20 Historias de clientes tan fuera de control que solo falta la música dramática de fondo

hace 1 mes

Trabajar en atención al cliente es, básicamente, una montaña rusa de estrés. Un solo cliente excéntrico puede convertir un día tranquilo en uno de infarto, y a veces tendrás que lidiar con un montón de ellos. De vez en cuando, aparece ese cliente inolvidable que se te queda grabado por años. Se puede decir con seguridad que, si trabajas con personas, la palabra “aburrido” definitivamente no está en tu vocabulario.

En nuestra tienda usamos un “código amarillo” cuando un niño se pierde. Todo el equipo detiene lo que está haciendo y se une de inmediato a la búsqueda. Casi siempre, el menor aparece en cuestión de minutos.
Una noche tranquila, un niño de 10 años desapareció y no lográbamos dar con él. El padre, cada vez más desesperado, se mostraba visiblemente alterado. Le pregunté si era posible que su hijo hubiera ido solo al coche. Me gritó, asegurando que eso era imposible y que no me estaba tomando en serio la situación. El niño, efectivamente, había ido solo al coche. © Whitealroker1 / Reddit
Trabajo en un gimnasio. Una entrenadora tenía una clienta que le pidió que le detallara por escrito todo lo que debía hacer. Así que le preparó una hoja con instrucciones como: “Desayunar avena. Pesar 85 gramos de cereal seco”, y así con cada comida.
A los tres días, la clienta presentó una queja ante la gerencia, diciendo que tenía dolor de estómago por culpa de la dieta. Resultó que se estaba comiendo los copos de avena crudos, sin cocer. A veces la gente puede ser realmente extraña. © Overheard / VK
Una señora llegó con un cupón del 10% de descuento y me preguntó cuánto se le rebajaría en una antena que costaba 80 dólares. Le dije que serían 8 de descuento, a lo que ella reaccionó con sorpresa y, molesta, eligió mejor una antena de 50 dólares.
Al momento de cobrar, me preguntó por qué la antena le costaba 45 dólares. Le expliqué de nuevo cómo funciona el 10% de descuento, y ella respondió: “Pero tú dijiste que eran 8 dólares” © TheNutsFlush21 / Reddit

Una señora entró muy molesta por el estado de la tienda. Se agachó y empezó a revisar debajo de las estanterías. Al poco rato, se fue y regresó equipada con bolsas de plástico, guantes, mascarilla y unas pinzas de cocina. Comenzó a sacar pelusas del suelo como si fuera una misión personal. Me pidió una escoba, y se la di con amabilidad.
Cuando cerramos la tienda al final del día, la acompañé hasta la salida y le agradecí por señalarnos el problema. Nunca más volví a verla.
El gerente me llamó tonto por haberle permitido hacer todo eso. Pero no estaba molestando a nadie, y mientras limpiaba, parecía sentirse cada vez más tranquila. Estuvo allí unas tres horas. © SleeplessBlueBird / Reddit
Un cliente llegó con un problema en el conector de carga de su portátil. La recepcionista le explicó que abriríamos el equipo, diagnosticaríamos el problema y luego lo llamaríamos.
Él respondió: “Eso toma mucho tiempo, yo mismo podría hacerlo. Solo me falta este destornillador. Que el técnico lo abra y lo revise, rápido.”
La recepcionista le explicó con paciencia que desmontar un portátil lleva tiempo, que todo el trabajo se hace en el área técnica y que no está permitido hacerlo frente al cliente.
Pero él insistía: “Solo hay seis tornillos, yo podría hacerlo sin problema.”
Tomé el destornillador y fui al taller. Mientras tanto, el cliente decidió abrirlo por su cuenta e intentar repararlo él mismo.
El resultado: arrancó el cable del teclado, rompió el cable del botón de encendido y dañó el conector de la placa. Y después de todo eso, dijo que fue culpa mía, por no haber revisado su portátil de inmediato. © Unknown author / Pikabu
Soy técnico veterinario. Mucha gente cree que los pezones de su perro son garrapatas. Muchísima gente. Un hombre incluso nos dijo: “¡Pero, él es macho!”. © JunkyardForLove / Reddit

