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¿Sabías que hay ciudades donde puedes respirar aire puro, moverte en bicicleta sin caos y ver jardines en rascacielos? En un mundo cada vez más afectado por la contaminación y el cambio climático, algunas urbes están liderando con innovación, conciencia ecológica y belleza natural. Desde la futurista Singapur hasta la encantadora Liubliana, estas ciudades no solo protegen el planeta, sino que ofrecen una calidad de vida envidiable. Aquí te presentamos 20 destinos verdes y sostenibles que están cambiando la forma de vivir (y viajar).
Las ciudades verdes son espacios urbanos diseñados para ser sostenibles, saludables y respetuosos con el medio ambiente. Se caracterizan por una planificación que prioriza las áreas verdes, el transporte público, la eficiencia energética, el reciclaje, el uso de energías renovables y la calidad del aire. Un objetivo común en muchas de estas ciudades es convertirse en “ciudades carbono neutrales”, lo que significa que buscan equilibrar las emisiones de gases de efecto invernadero que generan con acciones que las compensen, como plantar árboles, usar energía solar o invertir en tecnologías limpias. En resumen, las ciudades verdes no solo reducen su impacto ambiental, sino que también mejoran la calidad de vida de sus habitantes.
Copenhague combina sostenibilidad, innovación y estilo de vida como pocas ciudades. Puedes nadar en su puerto increíblemente limpio, esquiar sobre el techo de una planta de energía verde (Copenhill) o recorrer sus canales en botes solares hechos de madera sostenible. Las bicicletas dominan las calles, los hoteles son ecológicos y hasta la comida callejera es orgánica. Esta ciudad no solo busca reducir emisiones: redefine cómo vivir en armonía con el entorno.
Singapur es un modelo de sostenibilidad urbana, con rascacielos cubiertos de vegetación, jardines verticales y espacios verdes integrados en toda la ciudad. Gracias al ambicioso Green Plan 2030, ya ha comenzado a plantar un millón de árboles, expandir su energía solar y reducir residuos. La ciudad promueve una movilidad limpia y busca que sus escuelas sean carbono neutral, combinando modernidad con compromiso ambiental.
Vancouver es un referente en sostenibilidad urbana, destacando por su ambicioso objetivo de alcanzar un 100% de energía renovable para 2050. Actualmente, más del 90% de su electricidad proviene de fuentes hidroeléctricas. La ciudad promueve la construcción de edificios energéticamente eficientes y la expansión de espacios verdes, con más del 90% de los residentes viviendo a menos de cinco minutos de un parque. Además, su sistema de transporte público, incluyendo el SkyTrain y autobuses eléctricos, busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 80% para 2050.
Liubliana, la capital verde de Europa en 2016, es un modelo de sostenibilidad urbana. Desde 2008, su centro histórico está libre de tráfico motorizado, creando la mayor zona peatonal de la UE. La ciudad cuenta con más de 306 km de ciclovías y 542 m² de espacios verdes por habitante. Además, implementa un sistema de gestión de residuos que procesa hasta el 95% de los desechos, convirtiéndola en la primera capital europea en comprometerse a ser cero residuos.
Ámsterdam es una de las ciudades más verdes de Europa, con más árboles que habitantes y una rica biodiversidad. Su política de espacios verdes, establecida en la Visión Integral Ámsterdam 2050, busca crear rutas verdes accesibles, transformar calles en espacios naturales y fomentar la participación ciudadana en la creación de jardines urbanos.
Tokio, a menudo percibida como una metrópolis vibrante y densamente poblada, sorprende al liderar el mundo en espacios verdes urbanos. Según un estudio de Freepik, la ciudad cuenta con 159 parques y atracciones naturales, superando a cualquier otra urbe global. Lugares emblemáticos como el Jardín Nacional de Shinjuku Gyoen y el Parque Ueno ofrecen a residentes y visitantes oasis de tranquilidad en medio del bullicio urbano. Estos espacios no solo proporcionan recreación, sino que también reflejan el compromiso de Tokio con la sostenibilidad y la calidad de vida.
Melbourne es una ciudad comprometida con la sostenibilidad, con tranvías impulsados por energía solar, políticas libres de plásticos de un solo uso y eventos certificados ambientalmente. Su objetivo es ser carbono neutral para 2045 y tiene la intención de plantar 1,5 millones de árboles para 2040, destacando como líder ecológico en Australia y en el ranking global de destinos sostenibles.
Reikiavik destaca por su compromiso con la sostenibilidad, aprovechando fuentes de energía renovable como la geotermia y la hidroelectricidad para abastecer sus necesidades energéticas. La ciudad promueve el transporte ecológico, incentivando el uso de bicicletas y vehículos eléctricos, y fomenta la economía circular mediante iniciativas de reciclaje y reutilización. Además, Reikiavik se esfuerza por mantener espacios verdes accesibles y preservar su entorno natural, integrando prácticas sostenibles en la vida cotidiana de sus habitantes.
Curitiba, en el sur de Brasil, es reconocida por su enfoque innovador hacia la sostenibilidad urbana. La ciudad ha integrado eficazmente el transporte público, espacios verdes y gestión de residuos en su planificación. Su sistema de Bus Rapid Transit (BRT) ha servido de modelo para muchas otras ciudades, y sus extensas áreas verdes no solo ofrecen recreación, sino que también ayudan en la gestión natural de aguas pluviales. Además, Curitiba implementa programas que incentivan el reciclaje y la participación ciudadana en prácticas ecológicas.
