19 Mascotas que son puro caos adorable (y sus humanos tienen las fotos para probarlo)

Humor
hace 3 horas

Tener una mascota no solo significa tener un animal adorable en casa. ¡También es garantía de historias tan divertidas como inesperadas! Algunos tienen gustos rarísimos con la comida, otros manipulan a sus humanos como verdaderos maestros del drama, y los más traviesos... bueno, digamos que el caos es su segundo nombre.

  • En esta época del año en la que todos decoran el árbol y adornan la casa y cuando llega el espíritu navideño, yo decoro el baño y adorno el inodoro. ¿La razón? Es el único lugar al que mi gata loca no tiene acceso. Ahí no se come la guirnalda ni mastica las luces. Incluso estoy pensando en poner ahí la bandeja con unos snacks. Todo por amor a esta peluda saboteadora. © Overheard / Ideer
  • Mi perra está obsesionada con los zapatos. Pantuflas, tenis, tacones... Los roba por la noche, los saca de estantes y closets, y los lleva a la cocina, donde el piso es más calentito. Lo raro es que no los muerde, sino que construye con ellos una especie de nido. Luego se acurruca en el centro, con una cara de satisfacción total. Y yo aquí pensando... ¿me tocó un ave? © Overheard / Ideer
  • Mi perro es un chismoso profesional. Después de varios regaños por robar pan de la mesa, esta última vez me dejó sin palabras. Entro a la cocina y veo el empaque vacío en el suelo. Antes de que le grite, él lo levanta, se acerca al gato... ¡y se lo deja caer encima! Dudo que haya sido a propósito, pero justo entonces noto que el empaque está lleno de marcas de uñas de gato. © ikcaj / Reddit
  • Mi gato está loco por las zanahorias. Se come un poquito, como 20 gramos, pero mientras lo hace le da como un ataque de felicidad. Después se queda ronroneando cinco minutos. Una vez que fuimos a casa de mi mamá en el campo, encontré una caja con sobres de semillas en la cocina. Alguien la había mordido, y el único sobre destruido era el de semillas de zanahoria.
    Hace tres meses rescatamos un gatito. Lo criamos con mucho amor. Ahora imita todo lo que hace nuestro gato mayor. Le di a probar zanahoria rallada, y la rechazó. Pero en cuanto llegó el otro gato y empezó a comerla haciendo ruiditos de placer... el gatito cambió de opinión y empezó a devorarla también. © Agata Voronkovskaya / Dzen

“Esta mañana mi esposo no encontraba a la perra para sacarla a pasear. Después de buscar por toda la casa, la encontró aquí. Tiene casi 12 años y jamás se había escondido en el baño”.

  • Nuestro gato pide comida aunque su plato esté lleno. Entonces le señalo la comida y le digo: “Ahí tienes, no seas drama queen”. Mis hijos cuentan que cuando oyó que yo iba saliendo del cuarto, se lanzó a su plato y devoró todo a una velocidad inhumana. Cuando llegué, me recibió el gato más hambriento y desdichado del universo, maullando como si llevara días sin comer. © Jagger Naut / Dzen
  • Antes teníamos un refrigerador que se abría del lado derecho, y el gato había aprendido a abrirlo para robar embutidos. Cambiamos el refri por uno que se abre al otro lado. El pobre intentó abrirlo varios días sin éxito, y luego se rindió con la mirada más triste del mundo. Así descubrimos que nuestro gato... es diestro. © Overheard / Ideer
  • Una vez, regresando de viaje, tenía los pies tan hinchados que me costaba subir y bajar escaleras. Y mi gato, ese descarado, empezó a cojear y maullar lastimosamente, como si también estuviera lesionado. Te juro que si hablara, diría: “¿Ves lo ridícula que te ves?”. © turtletyler / Reddit
  • Mi amiga y yo fuimos secuestradas por un gato. Llegué de visita, y su gato estaba hecho un demonio: bufaba, arañaba, gritaba. Lo sacamos de la cocina para charlar en paz, pero cada vez que abríamos la puerta, él volvía a atacarnos. Terminamos atrapadas. Por suerte, mi amiga recordó que el gato le tiene pavor a la aspiradora. Con una maniobra tipo comando, sacó la aspiradora del armario y logró liberarnos. ¡Victoria! © Overheard / Ideer

