluso, una vez, me regalaron un vale para una librería por mi cumpleaños. Un detalle pequeño, pero inesperado. A veces, por la noche, la mamá del niño me dice: “Nos ayudas tanto, muchas gracias”. Y entonces entiendo que esto no es solo un trabajo: es una relación. Respetuosa y humana. © Mamdarinka / VK

En realidad, cada persona decide por sí misma: hacer todo por su cuenta o acudir a un especialista. Esperamos con interés sus historias sobre este tipo de experiencias: ¿en qué cosas no confiarían a nadie y en qué situaciones acudirían a un profesional? Aquí les compartimos algunas historias de vida interesantes:

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