En mi casa apareció una gatita muy golpeada traia un ojito de afuera. Mi hija la alimento y le curó su ojito asi estuvo por dias sin salir de su escondite era muy brava, la gatita se quedo con mi hija ya esta con nosotros por mas de 5 años la amamos.
19 Personas que no sabían que querían una mascota, hasta que una les adoptó
Historias
hace 1 año
Algunas personas son reacias a convivir con animales y dicen que sus vidas son mucho más tranquilas al no tener que preocuparse por ellos. Sin embargo, eso que defienden con tanto énfasis puede quedar atrás cuando conocen a la mascota indicada, la que logra ganarse su corazón con su amor, ternura, curiosidad y compañía incondicional.
- Mi gato Miuni llegó de polizón en mi auto cuando regresaba de la universidad. No nos dimos cuenta hasta la noche, cuando escuchamos un maullido. Mi hermana vio unos ojos a través del capó y tratamos de sacarlo, pero no salía. Tuvimos que desarmar el carro hasta alcanzarlo. Estaba muy nervioso y lo envolvimos en una toalla. © Alexis Andre Marmolejo Ochante / Facebook
- Un día salí a caminar con mi perrita chihuahua, y un cachorro mestizo se nos unió y empezó a caminar como si estuviera con nosotros. Tenía muchas garrapatas y estaba desnutrido. Empezó a llover mucho y regresé a casa, porque mi esposo y yo teníamos un acuerdo de no más mascotas, pero al contarle sobre ese perro me pidió que volviera por él. Resultó ser una hermosa perra mestiza que nos eligió a nosotros un mes de julio hace 6 años. Amamos a nuestra Lana. © Raquel Valencia / Facebook
- A los cinco años, mi hijo nos pedía un perrito. Buscamos uno pequeño para que crecieran juntos. Mi hijo dormía con el cachorrito, lo alimentaba y jugaba con él. Vivió 17 años de puro amor y cuando partió, ya no quisimos otro. © Susana Edith Moietta / Facebook
- Hace casi dos años, mi hija y yo encontramos una gata blanca cerca de la casa. Era la gata más hermosa, con la cola más esponjosa que haya visto. Mi hija enseguida se la quiso llevar, pero le dije que no porque teníamos ya siete perros y un gato. Meses después volvimos a encontrar a la misma gata, ya muy descuidada, sucia y muy flaca. La esterilizamos, la medicamos y ahora es una hermosa gata que me sigue a todos lados. © Alison Mendoza / Facebook
- Una vecina adoptó una gata y luego se murió, y la gata se quedó en la colonia; tenía bebés cada cuatro meses y les robaba comida a los vecinos. Un día llegó embarazada a mi casa y se instaló un tiempo. Tuvo sus bebés y se fue, pero una de las gatitas siempre regresaba y finalmente se quedó conmigo. © Laura Fong Montenegro / Facebook
- Mi perra se llama Thor y creo que un día decidió dejar a su madre perruna y salir en búsqueda de una familia, porque literalmente se tiró frente a nuestro coche para que la viéramos. Ya tiene tres años con nosotras. © Karen Emilia Pizarro Jeraldo / Facebook
- A mi primera gata nos la regalaron cuando yo tenía unos 14 años. Nada más llegar a casa, ella eligió a su favorito, mi hermano. Yo siempre le pedía que esperara a morirse hasta cuando yo me fuera de casa. Una semana después de irme a vivir con mi novio, se nos fue. © Nuria Cuadros Perona / Facebook
- Una gatita lloraba en la puerta de mi casa y mi hijo la dejó entrar. Le dije que podía quedarse unos días, pero en el patio trasero. Ella se pasó al de la vecina, quien dijo que la adoptaría. Cada tanto volvía a nuestro patio y me miraba por muchas horas, como diciéndome que quería estar ahí. La vecina se mudó y nos la dejó. Hace más de tres años que duerme conmigo. © Susana Edith Moietta / Facebook
- Mi marido es transportista y se la pasa fuera de casa en su camión. Un día trajo un perro sin decirme nada, aun sabiendo que no me gustan. Tenía un año, era muy chiquitín. Cuando lo vi en el patio, me miraba con sus ojillos y su carita de alegría, moviendo la cola. No lo quería cerca porque sabía que me iba a encariñar. Lo subí a la casa y ahora lleva 4 años con nosotros. © Marialba Gomez Jimenez / Facebook
- Mi tío tenía una tienda pequeña donde vendíamos solo huevos. Un día apareció un enorme gato negro que tenía un solo ojo y le pusimos agua y comida. Al rato se fue, pero comenzó a venir todos los días a la hora de abrir y cada día se quedaba un rato más. Un día apareció una mujer y al verlo dijo que era su gato y se lo llevó. Le dijimos que lo dejara salir de la casa, que siempre regresaba. No volvimos a verlo. © Chusa Garcia / Facebook
- A mí no me gustan los gatos ni los perros. Pero un día lluvioso llegó una pequeña gatita de ojos azules a mi puerta. Estaba en mal estado, le di de comer y al día siguiente se fue. Luego de unos días regresó y nunca más se fue. Ya es parte de nuestra familia. © SG Muñoz / Facebook
- Casi nueve años atrás, mi mejor amiga, que vivía conmigo, llegó del trabajo con una gata que había encontrado en la calle, dentro de una caja de cartón. Ni siquiera había abierto los ojos. Le di leche y se quedó conmigo para siempre. © Pamela Morales Muñoz / Facebook
- A mi perro lo vi en una página de adopciones y me robó el corazón. Lo tuve que dejar cuando mi marido falleció, pero esperó poco más de un año por mí, hasta que me cambié de casa y pude traerlo conmigo. © Caro Marin / Facebook
- Un día un perro se apareció en el jardín delantero de mi casa. Le dejé un poco de comida y agua porque se veía desnutrido. Al día siguiente me fui de viaje por una semana y, al regresar, el perro seguía ahí, cada vez más flaco. Lo alimenté y lo llevé al médico. Su carita se ganó mi corazón y ya llevamos tres años juntos.
- Un día empecé a escuchar una especie de lloriqueo, y como vivo arriba de una pizzería, pensé que eran niños jugando. Luego de un par de horas, lo volví a escuchar y me asomé al balcón con mi esposo, quien me señaló una pequeña bolita de pelines en la calle. Parecía que quería llamarme, porque cada vez que me metía de nuevo, comenzaba a chillar. Bajé a ver. Era una gatita tan pequeña que cabía en mi mano. La llevé al veterinario y nos dijo que tenía estrabismo y algo de ceguera. Desde ese día, ella y yo tenemos una conexión especial: ronronea cada vez que me ve y me da “besitos” cuando estoy triste.
Crecer con una mascota tiene innumerables beneficiosos y también conlleva muchas responsabilidades, pero dejando a un lado eso, se convierten en nuestra familia y en los mejores compañeros de vida que podríamos tener. Unos aliados para todo, amor a raudales y mucha diversión.
Imagen de portada Raquel Valencia / Facebook
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