19 Eventos que sucedieron en entrevistas de trabajo en las que muchas cosas salieron mal

Historias
hace 3 años

Más frecuentemente de lo que desearíamos, tenemos días más difíciles e inusuales que cualquier historia inventada por el guionista de Hollywood más talentoso. Si te fijas bien, estas situaciones son más habituales de lo que pensamos, de manera que solo nos queda reírnos y tomar las cosas con calma.

Genial.guru le encanta hacerte reír. Es por eso por lo que hoy seleccionó para ti 19 historias increíbles sobre entrevistas de trabajo extraídas de una página de humor en FacebookInstagram. Y si estás buscando empleo, piensa en actualizar tu plan de estudios, no te desanimes y ¡ponte manos a la obra!

  • Cometí la tontería de decir en mi CV que me gustaba leer. Al momento de la entrevista, me preguntaron cuál era mi libro favorito. Me quedé con la mente en blanco y solo atiné a decir: “El principito”. ©Karla Holanda/Facebook
  • Durante una entrevista de trabajo, la entrevistadora comenzó a hacerme preguntas al tiempo que miraba mi tatuaje (se veía una pequeña parte). Me sentí incómoda, así que abotoné mi abrigo y solo entonces ella comenzó a mirarme a los ojos. Pensé que tal vez no querían a alguien con un tatuaje, pero, para gran sorpresa mía, me contrataron. ©Sara Ávila/Facebook
  • Me presenté a una entrevista de trabajo (eran unas 4 o 5 etapas). El director nos preguntó a todos por qué queríamos vincularnos a la empresa. Todos dijeron: “Porque es una compañía seria / me encanta esta empresa, etc.”. Menos yo, que dije: “Envié mi CV porque aquí tendré al menos un contrato formal”. ¡Y fue a mí a quien contrataron! ©Juliana Bazotti/Facebook
  • Durante una entrevista de trabajo, el cable de mis audífonos se enredó en la rueda de la silla de la oficina, y necesité casi media hora para sacarlo. Luego vi la expresión de decepción en los rostros de los entrevistadores (uno de ellos incluso abandonó la oficina). ©Bruno Henrique/Facebook
  • Tengo un tatuaje en mi brazo: es una jaula abierta con pájaros volando sueltos. El entrevistador me preguntó cuál era su significado. Le respondí que había pasado un tiempo en la cárcel y me había hecho ese tatuaje al salir. Abrió mucho los ojos y preguntó si hablaba en serio, a lo que respondí que no. Nos reímos mucho, pero no me contrataron. ©Maira Santana Miranda Porto/Facebook
  • Una vez me presenté a una entrevista de trabajo para una vacante de recepcionista, pero ese día todo me salió mal. Al salir de casa hacía mucho sol, y de pronto empezó a llover. Siempre llevo un paraguas, pero el viento era tan fuerte que me lo arrebató y salió volando. Me había arreglado bien el cabello, pero la lluvia se llevó todo al demonio. A pesar de eso, intenté mantener mi confianza. Al llegar me sentí terrible: el perfil de las candidatas no correspondía al mío: eran mujeres muy chic, bien arregladas y muy educadas, y yo estaba allí con mi cabello hecho un desastre y mis zapatillas empapadas. Entramos a la sala y empezaron a preguntar sobre nuestra experiencia y cuántos idiomas hablábamos, entre otras cosas. Supe que no tendría ninguna chance cuando tuve frente a mí a la persona que iba a entrevistarme. Así que fingí una baja de presión, haciendo la escena de María, la del barrio, y dije que me retiraba porque no me sentía bien. ©Renata Rocha/Facebook
  • Me presenté a una entrevista de trabajo; éramos unas ocho personas las que aspirábamos a esa vacante. Teníamos que jugar al dominó... yo no sé jugar, pero me contrataron. En esa misma entrevista me preguntaron en qué condiciones no aceptaría trabajar en absoluto, y respondí: “Con hambre”. ©Gabriel Úlima/Facebook
  • En esa época, fui a una entrevista de trabajo en un restaurante. La gerente me miró y dijo que tenía la impresión de conocerme, pero que no sabía de dónde. Entonces lo recordó: me había visto en un video del programa Gran Hermano, de algunos candidatos que no habían sido seleccionados. ©Chris Meira/Facebook
  • Una vez, en una entrevista de trabajo, tuve que responder una prueba. Como era mi primera entrevista, estaba un poco perdida. Sin embargo, seguí respondiendo el examen y al final estaba escrito: “Escribe en el anverso”. Yo, por los nervios, leí “Escribe en verso”. Pensé “Oh, ¡qué lindo!”, y empecé: “Con A escribo amor... con P pido perdón... con F veo fuego, y con D escribo deseo”. La chica me llamó y me preguntó si estaba enamorada. En resumen... no pasé. ©Mikelle Barros/Facebook
  • Hace 13 años, en mi primera entrevista, el contratista me preguntó si era una persona metódica. ¡Yo dije que sí, y eso me dio el empleo! Sin embargo, recién me enteré de lo que quería decir la palabra metódico esa noche, cuando llegué a casa y consulté el diccionario. ©Tarik Barros/Facebook