Trabajo en un taller de cambio rápido de aceite en la ciudad. Un día vino una pareja que eran clientes habituales, para que engrasáramos los puntos de lubricación de su coche. Avisé a mi compañero, que estaba trabajando debajo del vehículo, y me dijo que ese modelo no tenía puntos de engrase, ya que vienen sellados de fábrica.
Se lo expliqué al cliente, pero él se enfadó mucho y me acusó de querer aprovecharme de él por ser discapacitado (era ciego; su esposa era quien conducía). Le respondí con calma que no tenía ninguna razón para mentirle, que el servicio ni siquiera se le iba a cobrar, y que además él no iba a pagar nada personalmente.
Después de unos diez minutos de discusión, se fueron molestos.
Un par de horas después, llegó un hombre corpulento diciendo que su cuñado lo había llamado para contarle que intenté aprovecharme de él. Le relaté exactamente lo que había pasado, y me dijo que su cuñado fue a otro taller, donde también le confirmaron que ese coche no tenía puntos de engrase.
Le pregunté entonces por qué había venido, y me respondió:
— Solo quería asegurarme de que no te estabas aprovechando de alguien con discapacidad.
Le pregunté cómo creía él que yo estaba haciendo eso, y su única respuesta fue:
— Solo no lo hagas.
Y se fue. © thegreyquincy / Reddit
Tuve un cliente bastante curioso hace poco:

— Aquí tienes una foto del documento original. ¿Puedes hacer el trabajo hoy?
— Sí, pero con un recargo del 50% sobre la tarifa estándar.
— ¿Tengo que pagar la mitad por adelantado?
— No. Pagas la tarifa estándar más el 50% adicional por la urgencia.
— ¿Puedo recogerlo mañana? ¡Lo necesito con urgencia!
— Claro, pero con el recargo del 50%.
— No quiero pagar extra.
— Entonces tendrás que esperar una semana.
— Está bien, esperaré.
A la mañana siguiente, recibo una llamada temprano:
— ¿Puedo recogerlo hoy?
— Sí, con el 50% adicional.
— ¡Su supervisora me dijo que hoy podía recogerlo al precio normal!
— Estuve en la oficina con ella hasta tarde anoche. Sé que no hablaste con nadie.
— ¡Ya no volveré a pedirte nada porque me siento ofendido!
El hombre tiene 36 años... y está ofendido. © ms.milasha / Pikabu

Trabajé como operador en el centro de llamadas de una compañía de taxis. Un día, una mujer llamó para solicitar un taxi rumbo a una clínica veterinaria. Según el reglamento, debía preguntarle si el perro llevaba bozal, manta y otros elementos de seguridad. La conversación fue así:
— ¿Viaja con su mascota?
— Sí, tengo un pug.
— Debe llevar bozal.
— ¿¡Qué bozal!? ¡Es un pug! ¡Ni siquiera tiene cara! © Eavesdropping / Ideer
Una mujer llamó para hacer una consulta:
— Hola, ¿cuánto cuestan sus servicios para una sesión de fotos de día completo el 20 de julio?
— Hola, esa fecha está disponible. El costo es tal, e incluye...
— ¡Pastel!
— ¿Perdón?
— Quiero que el servicio incluya un pastel.
— Verá, no soy muy buen pastelero...
— ¡Pero me lo recomendaron como un profesional!
Silencio incómodo y luego colgó. © alexm626 / Pikabu
Tuvimos una empleada que nos dijo que su hija había fallecido. Le enviamos flores, le dimos tiempo libre y le dijimos que regresara cuando se sintiera lista.
Unas semanas después, volvió trabajando media jornada, acompañada por una “amiga de apoyo emocional”.
Tiempo después fue despedida, porque dejó que esa “amiga de apoyo” usara nuestros servicios sin pagar.
Un par de meses más tarde regresó como clienta. Y ahí estaba su hija —la que supuestamente había fallecido— sentada en el coche, jugando con un iPad.
La confrontamos de inmediato. Fue tan incómodo como te imaginas.
© OwnSpinach5286 / Reddit

