19 Señales por las que te llamarían bruja en la Edad Media

Los tiempos cambiaron y las creencias evolucionaron, pero en la Edad Media bastaba muy poco para que una mujer fuera acusada de brujería y condenada por ello. Cosas tan simples como tener mucho dinero, no tener hijos, tener una mascota o ser soltera podían convertirse en el infierno para cualquier mujer.

En este artículo, Genial.guru comparte contigo una serie de razones por las que una mujer podía ser llamada bruja en la Edad Media.

1. Eres una mujer

Sí, tan simple como eso. En la época medieval, todas las mujeres eran fuertemente asociadas con la brujería. Durante los infames juicios de Salem, Massachusetts, que tuvieron lugar entre 1692 y 1693, 14 mujeres y solo 5 hombres fueron condenados por brujería. Pero en general, a lo largo de la historia, hubo muchas más mujeres acusadas que hombres. Durante los juicios medievales por brujería, y no solo los de Salem, más del 85% de todos los condenados fueron mujeres.

2. Eres una mujer independiente

Si eres una mujer adulta e independiente y no recibes ningún apoyo financiero adicional, habrías calificado como bruja muchos siglos atrás. Cada vez que aparecían rumores de que una mujer llevaba una vida cómoda sin la ayuda o supervisión de un hombre, la alarma general se activaba. Estas mujeres no solo eran aisladas del resto, también podían ser arrestadas y llevadas ante la corte.

3. Eres demasiado pobre

Si bien no era recomendable que una mujer soltera tuviera demasiado dinero en el siglo XVII, también se consideraba una mala señal que tanto hombres como mujeres fueran demasiado pobres. Muchas veces, las personas sin hogar y los mendigos eran acusados de brujería. Cualquiera que no quisiera a nadie por el vecindario pidiendo dinero o comida podía delatarlos frente a las autoridades como brujos.

4. Eres demasiado joven

A menudo se creía que las mujeres muy jóvenes eran brujas. Después de ser interrogadas y puestas bajo mucha presión, ellas confesaban y solían decir que habían obtenido sus habilidades sobrenaturales de un familiar. Y así, toda la familia era acusada. Había niños de hasta cuatro años encerrados en prisión debido a acusaciones falsas de brujería.

5. Eres demasiado vieja

Una edad sabia y respetable tampoco podía proteger a una mujer. Al contrario, las ancianas, estuvieran o no casadas, eran extremadamente vulnerables a las acusaciones. Se creía que las fuerzas del mal las ayudaban a alcanzar una edad tan avanzada.

6. Eres una mujer casada con demasiados hijos

De acuerdo con la opinión popular de la época, solo la magia negra podía darle a una mujer un útero muy fértil. Y si había una pareja en el vecindario con problemas para dar a luz a un bebé, o si sus hijos enfermaban, se trataba de una clara señal de que otra madre con demasiados hijos estaba robando los niños potenciales. Por lo tanto, no había duda de que era una bruja.

7. Eres una mujer casada sin hijos

Si eras una mujer casada pero tenías pocos niños o ninguno, las personas a tu alrededor podían creer que habías sido maldecida con la infertilidad, o que te habías comido a tus propios hijos. Además, si una familia con muchos hijos vivía cerca de tu hogar y comenzaba a tener algún problema, era 100% tu culpa, por supuesto. Sin duda eras tú la que había embrujado su hogar por celos.

8. Tienes más de una amiga mujer

Si eras una mujer con muchas amigas y se reunían sin la presencia de un hombre, podías acabar como sospechosa de brujería. De hecho, uno de los infames cazadores de brujas, Matthew Hopkins, comenzó su negocio tras oír a unas cuantas mujeres que salían juntas. Estaban hablando de temas que, en su opinión, estaban conectados con la brujería.

9. Eres una mujer que discutió con un amigo o un vecino

Los cazadores de brujas eran tan poderosos y temidos en la comunidad que muchas personas se aprovechaban y acusaban a sus enemigos de brujería. Esta estrategia los ayudaba a vengarse de alguna persona con la que habían discutido.