  • Fui a presentarme a una entrevista para trabajar en una farmacia, solo que ese día estaban haciendo unos análisis de sangre. Una chica con bata de laboratorio preguntó quién era el siguiente, y yo pensé que era mi turno para la entrevista, así que seguí. Me pidió que me sentara y me preguntó si tenía la nota de pago del examen... ¡qué vergüenza! No sabía qué hacer, apenas logré explicarle que estaba allí para una entrevista de trabajo. Nos reímos mucho y, finalmente, ¡conseguí el empleo! ©Daísa Soares/Facebook
  • Una vez hice un examen para recepcionista en una compañía de seguros. Tenían esos viejos teléfonos PABX, llenos de teclas, y yo era muy joven, nunca había trabajado con eso. El dueño de la empresa entró en su oficina y dijo que no quería que lo molestaran de ninguna manera. Veinte minutos después sonó el teléfono, y la persona al otro lado de la línea pidió un presupuesto. Le pregunté a la chica que estaba entrenándome a quién debería pasar la llamada. Me dijo que marcara cualquier extensión y colgara. Adivina qué extensión marqué: obviamente, la del dueño de la empresa, quien no quería ser molestado. Da igual... no me contrataron. ©Jaoana Olinoka/Facebook
  • Fui a una entrevista de trabajo para una cafetería. Llegué allí y nadie sabía de la vacante. Además, el dueño no estaba en la ciudad. En resumen, estaba en la tienda equivocada y terminé llegando tarde a la otra. ©Danny Silva/Facebook
  • Me presenté a una entrevista de trabajo en un supermercado aquí, en mi ciudad. La prueba de lenguaje consistía en marcar con un círculo la palabra que estuviera mal escrita. Marqué ACECTAR. No hace falta ser un genio para saber que está mal escrita, ¿verdad? Bueno, pues... La chica que corrigió mi “prueba” dijo que yo estaba equivocada y que ACECTAR era correcto. ¡Me fui de inmediato! ©Anna Priscila Jurgensen de Souza/Facebook
  • Antes de entrar a una entrevista en una estación de televisión, la suela de uno de mis zapatos se despegó, así que no podía caminar. Quería tirarlos y hacer la entrevista descalza, porque tendría que caminar durante la prueba y así era imposible. Afortunadamente, el chico de la recepción se dio cuenta y vino hacia mí con un rollo de cinta adhesiva transparente para sellar cajas y me la pegó. Todo salió bien, pero casi me morí de risa y vergüenza al mismo tiempo. ©Camilla Farah/Facebook
  • Para presentarme a una entrevista de trabajo, compré unos pantalones, pues quería verme bien. En el camino (iba a pie) me sentía extraña, como si todos estuvieran mirándome. Llegué al lugar, hice la prueba y emprendí mi camino de vuelta a casa. En medio de la calle, un hombre me detuvo para advertirme que tenía algo pegado en la parte de atrás de mis pantalones. Entré en una tienda para mirarme en el espejo y ahí estaba esa pegatina gigante que indicaba la talla, pegada justo detrás. Me avergüenzo cada vez que lo recuerdo. No sé si el entrevistador lo notó, pero lo cierto es que nunca me llamaron. ©Harumi Kavassaki/Facebook
  • Me presenté a una entrevista para trabajar en un banco y lo primero que dijeron fue que necesitaban a una persona extremadamente atenta, ya que tendría que ocuparse de los documentos de los clientes. Bueno, la dinámica se hizo en unas tres habitaciones. En la última olvidé mi carpeta con todos mis documentos y las chicas tuvieron que ir tras de mí para entregarla. Nunca me llamaron para la segunda fase. ©Lizandra Teixeira/Facebook
  • Puse una foto antigua en mi CV, de cuando era rubia y tenía el cabello largo, pero ese día ya tenía el pelo corto a la altura de los hombros y negro. Me senté durante más de una hora y nadie me llamó. Veía gente caminando de un lado a otro. Un joven le dijo muy alto a otra persona: “¿La rubia que me habló por mensaje hoy no ha llegado?”. Y yo estaba allí, sentada, hasta que tuve el valor de levantarme y decir que yo era la chica que esperaba. Parecía asombrado, pero al final me contrataron. ©Mayara Beirigo/Facebook
  • Fui a una entrevista de trabajo y, cuando llegué al lugar, me pidieron subir unas escaleras hasta la oficina en donde me entrevistaría el gerente. Cuando llegué, encontré una puerta de vidrio cerrada y yo, para no ser descortés ni entrar sin avisar, decidí tocar el “timbre” que estaba al lado. Solo que no era el timbre, sino el interruptor de la luz. Conclusión: apagué la luz de la oficina donde trabajaban varias personas. Justo en ese momento, todos miraron hacia atrás y se rieron de mí. Nunca deseé tanto no presentar una entrevista, ¡pero al final fui aceptada! ©Beatriz Fernandes/Facebook

Esperamos que te hayas reído bastante con estas locas historias. ¿Qué hay de ti? ¿Has pasado por una situación bochornosa durante una entrevista de trabajo? ¡Cuéntanos en la sección de comentarios!

Imagen de portada Gabriel Úlima/Facebook

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No entiendo la respuesta de la persona del tatuaje de los pájaros y la jaula

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