19 Historias que te harán suspirar y pensar que todos tenemos nuestras rarezas

Historias
Hace 2 semanas

Las excentricidades de las personas, a veces divertidas y otras un tanto irritantes, pueden transformar las situaciones más comunes en historias fascinantes. Cada una de ellas nos recuerda que son nuestras peculiaridades las que hacen la vida más interesante.

  • Tengo un amigo muy astuto. Cada vez que va a una librería (y lo hace muy seguido), se esconde en algún rincón con un libro y empieza a fotografiar el texto desde la primera página. No sé de dónde saca tanta paciencia. Tiene 25 años.
  • Me llamo Luis. Tengo dos mejores amigos, también llamados Luis. Nuestras tres esposas se llaman Irma y son rubias de baja estatura. Y hace una semana, los tres tuvimos hijos con apenas unas horas de diferencia. Ahora, los tres se llaman Antonio.
  • Creo firmemente que no se deben matar arañas. En mi baño vive una familia entera. Hace poco tuvieron a su primer hijo. Cada vez que entro, observo al pequeño: cómo se mueve por la pared, cómo se frota las patitas. Cuando me ve, se queda inmóvil y yo aparto la mirada. Cuando vuelvo a mirarlo, él ya sigue con lo suyo. Es mi tímido amigo.
  • El 30 de julio del año pasado, me di cuenta de que tenía espíritu navideño. Se lo conté a mi novio y a mi mejor amiga. Dijeron que estaba loca, por supuesto, pero, aun así, decidimos celebrar. La noche del 31 de julio al 1 de agosto, comimos ensalada rusa, mandarina y corrimos por la calle con bengalas, felicitando a la gente. Fue el mejor Año Nuevo de mi vida. Es maravilloso tener personas que apoyen tus locuras.
  • Conocí a un chico por internet. Hablamos por mucho tiempo y finalmente decidimos encontrarnos en persona. Durante la cita, cerca de su casa, un coche me salpicó con agua de un charco. Él me invitó a su casa para que pudiera limpiarme la ropa. Cuando entré, vi su computadora abierta con fotos de él... y de mí. Por un momento, mi mente entró en pánico: ¿Es un gemelo perdido? ¿Un clon? ¿Brujería? Mi corazón latía a mil y pensé en todas las teorías conspirativas posibles. Resultó ser algo más simple (pero igual de raro): el chico, un poco excéntrico, había editado fotos para “ver cómo nos veríamos como pareja”.
  • La gente me considera raro porque como los limones de una forma poco convencional: los corto por la mitad y les doy mordiscos directamente. © B-U-T-T-E-R / Reddit
  • Mi futuro esposo siempre ha sido algo peculiar. Se mete al baño y grita:
    “¡Cariño, esto es un desastre, ven rápido!”
    Voy corriendo, preocupada, y él, con toda la calma del mundo, dice:
    “Tráeme una toalla.”
    Durante la cena:
    “Cariño, huele a gas.”
    Corro a la cocina a revisar y él responde:
    “Ya que estás ahí, tráeme un vaso de agua.”
    Pero su mejor jugada fue esta: estaba en el baño y me llamó:
    “Amor, necesito decirte algo importante.”
    Me acerqué a la puerta, preocupada, y entonces escuché:
    “Cásate conmigo. Y si aceptas, tráeme papel.”
    Ahora estoy comprometida con un lunático adorable.
  • Me encanta comer papas fritas con algo dulce, por ejemplo, sumergiéndolas en helado. © Unknown author / Reddit
  • En la cocina apareció una araña enorme. Por las noches bajaba por su telaraña y se colgaba cerca de la lámpara. Un día, sentí lástima por ella, ya que su telaraña estaba casi vacía, y decidí darle de comer. Intenté lanzarle una mosca directamente a la telaraña. Fallé. Lo intenté diez veces más. Nada. Pero no me rendí. La araña observaba todo con absoluta indiferencia.
    Al final, la mosca quedó intacta. Nadie la envolvió en un capullo ni se la comió. Entonces llegué a una conclusión: este holgazán no merece vivir en mi cocina. La quité de ahí. Me gusta la convivencia basada en la reciprocidad y la cortesía básica. Mínimo, podría haber fingido interés por mi ofrenda. Por cierto, su telaraña resultó ser increíblemente resistente, aunque nada pegajosa.
  • Alquilo una habitación en casa de una señora encantadora. Todos sabemos que la mayoría de las abuelas son amantes del orden y la limpieza, pero dudo que muchas sean tan meticulosas como para asegurarse de que las patas de las sillas y la mesa de la cocina estén perfectamente alineadas.
