19 Historias que prueban que rentar una vivienda puede sacar canas verdes

Historias
hace 9 meses

No todos tenemos la fortuna de tener un lugar de residencia propio, por lo que hemos tenido que recurrir a la antigua costumbre de rentar un departamento o habitación para vivir. Sin embargo, a veces, los caseros e inquilinos parecen no conocer límites y terminan aprovechándose de la nobleza de sus contrapartes. No lo decimos nosotros, lo dicen nuestros lectores.

  • Cuando estudiaba, renté un estudio atrás de una casa para no tener que manejar todos los días a la universidad. Resultó que la dueña se metía a mi estudio y robaba mi ropa. Me enteré por su hija, como de 4 años, que me dijo: “Me metí por la ventana”. En ese tiempo, se me había perdido mi visa estadounidense, la cual juraba que estaba en uno de mis pantalones que, de casualidad, no encontré nunca más. Fue horrible, la verdad. Era muy joven y lo único que hice fue irme; pero antes le reclamé, pero ella lo negó todo. ©️ KC Medrano / Facebook
  • Mientras salía a trabajar, mi casera se metía y agarraba mis cosas. Un día la encontré desbaratando mis almohadas porque, según ella, estaban muy sucias. Me mandaba a limpiar su casa y a bañar a su perro porque yo pasaba por ahí. Después de eso le dije que me iba y, antes de que se cumpliera el plazo, ella regó mis cosas y bajó mis cortinas; ese día lloré de la impotencia. Hasta cosméticos me hacían falta. ©️ Pkñc Chechito / Facebook
  • La dueña aseguraba la puerta principal por la noche con un tornillo para que no se metieran los ladrones. Una noche, después de una cita con mi novio, llegamos a casa y nos quedamos por fuera. Llamamos sin parar, pero nadie abrió. No teníamos más dinero para pagar una habitación en un hotel, así que mi novio propuso que nos quedáramos en la casa de su mamá. Él ya no vivía con ella, pero entramos a la casa y subimos a su cuarto de soltero, que estaba al lado del de su mamá; él dijo que no había problema porque la mamá ya sabía que a veces se quedaba a dormir ahí. Esa madrugada, mi novio ronque que ronque y yo no pude pegar el ojo en toda la noche. Apenas dieron las 6 a. m., lo desperté para salir. ©️ Jaqueline Flores / Facebook
  • Mi casera me pedía para la comida, usaba mi ropa, le prestaba mi auto (y no le ponía gasolina) para llevar a sus hijos a la escuela. Usaba mi maquillaje, me pedía dinero prestado para pagar las deudas escolares de sus hijos. Terminaron embargando su casa y se llevaron mis muebles que tenía en la habitación que le rentaba. Me corrió alegando que su marido no podía mantener más la casa. Esa horrenda casera era mi hermana. ¡Qué bonita familia! ©️ Danira Alvarado Silis / Facebook
  • Hace años, rentamos una casa en el Estado de México. Los dueños llegaban los domingos, sin invitación y con muchos hijos, para pasar el día ahí, disfrutando de su casa de campo. La verdad, era muy molesto, porque ni siquiera eran conocidos. Hasta que vieron mi cara de fastidio dejaron de ir. ©️ Maria Delfin / Facebook
  • Alquilamos un departamento con mi esposo; cuando llegamos con todas las cosas a mudarnos, pusimos doble seguridad, porque no era muy fiable la única que tenía. Resulta que la señora que nos estaba rentando se enojó porque le habíamos puesto otra cerradura, alegando que la que ya tenía era suficiente. Mientras discutía, vio que las luces de uno de los departamentos vecinos estaban encendidas y dijo: “Esta gente se fue y dejó las luces encendidas”. Sacó sus llaves, entró al departamento en mención y apagó las luces. Entendimos la razón de su enojo. Se habrá quedado con las ganas de entrar a nuestro departamento. ©️ Ada Giron / Facebook