Trabajo en una biblioteca. Un día registré varios libros a nombre de una mujer y le informé la fecha de devolución. Ella miró a su amiga, luego me miró a mí y, totalmente sorprendida, exclamó: — ¿¡Tengo que devolver los libros!? © twentyfeettall / Reddit
— ¡Sus programadores son unos incompetentes! ¡No hacen nada bien!
— ¿El programa funciona?
— Sí.
— ¿Tiene errores?
— No.
— ¿Cumple exactamente con lo que se pidió en el documento técnico?
— Sí, pero... ¡Cuando lo escribimos, teníamos en mente algo totalmente distinto! © astrobeglec / Pikabu
Una madre y su hija entraron a mi tienda. Mientras la mujer revisaba los productos, la niña no dejaba de pedirle cosas. A cada solicitud, la madre respondía: “No, es caro”, “No, eso ya lo tienes”.
Finalmente, desesperada, la niña me preguntó:
— ¿Tienes algo gratis?
— No.
— Pues deberías. Tienes que atraer a la gente con cosas gratis.
Y ahí lo tienen: el secreto del éxito en los negocios, según una experta de seis años. © Yasminurlik / Pikabu

Trabajaba en una tienda de mascotas cuando un hombre entró con un pez muerto y exigió que yo —un chico de 17 años— le dijera de qué había muerto su pez.
Por si eso no fuera lo suficientemente absurdo, un cliente que estaba cerca intervino y me salvó con una pregunta genial:
— ¿¡No tienes un kit de autopsias para peces!?
Fue tan gracioso que el tipo del pez se fue sin decir más. © VonYellow / Reddit
Un día, estaba trabajando en la oficina y recibí una llamada. Contesté:
— Buenas tardes, le escucho.
— Hola, ¿me puede decir cuál es la capital de Australia?
— ¿Perdón?
— Verá, recibí su propuesta comercial y decía “Contáctame si tienes alguna pregunta”. Pues esa es mi pregunta: ¿cuál es la capital de Australia?
— Canberra, si no me equivoco.
— Perfecto. Ahora sí, ¿me puede contar más sobre su propuesta? © IamLie / Pikabu
Recibo tantas preguntas al día que sería imposible recordarlas todas. Pero esta ocurrió justo ayer.
Cuando enviamos documentación confidencial, la encriptamos y protegemos con contraseña. Por seguridad, mandamos el archivo y la contraseña en correos separados.
Un cliente me escribió diciendo que no podía abrir el documento.
Yo: “¿Usaste la contraseña?”
Cliente: “Sí, pero me dio error.”
Yo: “¿Qué contraseña usaste?”
Cliente: “Solo le di a aceptar. Me dijo que era incorrecta.”
Yo: “¿Escribiste algo?”
Cliente: “Pues... no.”
Yo: “¿Podrías intentar usar la contraseña que te enviamos?”
Cliente: “No creí que funcionara, así que borré ese correo.”
Yo: “...” © DiDalt / Reddit

Hace muchos años trabajaba en una tienda de discos y estaba entrenando a una chica nueva en la caja. Era callada, tímida y estaba visiblemente nerviosa.
Un señor mayor se acercó al mostrador con un casete que lo tenía entusiasmado. Mientras hablaba con emoción, sus dentaduras postizas salieron volando, rebotaron en el mostrador... ¡y le pegaron justo en la cintura a la chica que estaba capacitando!
Ella soltó un grito, levantó las manos y dio un salto hacia atrás de casi metro y medio. El señor exclamó:
— ¡Ay, perdón!
Se inclinó, recogió su dentadura... ¡y se la volvió a poner sin más! Fue divertidísimo. Pero la pobre chica no dejaba de temblar, totalmente incrédula, por lo que acababa de vivir.
© YELLOW_TOAD / Reddit
Trabajo en un supermercado. Estaba acomodando huevos cuando un hombre junto a mí empezó a seleccionar cuidadosamente su “mejor docena”.
De pronto, se le resbaló un huevo marrón.
Con reflejos de guepardo, me lancé y lo atrapé a unos 10 centímetros del suelo.
Se lo devolví con una mirada de reproche silencioso.
Y él gritó:
— ¡Harry Potter atrapó la snitch dorada! ¡Gana Gryffindor!
Me eché a reír y le pregunté por qué Gryffindor.
— Por tu uniforme rojo —me respondió.
¡Me alegró el día! © Unknown author / Pikabu
Trabajé en un centro de atención telefónica de un banco. Un cliente llamó diciendo que necesitaba ayuda urgente.
El cajero automático no funcionaba y tenía que retirar efectivo, pero la fila en la sucursal era larguísima y no tenía tiempo para esperar.
Le pregunté cómo creía que podía ayudarlo por teléfono.
Y me respondió, muy serio:
— ¿Por qué no puedes enviármelo por fax? © kitjen / Reddit