Me pregunto quién lo hizo

  • Teníamos un gato de lo más callejero que amaba bañarse. Si alguien entraba a la ducha, él exigía acompañarlo. Se metía a la tina, se sentaba justo donde le cayeran gotitas y ahí se quedaba. Cada mañana y noche. Si llenabas la tina, se tumbaba en el borde, metía las patas en el agua y se quedaba dormido. ¡Ah! Y le fascinaban los pepinillos en vinagre. © Natalia Natalia / Dzen
  • Una vez, sin querer, pisé a mi gato. Me sentí tan mal que lo abracé, le pedí perdón mil veces y le di premios. Grave error. Ahora, cada vez que quiere premios, juega a dejarse pisar. Se me lanza a los pies y no me deja pasar hasta que lo consiento. © No todo el mundo lo entenderá / VK
  • Mi gata nos chantajea con las cortinas. Si no le hacemos caso cuando maúlla, se sube al alféizar, pone las patas sobre las cortinas y nos lanza un maullido amenazante. Todos reaccionamos al instante: “¡Querida! ¿Qué necesitas, mi amor?”. Y entonces, mágicamente, las patas bajan. Y se quita las patas de la cortina. © Julia P. / Dzen
  • Mi esposo tiene el mal hábito de dejar su ropa tirada por toda la casa. Ya me di por vencida... pero no nuestra perra. Cada vez que encuentra su ropa, se la pone en la cabeza y corre por todo el departamento. Ayer, con invitados en casa, salió toda orgullosa luciendo unos calzoncillos con elefantitos. © No todo el mundo lo entenderá / VK

Está muy orgulloso de su trabajo

  • Mi gata tuvo 5 gatitos. Un día no los encontraba por ningún lado. Pasaron 5 o 6 horas de búsqueda intensa y nada. Ya me estaba imaginando lo peor, cuando se me ocurrió levantar el sofá cama. Y ahí estaban: dormiditos en el cajón inferior. © Oksana / Dzen
  • Últimamente estoy muy enferma y trabajo sin parar. Llego a casa solo a dormir. Un día llegué agotada, me acosté y me quedé dormida al instante. Me despertó un movimiento suave: mi gata me cubría con una manta, me rozaba la mejilla con la nariz y, al ver que abrí los ojos, intentó cerrármelos con la patita. Luego ronroneó hasta que volví a dormir. Cuando desperté otra vez, seguía ahí, dándome su patita. La tapé también. Mi enfermera peluda. © No todo el mundo lo entenderá / VK
  • En casa tengo a mis tres hijos, un cachorro y un caos tremendo. También tenemos un gato que desaparece de 8:00 a 22:00. Nadie sabía dónde se metía. Hasta que un día lo descubrí... ¡saliendo del lavavajillas! Y ahora, sinceramente, quiero esconderme ahí yo también. © Overheard / Ideer
  • Teníamos un gato enorme, con aires de emperador. Y de toda la familia, solo respetaba a mi mamá. A los demás, ni caso. Cada mañana esperaba a mi papá, que era el primero en levantarse. No hacía ruido ni estorbaba, solo lo esperaba. Si papá no iba directo a la cocina, el gato lo vigilaba y le mordía los pies. Pero un día decidió cambiar de estrategia: le dio su mordidita de buenos días y luego se subió a la mesa a esperarlo. Lo que no esperaba era que entrara mi mamá. Y ¡zaz! le cayó un trapo volador en plena oreja real. Desde entonces, el emperador ya no pisa la mesa. © Polina Voronina / Dzen
Imagen de portada Polina Voronina / Dzen

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