“A los siete años, fui a la escuela y mi infancia se acabó” muero de la risa
20+ Ejemplos de espontaneidad infantil que volverá loco a cualquier adulto en un abrir y cerrar de ojos
Los niños todavía no se han familiarizado con las leyes y normas de este mundo, por lo que inventan las suyas propias. Servirán de ejemplo, como mínimo, las historias de lentes por 400 USD tirados, literalmente, a la basura porque se ensuciaron, o la manera de tratar el amor no correspondido con agüita: cada una de estas explota el cerebro y provoca risas y, a veces, hasta lágrimas.
Genial.guru conoce de primera mano la lógica infantil, motivo por el que buscó para ti los mejores ejemplos de la misma. Y al final de este artículo te espera un bono: la historia de una niña que no se arrugó para combatir una injusticia.
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Estoy en la cocina y oigo un diálogo en la habitación de al lado entre mi esposa y mis hijas (de 5 y 7 años). Mi esposa:
— ¡Recojan rápidamente todos los juguetes, si no, los voy a tirar!
La mayor le grita a la menor:
— Hermana, ¡vamos a recogerlos! ¡Deja en el piso lo que no nos hace falta!
Me vi obligado a intervenir y decirles que también tienen que recoger la basura. © Kuzmich52nn / Pikabu
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—¿Dónde está el asno? —preguntó mi hija.
—¿Qué asno? ¿Te refieres a un burro?
—Sí, el marrón.
Empecé a repasar mentalmente todos los juguetes. Nunca hemos tenido ni un burro, ni un asno.
—Mmmm... Hija, ¿es tu amigo imaginario?
—No. Uno de verdad, el marrón. ¿Dónde está?
—No tenemos asno.
—¡Sí, tenemos! ¡Tiene orejas como las de un conejo!
Absurdo. Un asno marrón con orejas de conejo. Menos mal que mi esposa se percató. Conoce al asno. © LooLooJ / Pikabu
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Mi hija (de casi 6 años) montó lo siguiente en la calle. Se le ocurrió una misión, reunió a su alrededor a niños mayores. Estos, con entusiasmo, llevaron a cabo sus ideas, ella los dirigió a todos, los condujo por las diferentes etapas de la misión. Las tareas se terminaron, los niños, muy excitados, le dijeron:
— ¡Más, más! ¿Qué va luego?
Ella, así de tranquila y relajada, contestó:
— Luego, será mañana. ¡Y de pago! © zhekaural / Pikabu
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Estaba escribiendo una postal dando el pésame y mi hijo de 5 años me preguntó por lo que estaba haciendo. Le respondí: “Estoy escribiendo una carta para decir cuánto lamento que la madre de mi amigo haya muerto”. Él hizo una pausa MUY significativa y preguntó sin estar seguro: “Esto es solo para portarte bien, ¿no? No lo hiciste tú, ¿verdad? ” © Miriel Thomas Reneau / Twitter
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No conseguíamos encontrar los lentes de mi hijo de 6 años y le preguntamos dónde estaban. Él nos dijo: “Los cristales se ensuciaron y ayer los tiré a la basura”. Los lentes nos costaron 400 USD. © jessemodz / Twitter
Dieciocho de septiembre
Tarea de casa
“Mi infancia”
Nací en el año 2009, tengo mamá, papá y una hermana. A los dos años, fui al kínder. A los siete años, fui a la escuela y mi infancia se acabó.
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Hace poco, mi esposa sacó un álbum con nuestras fotos antes de la boda, cuando éramos jóvenes, delgados e inmaduros. Estábamos viéndolas, recordando aquellos tiempos. Nuestro hijo (5 años) señaló una foto y nos dijo:
— Papá, ¿cuándo hiciste estas fotos?
— Fue hace mucho, todavía antes de conocer a tu mamá.
Después, el niño se quedó colgado varios segundos y soltó:
— Entonces, ¿tú antes no eras de nuestra familia? © entonee / Pikabu
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Mi hijo de ocho años:
— Estoy enojado.
Yo:
— ¿Por qué?
Mi hijo de ocho años:
— No necesito una razón. © XplodingUnicorn / Twitter
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Mi hijo de dos años estaba comiendo su almuerzo y me preguntó: “¿El café de papá está caliente?”. Yo: “Sí, muy caliente, no lo toques”. “¿Puedo soplar al café de papá?”, preguntó mi hijo. Inmediatamente después de eso, horrorizado, lo vi soplar a mi café recién hecho, y los trozos de nuggets de pollo medio masticados, cayendo directamente a mi taza. © papaneedscoffee / Twitter
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Cuando mi hijo cumplió 36 meses, renuncié a usar la silla de paseo. Era difícil llevarla por todas partes: a veces no había rampas, o bien las puertas eran estrechas, o los pasillos, y ciertamente, pesa demasiado. Mi hijo andaba mucho y ya a esa edad aguantaba cinco horas dando un paseo sin prisa, de vez en cuando, llevándolo sobre los hombros. A sus dos años y medio, podía ir con él a una tienda en la aldea que estaba a tres kilómetros y medio, solo de ida. Nunca se quejó, ni lloriqueó. Pasó un año. Mi hijo ya tenía tres años y medio. Regresábamos de la tienda y me dijo: “Mamá, estoy cansado”. Le pregunté: “¿Cómo puede ser? Si cuando eras más pequeño ibas tranquilamente y no te cansabas. Entonces, me miró significativamente y soltó: “Es que no sabía hablar”. © Bakkara / Pikabu
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Mi hija de 6 años cuenta: “Invité a caramelos a tres chicas: ¡Katia, Natalia y yo!” © Annypooh / Twitter
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Una vez tuve la oportunidad de visitar el Museo de Arte Moderno de San Petersburgo. Fue tan interesante que decidí revisar el libro de visitas. La frase más memorable estaba escrita con una letra insegura de un niño: “¿Me pueden decir por qué dibujan tan mal?” © Tonybonelli / Pikabu
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La teoría de la relatividad de mi hija de seis años:
— Mamá, acércate.
