19 Niños que les contaron cosas a sus padres al más puro estilo del Sexto Sentido

Gente
hace 11 meses

A veces, cuando los niños están aprendiendo a hablar, pronuncian frases que les ponen los pelos de punta a sus padres. Sí, algunas frases pueden atribuirse a la imaginación de los pequeños, otras podrían haberlas oído en alguna parte (como un dibujo animado o una conversación entre adultos). Pero cuando, por ejemplo, nombran a familiares que no solo nunca han conocido, sino que jamás han oído hablar de ellos, inevitablemente empiezas a creer en lo sobrenatural. Este es exactamente el tipo de frases de las que nos hablaron nuestros lectores.

  • Cuando mi hijo tenía 3 años, se paró en el pasillo de la casa y saludó a alguien diciendo su nombre. Mi esposo y yo nos miramos, asustados: el niño dijo el nombre de su difunto abuelo, al que ni siquiera había visto con vida. © Leyla Shadiyeva / Facebook
  • Mi hijo, cuando era más pequeño, solía decir que él me había elegido a mí. Y cuando nos íbamos a la cama a dormir, señalaba con el dedo atrás de mi espalda y decía ‘tío’. Me asustaba, así que siempre intentaba cambiar de tema. © Alena Godcat / Facebook
  • Mi hija solía decir la misma frase hasta los 5 años: “Si me van a molestar, me iré con mis padres franceses”. Le pregunté: “¿Quiénes son y de dónde los conoces?”. Ella siempre respondía: “Ellos son mis antiguos padres”. © Dana Zharaspayeva / Facebook
  • Mi hija, desde que empezó a hablar y hasta los 3 años, mencionó todos los días que iba a tener un esposo que se llamara Stepan y 10 hijos. Todo habría estado bien, pero el esposo de mi difunta abuela se llamaba Stepan y tuvieron 10 hijos. No hablábamos de mi abuela y su marido delante de mi hija, y mucho menos con ella. © Anastasia Unique Facebook
  • Guardo una foto en la que mi hijo de 2 meses está en mis brazos, yo sentada en una silla dándole un biberón. Mi pequeño dijo que recuerda bien ese momento, ya que estaba mirando la escena desde arriba. © Aimi Lebrun / Facebook
  • Mi hija, hasta los seis años, solía decir que soñaba con tener unos padres como nosotros. Cuando le pregunté: “¿Cuándo lo soñaste?”, respondió: “Antes de nacer”. © Natalia Kostova / Facebook
  • Una vez, mi nieto, cuando tenía unos 4 años, se sentó en la cama por la noche y dijo unas cuantas frases en voz alta en un idioma que se parecía al francés, aunque nosotros no lo hablamos. Tomé nota rápidamente de la última, para poder ver qué había dicho. Pero no encontré nada. © Tiar Tiar / Facebook
  • Mi sobrino nieto se parece mucho a su bisabuelo fallecido, y un día, cuando tenía tres años, le dijo a mi hermana: “Sabes, fui abuelo en una vida pasada y luego nací aquí”. © Lyudmila Lebedeva / Facebook
  • Mi hijo mayor tenía cinco años. Un día, yo estaba sobre una silla para sacar algo de una estantería de armario y me dijo: “Mamá, cuando me muera, voy a volar detrás de ti y te voy a conseguir todo lo quieras desde arriba”. Me estremecí y le dije: “No tienes por qué decir eso, hijo”. Me respondió: “Bueno, mi papá me sigue por todas partes”. Mi esposo había muerto hacía seis meses antes de eso... Luego se le pasó, ahora ni se acuerda de esto. © Antonina Mahrova / Facebook
  • Mi sobrina vio durante mucho tiempo a un hombre en la casa, que entraba por la noche y nos veía dormir. Realmente la asustaba. Al principio, cuando ni siquiera podía hablar, lo señalaba con el dedo y gritaba asustada. Luego aprendió a hablar y nos contó de él. Daba mucho miedo© Ekaterina Chashkina / Facebook