10. Tienes una personalidad rebelde

Si las personas te describen como una persona obstinada, directa o temperamental, tenías buenas chances de ser condenado por brujería en el siglo XVII. Una actitud rebelde, perder la calma y responder hubieran convencido a cualquiera de tu afinidad por la hechicería.

11. Sabes nadar

Hoy en día, la mayoría de nosotros aprende a nadar siendo niños. Pero hace algunos siglos, las personas creían que solo las brujas podían nadar. Es por eso que las mujeres sospechosas de brujería eran arrojadas al agua. Si no lograban salir, eran inocentes. Pero si una mujer lograba asomar a la superficie, las fuerzas del mal estaban de su lado. Las autoridades no necesitaban más evidencias de que estaban frente a una bruja.

12. Le eres infiel a tu marido

Esta era la peor cosa en que una mujer podía involucrarse. Si su aventura era descubierta, no había manera de evitar que la encontraran culpable de brujería. No tenía oportunidades de sobrevivir.

13. Intentas predecir la identidad de tu futuro esposo

¿Has visto esos juegos de niños que te dicen el nombre de tu futuro esposo o esposa, dónde vivirán, cuántos hijos tendrán y otras cosas así? Es solo un juego inocente, ¿cierto? Bueno, no durante la época medieval. Una mujer llamada Tituba les ofrecía a las mujeres adivinar el nombre de sus futuros esposos. Como resultado, se convirtió en la primera mujer en Salem en ser condenada por brujería.

14. Eres una partera

Desafortunadamente, las parteras que ayudaban a las mujeres durante el embarazo y el parto eran consideradas brujas en el siglo XVII. Las autoridades creían que su conocimiento de hierbas y medicina antigua estaba conectado con las fuerzas del mal.

15. Tienes el hábito de hablar solo

Si en algunas ocasiones murmuras sola, por más que se trate de la lista de compras o de una canción pegadiza, debes ser una bruja. Al menos eso es lo que las personas del siglo XVII creían. Por ejemplo, en 1692, durante los juicios de Salem, una mujer llamada Sarah Good fue acusada de practicar la brujería. Al parecer, tenía el hábito de hablar sola, y solía hacerlo cuando salía de las casas de los demás. Y por más que Good jurara que estaba recitando salmos, los acusadores dijeron que estaba conjurando hechizos. Y fue por eso que la condenaron.

16. No eres bueno hablando en público

Si pierdes la calma cada vez que tienes que hablar en público, te estarías arriesgando a una acusación de brujería en la Edad Media. En aquel entonces, las personas creían que las brujas no podían leer la Biblia en voz alta. Es por eso que una de las maneras de poner a prueba a una persona era obligarla a leerla frente a una multitud. Si el sospechoso no lo lograba, o si tenía problemas para hacerlo, significaba que practicaba la brujería. A nadie le importaba demasiado que la mayoría de las personas en esa época fueran analfabetas o tuvieran problemas para hablar en público.

17. La leche o la manteca se ha echado a perder

Durante los juicios por brujería de Salem, muchas personas declararon que sus lácteos se echaban a perder frente a la presencia de una bruja.

18. Tienes una mascota

Gatos negros, magia, brujería, de seguro conoces esa asociación. Pero, por más que tu mascota no fuera negra o no estuviera conectada a la familia de los felinos, aún tenías buenas chances de ser llamada bruja. En aquellos días, casi cualquier mascota era considerada un espíritu familiar. Y si tenías un familiar en su forma de animal, se trataba de una clara señal de brujería. Se suponía que esos animales asistían a sus dueños a la hora de ejercer la magia.

19. Tienes un lunar o una marca de nacimiento

Los lunares y las marcas de nacimiento eran vistos como señales de que una mujer estaba marcada y practicaba la brujería. En esos tiempos, las personas creían que eran el lugar de la piel donde el familiar de la bruja —fuera una serpiente, un gato o un perro— podía morderla para beber su sangre. Así que, si una mujer era acusada de brujería, se le quitaba todo el pelo del cuerpo hasta encontrar alguna marca.

Entonces, ¿cuál de todos estos motivos te parece el más absurdo? Cuéntanos tus opiniones en la sección para comentarios.