Mamá:
— Ven tú misma.
Hija:
— Pero si tú estás más cerca de mí que yo de ti. © dum7 / Pikabu
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Mi hermana tiene un hijo y una hija, gemelos. En aquel momento tenían unos 5 años. Después de una intervención, a mi hermana le prohibieron comer cosas fritas, ahumadas, picantes y así sucesivamente. Por lo general, ella está a favor de una alimentación sana y contra todo tipo de salchichas y embutidos en la dieta de los niños. Su hijo es indiferente a estos, pero su hija vendería la patria por una salchicha.
Un día, paseaban por el parque infantil y entonces su cerebro, agotado por la búsqueda de ideas para la cena, soltó la siguiente idea:
— Niños, hoy les voy a freír papas.
Su hijo, al oír el nombre mágico del platillo tan extraño en su menú, se precipitó hacia su madre con un grito:
— Mami, querida, adorable, te quiero tanto, nos vas a freír nuestras queridas papas, ¡por fin, estuve esperando tanto tiempo esto!
Y dirigiéndose hacia sus amigos:
— ¡Mi mami nos va a freír papas hoy!
Y la besó hasta donde llegaba, y alcanzaba solo las manos de su madre. Enseguida, desde el columpio vino corriendo su hija:
— Mami, querida, ¿tal vez también nos des salchichas? ¿Al menos una? ¡Por favor, por favor! ¡Una, pequeña!
El parque infantil se quedó en suspenso... Las madres de los bancos vecinos contemplaban la escena con mirada inquisitiva, al lado del columpio, un padre se moría de risa, otro, a carcajadas sobre el arenero. Mi hermana contó que nunca se habían ido del parque tan rápido para casa. © crazyEmpress / Pikabu
MAMA SI ERE TAN INTELIJENTE BE A DORMIR TU MISMA LA MENTE TANVIEN NESESITA REFRESCARSE.
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Ayer llamó mi madre pidiendo hablar con su nieto. Le pasé el teléfono a mi hijo y soltó sorprendido: “¿Quién es?” Le expliqué que su abuela quería felicitarlo por el Día de los Derechos del Niño. Indignado, dijo al teléfono: “¡Pero ya no soy un niño! ¡No hace falta protegerme!”. Me pasó el teléfono y con paso firme se fue a su habitación. Le dije a mi madre: “Lo siento, mamá, tu nieto ya es un hombre adulto e independiente de 6 años”. © Cámara № 6 / vk
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Mi hija es una aficionada a la comida húmeda para gatos. Y cómo salvar la cara cuando me pide en la tienda: “¿Puedes comprarla también para mí? ¡Por favor, es tan rica!”. Además, su papá les enseñó a ella y a su hermano a perseguir palomas gritando “¡Carne!”. No sé qué pensarán las personas a su alrededor. © Rijuh / Pikabu
Bono
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Cada verano iba al pueblo de mi abuela. Y en uno de ellos, mi abuela me mandó al patio de recreo de la escuela: era como un campamento de verano, pero sin alojamiento, de 10:00 a 17:00. Una vez, en el comedor, nos daban para almorzar manzanas por la mitad. Me indigné porque en nuestra ciudad siempre nos daban manzanas enteras. Esto se lo dije en el comedor a la mujer que las repartía. Ella soltó a regañadientes algo del tipo “Entonces vete a tu ciudad”. Esto me molestó. Lo mejor que se le ocurrió a mi cerebro infantil fue hablar con la directora de la escuela (por si ella no estaba al tanto de esta infracción). Y lo más sorprendente: ¡funcionó! Aquel mismo día todos recibimos una manzana entera, además de aquellas mitades, y los demás días también nos las daban entera. ¡Deberían ver cómo me miraba aquella mujer! Así es como una niña de 8 años ganó una pequeña batalla contra una injusticia. P. D. Nunca me han gustado mucho las manzanas. © anamig / Pikabu
¿Qué hacías tú en tu infancia?
Comentarios
Los niños se expresan tal y como les viene a la cabeza
La niña que rompió el billete a la mitad por lo menos demostró que es buena y comparte
Qué asco la niña a la que le gusta la comida para gatos
La tarea de casa sobre la infancia, genial esa niña.