  • Cuando era estudiante, alquilaba una habitación en casa de un anciano. La ventilación del baño era bastante deficiente, por lo que, después de ducharme, dejaba la puerta entreabierta para que saliera el vapor. Un día, el dueño me hizo un comentario al respecto y le expliqué: "Si el vapor no se disipa, la humedad provocará moho". A lo que él respondió tajante: "¡Es mi casa y aquí no se deja la puerta abierta!" Una semana después, se quejó de que el baño estaba demasiado húmedo y me preguntó por qué ya no dejaba la puerta abierta. Le recordé su regla y, con toda tranquilidad, dijo: "Eso no te lo pude haber dicho yo. Mejor deja la puerta abierta".
  • Una vez, durante un viaje de negocios, alquilé un departamento por unos días. La dueña, al mostrarme la cocina, me explicó con una seriedad sorprendente que los inquilinos anteriores cometieron el imperdonable error de no colocar las tazas con el asa hacia la derecha en el escurridor. Me dejó claro que esa era una norma que debía respetar.
  • Cuando cuelgo la ropa en el armario, las perchas deben seguir un orden estricto de colores: rojo, naranja, azul, celeste, amarillo y verde. No hay excepciones. Ayer descubrí que los sobres de café instantáneo 3 en 1 están numerados. Durante años los tomé sin ningún orden. Ahora los he organizado por número y me aseguraré de seguir el orden correcto.
  • Mi esposo solía preguntarme: "¿Quieres té?" Yo respondía que sí, y él, con toda naturalidad, añadía: "Entonces hazme uno a mí también." Después de un tiempo, decidí darle una lección: "Sí, por favor, sin azúcar para mí. Gracias." Ahora, cada vez que me ofrece té y le pido que me lo prepare, suspira y dice con tristeza: "Podrías haber dicho que no."
  • Me encanta escuchar la misma canción en bucle durante horas, a veces incluso días. Si me encaja con el estado de ánimo, no hay manera de que la cambie. Generalmente, uso auriculares, pero a veces la tarareo o la canto en voz baja. Es ahí cuando los demás empiezan a protestar, porque sí, sigo escuchando la misma canción. © loki93009 / Reddit
  • Mi mejor amiga está en su octavo mes de embarazo. Su esposo trabaja mucho, así que suelo visitarla después del trabajo. Ayer, al llegar, encontré la puerta abierta y la vi sentada en el suelo, llorando. Alarmada, le pregunté qué pasaba. Entre lágrimas, me explicó: “Estoy agotada... fui a la cocina por agua y terminé llorando de cansancio.” Para animarla, le propuse hacer yoga. Y funcionó. Una hora después, corría por la casa llena de energía y emocionada por su embarazo. Las embarazadas son adorables... y un poco excéntricas.
  • Por casualidad descubrí que mi novio no sabe silbar y que, de niño, lo molestaban por eso. Para ayudarlo, lo llevé al campo, en plena noche, bajo un cielo estrellado y en total silencio. Pasamos dos horas practicando hasta que lo logró. Nunca lo había visto tan feliz. Y yo, simplemente, fui feliz viéndolo así.
  • En el trabajo nos dijeron que debíamos ir vestidos con traje. Al día siguiente, fui con ropa cómoda y mi jefe me gritó como si hubiera llegado en pijama. Me disculpé y, al día siguiente, me presenté con un traje... pero no cualquiera. Me puse el traje de mi antiguo trabajo. Mi jefe ya no gritó. Solo me pidió que me fuera y que nunca volviera. Llegué con un disfraz de dragón.
  • En la sala de espera de la clínica, se sentó junto a mí una mujer muy guapa con su hijo. Lo dejó suelto y el niño corrió hacia mí y empezó a pellizcarme. Todo era risas hasta que apareció el papá. De inmediato, agarró al niño y me lanzó una mirada de odio. Luego, comenzó a discutir con la mujer, convencido de que ella se había citado en secreto conmigo para que conociera al niño. Yo, sin tener idea de nada, solo me quedé ahí preguntándome: ¿Y yo qué culpa tengo?

Las rarezas también se hacen notar en momentos importantes. Algunas personas encuentran formas muy originales de ahorrar.

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