20 Lectoras de Genial contaron cuál fue la experiencia más “hermosa” que vivieron con sus suegras

Historias
hace 2 años

La relación con las suegras es una de las más temidas por las personas, y es que no siempre la buena suerte alcanza para crear un buen nexo con ellas. Si bien a algunos les va mejor y encuentran en ellas una segunda madre, existen otros que viven momentos muy amargos auspiciados por las madres de sus parejas. Aunque lo ideal es trabajar en llevarse mejor cada día, muchos de ellos han querido compartir sus historias más insólitas con nosotros mientras eso pasa.

En Genial.guru hemos recopilado varias historias de nuestros lectores en las que hicieron catarsis y contaron sus experiencias más exasperantes con sus suegras. Al final del artículo, encontrarás un bono.

  • Esto tiene ya más de 20 años. Mi suegra salió de vacaciones y les trajo a sus otras nueras una casita para poner las llaves y les dijo que no me dijeran a mí. Días antes, yo le había pintado la casa por dentro y por fuera, le hice cortinas nuevas y retapicé su comedor. Mi esposo, muy molesto, me dijo delante de ella: “Ándale, síguele ayudando a cambiar su casa”. © Olga Jaimes / Facebook
  • Mi querida suegra me regaló dos cosas, quizás tres, en el tiempo que estuve con ella y su hijo. Una de ellas fue un cubrecama muy bonito, de doble vista. Pues una vez se enojó conmigo y fue y quitó el cubrecama. Yo lo que hice fue dejar así la cama, sin cubrecama, y tardé meses en ponerle uno. Quería que mi esposo me preguntara por qué estaba así, pero nunca lo hizo. Y no se lo acepté de regreso. © Esthela Zapata Rodriguez / Facebook
  • Mi suegra me regaló una chamarra blanca, obvio se lo agradecí y me la ponía, pero ella tenía la costumbre de que se compraba lo mismo para ella. Un día que íbamos de paseo con mis suegros y mis dos cuñados, empezó a hacer frío, así que me regresé al carro por la chamarra y ella me la arrebató diciendo que era la de ella y ya no me la regresó. Desde ahí empezó el infierno. © Claudia de la Cerda / Facebook
  • Un día de las madres, mi esposo me “regaló” un set de dos batas muy bonitas de color rosa, pero ese regalo era para mi suegra y a mí no me compró nada. Ella no las quiso y dijo de manera despectiva: “Dáselas a Laura, porque a mí no me quedan”. Yo las acepté, pero mi sobrina me dijo lo que había pasado, porque yo no estaba adentro en el momento de la entrega del famoso regalo. Las usé hasta que se gastaron, pero cada vez que las usaba le decía a mi esposo: “Me voy a poner las batas que tu mamá no quiso” o algo así para que pagara el desaire tan feo que me hizo. Al año siguiente, él llegó con un buen regalo primero para mí. © Laura Ann Rami / Facebook
  • Llevo 8 años con mi esposo y mi suegra, a la que quiero mucho; nunca me había regalado ni un caramelo, pero a mí no me importaba porque es atenta y respetuosa; me ayuda en casa cada vez que viene y es una excelente madre y abuela. Yo siempre le daba detalles sencillos, tanto para ella como para la casa. Un día, le dio de regalo a su hijo (mi esposo) un set de productos de aseo personal del aroma que más odio en el planeta porque me hace doler la cabeza y me dan ganas de vomitar. Al tiempo, le preguntó delante de mí por qué no usaba la colonia y él le explicó que me ponía mal el aroma. A partir de entonces, en las fechas de obsequios, me decía delante de la familia: “A usted no le regalo nada porque es muy regodeona, nada le gusta”, hasta que un día le respondí delante de todos muy irónica: “¿Y usted cuándo me ha regalado un chocolate siquiera para que diga eso?”. Todos se rieron y la empezaron a molestar. En mi cumpleaños pasado, me regaló una hermosa cadena tobillera y una blusa muy bonita, que aunque tuve que cambiarla por otra talla, me encantó y la uso con gusto. © Claudia Andrea Acuña Donaire / Facebook
  • Cuando estaba por entrar a la iglesia, en mi boda, mi suegra me regaló una medalla de oro y cuando se terminó el festejo y regresamos a la casa, me la quitó. Me dijo que había sido solo para ese rato. Afortunadamente, yo no necesitaba nada de ella. © Elsa Amador / Facebook
  • Mi suegra, quien falleció recientemente, nunca me felicitaba en mi cumpleaños; de todos modos, yo no esperaba que lo hiciera. Con que llamara a mis hijas en el suyo, me conformaba. Ahora que falleció, mi marido me dijo en una conversación que ella siempre se acordaba de mi cumpleaños, pero que únicamente se lo decía a su hijo. Solo al principio de mi matrimonio me llegó a regalar una figura de cerámica, que descubrí que estaba rota, pero la había reparado con pegamento. © Erendira Galarza Villalobos / Facebook
  • Mi suegra me regalaba siempre cosas tan “preciosas” como delantales, trapos de cocina, ollas, sartenes. Pienso que para ella yo era algo así como una cocinera o una señora de la limpieza y no una chica de veintitantos años y mujer de su hijo. © Irma Gaubeca / Facebook
  • Mi suegra, una vez que viajó, trajo dos playeras de regalo. Como una era más chica que la otra, supuse que una era para mi marido y la otra para mí. Después, nos dijo que las dos eran para su hijo. Pero le salió mal, porque a él no le gustaron y las usé yo mucho tiempo. En otra ocasión, le compró una televisión a mi cuñada y a nosotros, ¡dos kilos de azúcar! © Eldita Ojero / Facebook
  • Cuando estaba embarazada de mi primer bebé, todos querían que fuera niño, en especial mi suegra, “porque ya había muchas mujeres en la familia”. Cuando supimos que sería una niña, yo estaba feliz, no me importaba lo que fuera porque me hacía mucha ilusión ser mamá, pero mi suegra empezó a decirle “chamaca fea”, “chamaca horrible” a mi bebé mientras me tocaba la panza. Mi hija tiene un año y medio y ella aún no la acepta porque es niña, así que la vemos lo menos posible. © Luna Escondida / Facebook
  • Cuando recién tenía suegra y apenas había nacido mi pequeño, me di a la tarea de regalarle en nombre de mi niño en el Día de la Madre, su cumpleaños, Navidad, etc. para que mi pequeño aprendiera a ser gentil. Cuando mi pequeño estaba por cumplir 3 años y era el Día de la Madre, compramos un arreglo floral lindo de tamaño medio con flores, no baratas, de colores tenues y lindos para una mujer. Cuando lo recibió, le sacó foto y todo, y se emocionó, ya que se lo dio mi niño en sus manos. Al poco rato, preguntó el precio, como con todo lo que le daban, y, como no le contestamos, sencillamente contestó ella misma: “Para los 100 pesos que costó”. La observé, no dije nada y jamás le di un obsequio de nuevo. Mi hijo cumple 6 años este año. © Indira Yarely / Facebook
  • Para el Día de las Madres, mi suegra compró dos perfumes, mi cuñada los abrió para elegir el que más le gustaba y el otro me lo dio a mí. © Florencia Pardo / Facebook
  • Cuando yo estaba embarazada de su primer nieto, mi exsuegra me invitaba a almorzar y a los demás miembros de la casa les daba el almuerzo fresco, recién hecho, y a mí me daba lo que había sobrado de días anteriores. A veces me lo comía porque el hambre me doblegaba, pero me intoxicaba, no sé si del disgusto o por mi estado. Además, mi exesposo no le decía nada y comían todos tan a gusto mientras yo me quedaba sin comer. Obviamente, con estos detalles de parte y parte solo duré 6 años casada. © Liliana Soler / Facebook
  • Mi exsuegra nunca me ayudó ni me dio nada, vivía a dos cuadras de la escuela de mi hija y en 5 años que estuvo estudiando nunca fue a ver a su nieta. Ahora ella y el esposo están viejos y enfermos y quieren que mi hija los cuide. © Mayra Lucía Verdecia Castro / Facebook
  • Mi suegra cada año me regala ropa, que no es de mi gusto y además es usada, se ve usada y huele a usada. Sin embargo, siempre se la agradezco y luego se la regalo a una persona con necesidad. © Araceli Sánchez / Facebook

