20 Seres pacientes cuyos vecinos extraños parecen sacados de “Los locos Addams”

Historias
hace 2 años

En teoría, los vecinos podrían ser nuestros amigos más cercanos y, de hecho, con el paso del tiempo, podrían pasar a considerarse una parte de nuestra familia. Claro, estamos hablando de un ambiente ideal en el que la armonía flote entre todos; sin embargo, en muchas ocasiones, la situación es totalmente opuesta, por lo que tenemos que lidiar con personas difíciles, ruidosas y, a veces, hasta insoportables. Lo mejor en esos casos es armarse de paciencia y, si es posible, empezar a explorar páginas de viviendas.

En Genial.guru recopilamos varias anécdotas que nuestros lectores dejaron en nuestras páginas, y la verdad es que deberíamos felicitarlos por su fortaleza.

  • Una vez, mis vecinos me pidieron cuidar por dos horas a su nena de un año mientras iban a una cena. Después de cuatro horas, la niña empezó a llorar, moría de hambre y yo no sabía ni qué fórmula tomaba. Y ni hablar del pañal... le puse una playera mía. Los padres aparecieron al día siguiente en la tarde. © Yoly Aguilar / Facebook
  • Tuve una vecina que sacaba a sus niños de 3 y 4 años a orinar al jardín para no ensuciar el baño. Se fueron y en la misma casa los nuevos vecinos eran muy tranquilos y no hablaban con nadie, pero cuando hacían fiesta, gritaban, se peleaban y, al otro día, la señora se levantaba muy temprano a lavar ropa© Esperanza Carballo / Facebook
  • Yo fui la vecina rara. Mi mamá y yo nos metimos al patio de los vecinos (pensando que no estaban) a limpiar porque tenían 3 perros y poco tiempo, pues trabajaban todo el día. El susto fue cuando descubrimos que sí estaban y nos hallaron con escobas en su patio. Salimos huyendo y después nos disculpamos. © LV ChávezCano / Facebook
  • Tenía un vecino como de 24 años y una vecina como de 65. Ambos vivían solos, cada uno en su apartamento. Pues un día, la señora le dijo al joven que le daba lástima verlo tan solito y que lo invitaba a comer. Sin mentiras, a los 8 días estaban viviendo juntos. Como dicen por ahí, para el amor no hay edad. © Maira Roxana Muñoz Martinez / Facebook
  • Tuve unos vecinos descarados. Tenían una niña de 13 años y un niño de 7 años, y yo tenía mi hijo, en ese entonces de 14, y mi niña de 8. Mis hijos pasaban tiempo con los niños de los vecinos. Lo curioso era que a veces era la hora de almuerzo o la comida, y si los niños estaban en mi casa, los invitaba a comer con mis hijos. Pasó a ser una situación rara, porque cuando iba a servir el almuerzo o comida todos los días, de repente los niños de los vecinos llegaban de imprevisto. Nos tocó cambiar horarios de comida por un tiempo. © Aidin Cabal / Facebook
  • Tuve una vecina que todos los días sacaba toda su vajilla al pasillo. La ordenaba en la puerta de su casa, que daba al pasillo común, y la dejaba allí todo el día. Era imposible pasar sin tocar alguna copa o plato, y era de héroes pasar sin romper nada. Después, como si nada, volvía a recoger todo, hasta el día siguiente. © Veronica Pacha / Facebook
  • Yo tuve una vecina a la que le gustaba traerme comida. Si hacía arroz con pollo, me traía, pero no el mismo día, sino frío del refrigerador. Al día siguiente, lo mismo, una sopa y otras cosas. Lo extraño era que no era el mismo día que la preparaba. Yo no me la comía, me daba lastima, pero ¿qué podía hacer? La botaba y le decía que no, pero ella insistía. Di gracias a Dios cuando se mudó. © Laura Bravp / Facebook
  • Los vecinos que viven frente a la casa de mi madre, donde yo vivía hace 7 años, son parientes de otros vecinos de la misma cuadra, unas 8 casas más allá. La cosa es que cada cierto tiempo, como una vez al mes, se ponen a discutir en medio de la calle entre ellos mismos con niños de por medio y cero filtros. © Paula Rocio Irusta / Facebook
  • Cuando vivía con mis padres, los vecinos de arriba colgaban alitas de pollo o cualquier pieza de pollo para ponerla a secar en el tendal. Cuando se les llamaba la atención, no entendían el problema. Lo mismo con la ropa que desteñía; la colgaban goteando. © Sonia Blanco Quintela / Facebook
  • Una de mis vecinas me llamó la atención por el agua que corría por el contén al lavar la acera frente a mi casa. Le pregunté si se estaba volviendo loca, porque esa parte de las aceras está hecha con esa finalidad, y que si no estaba de acuerdo, que se la podía beber. Se fue ipso facto de mi presencia. © Viana Silvestre Zorrilla / Facebook
  • Una vecina tiraba la basura en un bello árbol que mi mamá tenía en su acera porque decía que era el árbol de la envidia. Mi madre, con toda su paciencia, salía todas las mañanas a recoger la basura de mi cochina vecina, ya que los perros rompían las bolsas y nos ensuciaban todo. Hasta que un día se cansó y se la empezó a dejar en la puerta de su casa. El cochinero lo empezó a tener ella en su puerta, y nunca más nos dejó nada. © Carolina S-Miguel / Facebook
  • Mis vecinos eran tan raros que tenían el tiempo confundido; dormían de día y de noche cocinaban, limpiaban, hacían de todo, incluso iban a comer fuera a la medianoche. El niño jugaba en la madrugada. Nunca los vi trabajando. © Marlene Castro Oleas / Facebook
  • Tengo una vecina que tiene dos estatuas de leones y muchas plantas en la acera. La tiene completamente bloqueada. Tienes que pasar por el medio de la calle. Si la empresa de teléfono o luz necesita pasar cables o recortar las copas de los árboles, ella no lo permite. Les tira agua caliente o los saca a escobazos. © Yanina Ahumada / Facebook
  • Tenía unos vecinos que cuando hacíamos algo en mi casa, ellos a los pocos días hacían lo mismo. Un día arreglamos una bicicleta, y ellos, a los dos días, compraron una y pasaban al frente y nos volvían a ver. Luego hicimos una barbacoa y al fin de semana siguiente ellos también lo hicieron. Daban miedo. © Jose C Reyes Jara / Facebook
  • Vecinos míos, no, pero vecinos de la escuela donde estudié, sí. Había una viejecita que siempre estaba en el ventanal viéndonos entrar a la escuela a eso de las 7:00 de la mañana. Todo normal, salvo que a veces estaba desnuda. En algún momento llamaron a las autoridades y la llevaron a un albergue porque vivía sola. © Diana Lopez / Facebook
  • Una vez, una vecina me dejó a sus hijos sin preguntarme si se los podía cuidar. Tocaron la puerta, abrí y la auxiliar del furgón estaba parada afuera con 2 niños. Exclamó: “La mamá de los niños me dijo que los dejara aquí”. Pensé que era una broma, ya que yo llevaba apenas unos meses viviendo ahí y nos conocíamos solo de vista con la vecina. Cuando llegó la susodicha, toda campante dijo que “se le había hecho tarde comprando en el centro”, y venía llegando sin bolsas. A mí no me importaba lo que estuviera haciendo, pero que al menos me avisara. © Ana Gonzalez / Facebook

¿Cuál ha sido tu experiencia más amarga con un vecino caradura? ¿Qué crees que se necesita para tener una relación armónica con estas personas?

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