  • A los 2 años, mi hijo empezaba a hablar y armar frases. En ese momento, él no veía dibujos animados, cine o televisión, solo veía algunos libros infantiles. Así que un día estábamos sentados en la cocina, vino de visita su abuela (mi madre), y estábamos bebiendo té. Charlábamos y, de repente, mi hijo dijo con toda la seriedad: “Antes, yo vivía en una casa vieja, iba a la escuela y de repente me morí”. A mi madre se le pusieron los pelos de punta. Mi hijo no conocía el término “escuela”, y mucho menos el verbo “morir”; no utilizábamos esas palabras en absoluto, especialmente “morir”. En aquel momento, nadie de nuestra familia había fallecido. © Tania Bakterova / Facebook
  • Mi hijo habló en latín una noche, muy largo y articulado. Ninguno de nosotros sabe latín ni lo ha estudiado nunca. Pero es imposible no reconocer el lenguaje. © Irina Tsurkan / Facebook
  • Mi hija menor me lo decía a menudo: “Cuando era tu padre, te tomaba en brazos y te acunaba”. Siempre fui la niñita de papá, que me acunaba cuando era pequeña y me tranquilizaba. Nadie se lo dijo nunca, porque mi padre hace tiempo que se fue... © Romanija Alena / Facebook
  • Después del funeral de mi marido, la hija pequeña de mi sobrina dijo: “Ahí está el abuelo Raúl”. Su madre le explicó: “El abuelo Raúl se ha ido al cielo”. A lo que Emma respondió: “¡No, ahí está, de pie en la esquina!”. Mi sobrina casi se murió del susto. © Lilia Arseniuk / Facebook
  • Recuerdo que, una vez, mi madre se había quedado sin talco para bebés, entonces tomó un algodón y me agregó un poco de polvo compacto. Era como si me observara a mí misma y lo que ocurría a mi alrededor desde la distancia. Casi inmediatamente me dio alergia. Mi padre se acercó y le dijo: “¿Te has vuelto loca?”. Ella le explicó que ya lo había hecho varias veces y que nunca pasaba nada.
    Entonces, cuando tenía unos 14 años, les recordé el incidente a mis padres y se lo conté todo con el lujo de detalles. Se miraron asustados y dijeron casi al unísono que era imposible que recordara eso porque yo era una bebé. ¡Pero lo recuerdo perfectamente! © Anna Boytsova / Facebook
  • Mi hija empezó a hablar pronto y no paraba de contar y mostrar dónde estaba el hombre con sombrero, de pie en el dormitorio y sonriendo. © Irina Zyuzina / Facebook
  • Mi hijo menor, a los 4 años, solía decirme seriamente: “Mamá, qué bonita familia tenemos, yo la elegí”. Le pregunté sorprendida: “¿Qué has elegido?”. Y dijo tranquilamente: “¡Bueno, nuestra familia! La he elegido yo”. No entré en detalles, pero recuerdo que estuve conmocionado durante buen rato. © Elena Avdeeva / Facebook
  • Mi hijo mayor describió su nacimiento con el lujo de detalles. Describió cómo lo llevaron a la habitación, el color de las paredes, qué habitación era, qué puerta tenía. Mi hijo menor dijo el nombre de su bisabuela mirando su foto: Taya. Nunca la llamamos así, no podía haber oído ese nombre. También nos contó cosas que no podía saber a los 2 años: sobre la vida de su bisabuela, sus miedos, costumbres, etc. © Alina Nizhnikovskaya / Facebook
  • De niña, tenía la mala costumbre de esconder comida. Vivíamos en el primer piso y el pan y las galletas que escondía podían atraer a las cucarachas. Un día, incluso hice enfadar a mi madre y me regañó severamente. Lloré y le dije: “Mamá, no quiero volver a pasar el hambre que he pasado antes”. En nuestra familia nunca pasamos hambre.
    Mi madre empezó a hacerme preguntas, tratando de entender lo que quería decir. Le conté que solía pasar mucha hambre y que esperaba mucho tiempo por un trozo de pan. Entonces, nunca lo conseguí. Mi madre quedó en shock. No sé lo que era. © Daria Aksenova / Facebook

Los niños pueden ser una caja de sorpresas en muchos sentidos, tanto por su imaginación desbordante, como por su creatividad, su inocencia e imaginación, los pequeños de la casa nunca dejan de sorprendernos. Ahora bien, si un hijo te dice algo como lo anterior, uno puede quedarse en modo piedra y no reaccionar.

Imagen de portada Antonina Mahrova / Facebook

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