Bono: Mujeres que dieron con buenas suegras

  • En vida, mi suegra fue muy consentidora conmigo. Durante mi embarazo fue muy atenta y me compraba cosas que se me antojaba comer. Sabía que me gustaban las pashminas y cada vez que iba de viaje, me traía una de regalo. En mi cumple, llegó a comprar un pastel a pesar de verme días después de la fecha. La verdad, fui afortunada de conocerla. © Frank María / Facebook
  • Cuando finalmente llegué a EE. UU., mis suegros viajaron a Colorado, a pesar de que viven en Minnesota y ya están en sus 80. Fue un viaje que les tomó dos días y lo hicieron solo para venir a darme la bienvenida. Como soy de una isla de México, solo traía chanclas y shorts, así que mi suegra me llevó de compras. Caminamos por todo el centro comercial solitas. Definitivamente soy bendecida por tener a ese par en mi vida. © Kary Mendoza Holappa / Facebook
  • El mejor regalo de mi exsuegra fueron clases para aprender a manejar. Me dijo: “No, nada como la libertad” y luego, después de estar separada por más de diez años, ¡me regaló un superauto! Nos llevamos de maravilla. © Rosa Amelia Rivera Avilés / Facebook

¿Cómo es tu relación con tu suegra? ¿Cuál ha sido el peor o mejor regalo que te ha dado?

Imagen de portada Liliana Soler / Facebook

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