San Francisco destaca por desviar alrededor del 80 % de sus residuos de los vertederos mediante programas de reciclaje y compostaje. Su sistema de transporte incluye tranvías eléctricos y autobuses híbridos. Además, promueve el ciclismo urbano con iniciativas como Bay Wheels y celebra mercados locales con productos sostenibles.
Barcelona ha desarrollado una estrategia integral para aumentar y mejorar su infraestructura verde urbana, reconociendo la importancia de “renaturalizar” la ciudad para adaptarse al cambio climático. Además, iniciativas como las “supermanzanas” transforman espacios urbanos en zonas con prioridad a los peatones, los ciclistas y los espacios sociales, promoviendo un entorno más saludable y sostenible, relegando los coches a la periferia.
Oslo es reconocida como una de las ciudades más sostenibles del mundo. Su sistema de transporte público es eléctrico, incluyendo tranvías, autobuses y ferris impulsados por energía renovable. Además, la mayoría de los autos nuevos que se venden en la ciudad son 100 % eléctricos, híbridos enchufables o híbridos, lo que refleja una fuerte adopción de tecnologías limpias por parte de la población.
Tallin, la capital de Estonia, fue reconocida como la Capital Verde Europea en 2023 por su enfoque integral hacia la sostenibilidad urbana. Con una historia de conservación que data del siglo XIII, cuando empezaron a proteger sus bosques, la ciudad ha seguido promoviendo el respeto por la naturaleza. Actualmente, el 79% de sus residentes tienen acceso a espacios verdes a menos de 250 m, y alrededor del 13.8% de su territorio está cubierto por sitios naturales protegidos, hogar de especies raras y diversos hábitats que fomentan la biodiversidad. Tallin también es pionera al ofrecer transporte público gratuito desde 2013, facilitando la movilidad sostenible para sus habitantes.
Seúl ha transformado su infraestructura urbana para adaptarse al cambio climático. Se destaca como una ciudad verde al alcanzar 18.74 m2 de espacio verde por habitante en 2023, un notable aumento desde los 5.73 m2 en 1975. Su enfoque en parques, jardines elevados y transporte público eficiente ha mejorado la calidad de vida y reducido la contaminación. Incluso, la ciudad ha reducido intencionadamente el espacio vial para los coches, priorizando andar a pie y en bicicleta.
Portland, Oregón, se ha consolidado como la ciudad más sostenible de Estados Unidos, según un estudio que evaluó las 50 ciudades más visitadas del país. Este reconocimiento se debe a su bajo impacto ambiental per cápita, el uso destacado de energía renovable y políticas urbanas que priorizan la sostenibilidad. La ciudad también es reconocida por su baja contaminación lumínica y una notable proporción de hoteles sostenibles, reflejando su compromiso con el medio ambiente y la calidad de vida urbana.
¡Bogotá brilla en América Latina! En 2022, fue la única ciudad latinoamericana en figurar entre las 100 más sostenibles del mundo según el índice de Arcadis, alcanzando el puesto 78 y destacándose en el puesto 20 en la categoría “Planeta” gracias a sus avances en acción climática. Este reconocimiento se debe a iniciativas como su flota de buses eléctricos y una amplia red de ciclorrutas que promueven la movilidad sostenible y la calidad del aire.
Zúrich se destaca como una ciudad líder en sostenibilidad, implementando ambiciosas iniciativas para reducir su huella ecológica. La ciudad fomenta el uso del transporte público ecoamigable, bicicletas y caminatas. Además, la supresión de aparcamientos también contribuyó a la transición de la ciudad hacia un transporte urbano más sostenible. Su sistema de reciclaje es muy detallado: los residentes deben separar varios tipos de basura. Las bolsas especiales Züri Sack son necesarias para desechar residuos domésticos y, al no ser baratas, logra que el habitante controle mejor sus residuos.
Freiburg, ubicada al pie de la Selva Negra, es un referente global en sostenibilidad urbana. La ciudad ha liderado iniciativas ecológicas por décadas: cuenta con 400 km de ciclovías, barrios como Vauban casi sin autos y edificios que generan más energía de la que consumen. Su compromiso con la energía solar y la planificación urbana verde la posiciona como modelo para ciudades sostenibles del futuro.
Estocolmo se destaca como una ciudad verde ejemplar, integrando sostenibilidad en su desarrollo urbano. Su eficiente sistema de transporte público, que incluye taxis eléctricos y ferris impulsados por hidrógeno, reduce significativamente las emisiones de carbono. Además, promueve la movilidad en bicicleta y el uso de energía renovable, como la solar y la eólica. La ciudad también ha implementado proyectos innovadores como el Stockholm Biochar Project para gestionar los residuos urbanos de manera ecológica.
Wellington se compromete a ser una ciudad ecológica mediante el fomento del transporte de bajas emisiones, la construcción sostenible y la reducción de residuos. Además, la iniciativa “Our City’s Food Future” busca un sistema alimentario local más sostenible y resiliente.
Estas ciudades verdes y su población demuestran un fuerte compromiso con la sostenibilidad, integrando soluciones innovadoras para el transporte, la energía y la gestión de residuos. Estas iniciativas promueven un futuro más saludable y equilibrado. ¿Cómo contribuyes tú al cuidado del medio ambiente en tu día a día?