  • Viví en una habitación donde la dueña, una anciana, tenía la manía de meterse cuando yo no estaba. En una ocasión, usó mi baño, se desnudó frente a mí para bañarse con la cortina y la puerta abierta. Un día desocuparon, en la misma casa, una habitación más grande e independiente, así que me mudé allí; pasó una semana y ya me estaba volviendo loco. Todas las noches y madrugadas me daba una picazón insoportable en todo el cuerpo. No soporté más y un día me dediqué a esperar el picor y su causa. Pues resulta que me estaban devorando unas chinches de cama, los muebles de esa habitación estaban infestados. Me mudé el día siguiente, pero las chinches me siguieron metidas en mis pertenencias por semanas. No solo eso, también me robaron mi moto y ropa. Moraleja: vivan en algo independiente, paguen parqueadero y aseguren muy bien su vehículo, no se confíen de la palabra de nadie. ©️ Javier Nicola / Facebook
  • Conozco a una señora que se metía en las viviendas cuando sus inquilinos se iban a trabajar. Un día, la mujer se metió en una habitación y se encontró con la inquilina, que no había ido a trabajar. La inquilina le preguntó: “¿Qué haces aquí?”. La casera contestó: “¿Por qué no me dijiste que no ibas a trabajar?”. Ella le respondió que por qué le tiene que decir, que ella paga la renta y punto, que no tiene por qué meterse. ©️ Yas Grajeda S / Facebook
  • Recuerdo a una señora que, cuando yo no estaba, hurgaba mis cosas. En mis libros, yo guardaba fotos del que, en ese entonces, era mi novio. Un día, él fue a visitarme y la señora estaba en el departamento, así que se lo presenté. La señora le dijo: “¡Ah, sí! Ya te conozco por fotos”. Me quedé pensando de dónde y entonces recordé las fotos en los libros. ©️ Kary Alkzr / Facebook
  • Vivía en una habitación rentada y mantenía mis víveres dentro de la habitación. Trabajaba desde el mediodía hasta la medianoche. Un día, me fui a mi trabajo y se me olvidó algo, por lo que tuve que regresar, y cuando llegué, ¡oh, sorpresa!, la señora estaba dentro de mi habitación y robando mis víveres. En un par de días me mudé. ©️ Rubio Anyiel / Facebook
  • Una “amiga” vivía conmigo, me robaba mi maquillaje, me robaba mi dinero y, cuando le preguntaba, decía que no sabía y les echaba la culpa a mis hijos. ©️ Alejandra Ontiveros / Facebook
  • Me hice amiga de la dueña del departamento en el que alquilaba una habitación. Me puso las dos camas gemelas de sus hijos en el cuarto, en un principio no le vi problema, ya que yo no tenía cama cuando me mudé. Sin embargo, cuando le pedí que las sacara, decía que no tenía espacio. Luego, cuando yo no llegaba, empezó a poner a dormir a sus hijos en mi habitación. Tuvo que botar una de las camas, pero me la cobró a mí. Después, comenzó a entrar a mi cuarto sin mi autorización para “organizarlo y limpiarlo” a su manera. ¡Era una locura! Al final, se volvió más controladora, sin mencionar que me pedía dinero prestado y luego decía que no tenía para devolvérmelo, así que lo descontaba de la renta. Dejó de prender el aire acondicionado y la calefacción. Agarraba mis cosas y luego me las devolvía en versiones baratas. Por cierto, ya no somos ni medio amigas. ©️ Viviana Scarleth Lynam / Facebook
  • Esto hizo mi casera: la desgraciada dejó entrar a una pareja, amigos de ella, a bañarse en el baño que quedaba en la parte que yo rentaba, supuestamente porque el baño de la dichosa pareja se había inundado. Pues los corrí porque eso me da asco y, además, yo soy la inquilina, no ellos. ©️ Elizabet Ahuir / Facebook
  • Renté una casita a precio de risa para ayudar a unos estudiantes. Cuando se fueron, se llevaron la estufa, los muebles del baño, se cargaron con las macetas del jardín y hasta los cables de la luz. ©️ Hilda Reveles / Facebook
  • Yo tengo un departamento interior, todo independiente, hasta el jardín, y se lo arriendo a un caballero desde hace 6 años. Nunca me pagó el mes de garantía y hemos tenido algunos problemas con la fecha de pago. Le estoy pidiendo que me deje el departamento, porque lo tiene muy deteriorado, y me dice que este mes busca para dónde irse. Así llevamos tres 3 años, pero como necesito el dinero, se lo recibo. Lamentablemente, no hay un contrato de arriendo. Sé que lo podría echar a la calle, pero no soy capaz. Igual, ya son muchos años los que lleva viviendo acá. ©️ Claudia Bravo / Facebook
Imagen de portada Javier Nicola / Facebook

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