20 Cambios de look que salieron peor que una entrega de Aliexpress

Historias
hace 1 año

Elegir un estilista muchas veces se siente como un tiro a ciegas, pues aunque las fotos de sus “resultados” se vean impecables, no conocemos la historia completa de esas transformaciones. Pero ahora, los clientes han decidido compartir esas ocasiones en las que sin querer cayeron en las manos equivocadas y el resultado fue un look completamente inesperado.

  • La primera y única vez que me teñí el cabello terminé con un color amarillo porque el tinte no alcanzó y mi pelo quedó prácticamente decolorado, no pintado. Cuando la señora se dio cuenta de que no alcanzaba el tinte preparó más, pero quedó de otro tono. Fue la peor experiencia de mi vida con mi cabello, ahora me río pero esa vez fue horrible, cuando me lo secaron quedó en diferentes tonos de amarillo. © Johana RodRiguez / Facebook
  • Cuando tenía unos 13 o 14 años, la hija de una compañera de mi tía estaba estudiando peluquería y estética, entonces me ofreció hacerme algo con ella. Yo, toda emocionada, acepté. Un día me llevó al lugar donde estaban su profesora y sus compañeras. Yo quería que me depilara las cejas porque las tenía muy gruesas, quería que les diera forma. Error, en cuanto me dijo que ya estaban me quería morir, me había sacado el 90 % de mis cejas. Quedé horrorizada, parecían solo dos líneas hechas con lápiz. Llegué a mi casa y la única solución que encontré fue hacerme un flequillo. Mi cabello es súper ondulado y me lo tenía que planchar diario, pero me tapaba las cejas. Así estuve hasta que me crecieron de nuevo. © Dámaris Calizaya / Facebook
  • Yo fui a que me pintaran el cabello de negro para cubrir mis canas. Vi que la mujer buscaba y buscaba, y mezcló varios tubos, yo creo que de sus sobrantes. Al pagar le pregunté si me puso negro, me dijo: “Le puse un castaño oscuro, le va a favorecer por su cara y sus facciones”. Bueno, salí a la calle, empecé a caminar y me vi en unos cristales de un negocio. Estaba güera, yo era rubia. Esa mujer nunca me ha vuelto a ver, desde hace años me pinto el cabello en casa, ya aprendí. © La Mas Linda / Facebook
  • Mi mamá cortaba cabello en la casa, tenía ahí un lugarcito. Un día, ya en la noche, llegó una muchacha con un gorro a que le cortara el cabello. Mi mamá le dijo: “Mañana, ahorita ya es muy tarde y ya cerré porque nos vamos a dormir”. La chica insistía e insistía, no era clienta, nunca la había visto. Mi madre le dijo que se quitara la gorra y le dijera qué corte quería. Cuando se la quitó vimos que estaba toda mal, unas partes se veía sin pelo, otras con cabello largo, estaba horrible. Mi mamá le dijo que no había solución y que le pasaría la máquina por toda la cabeza para que no se viera tan mal y le creciera parejo. Según la chica, se lo hicieron en una estética y el corte no quedaba bien, hasta que llegaron a ese punto. © Mayra Morales / Facebook
  • Hace muchos años fui a una peluquería para que me plancharan el pelo. Me tuvieron como dos horas sentada en un sillón de esos giratorios. Como la mujer no tenía plancha me hizo una “toca”, es cuando te toman todo el pelo y lo aplastan sobre la cabeza con unas pinzas, te ponen spray y una gorra para aprisionarlo. Para completar la experiencia, el nieto de la señora me estaba girando en la silla como si yo fuera un juego. Volví con un malhumor y el pelo no me quedó como esperaba. © Mariela Barengo / Facebook
  • En mi caso tenía el cabello rubio y lo quería cenizo, pero me lo dejaron verde. Me dio mucho coraje y le dije que me lo arreglara en ese momento, y en lugar de sugerirme un castaño me lo pintó de negro. No era una estética mala como para que me hicieran eso, ni era la primera vez que había ido. © Paulina Tol / Facebook
  • Acostumbraba cortarme las puntas del cabello cada cierto tiempo, siempre iba con la misma persona. Un día llegué a la peluquería y esa persona no estaba, así que me atendió otra. Yo con mi pelo muy largo, que casi llegaba a mi espalda baja, le dije al tipo que me cortara las puntas, a lo mucho unos cuatro dedos. Él cortaba y cortaba, cuando me vi mi pelo estaba hasta mis hombros, casi me morí. Me dio pena y coraje, nunca más fui a ese lugar. © Caro Janel / Facebook
  • Tengo el cabello crespo, llegué a la peluquería por unas mechas doradas y me desenredaron el cabello en seco, luego sacaron las mechas y cada jalón para mí fue la peor tortura de la vida. El color quedó amarillo y mi cabello se puso reseco. Fue hace un mes y todavía me duele el cuero cabelludo. © Heyce Tabares / Facebook
  • A mi hijo le pasó que se pintó el pelo azul y le quedó muy bien, él andaba feliz. Pero al otro día amaneció con puntos rojos en la piel y se infló como sapo. Lo llevé al doctor y resultó ser alérgico al peróxido. Al mes fue a vacunarse y a la enfermera le gustó cómo se veía su pelo pintado de azul y entonces le preguntó si era alérgico a algo y mi hijo le contestó que al peróxido del tinte y que el día que se pintó el pelo se dio cuenta. © Aled Zahe / Facebook
  • Un día fuimos al lugar de siempre, muy emocionadas por un cambio de look. Mi hija es rubia y quería el cabello rojo y la señora dijo: “Se tiene que decolorar”, ese fue el error más grande. Todavía nos cobró, le reclamamos y dijo: “Si quieres otro tono que cubra esto te va a costar, tú dime”. Creo que lo hizo con toda la mala intención de arruinar su hermoso cabello, pero estoy segura que la vida le regresará su mala forma de actuar. Se vería hermosa pelona. © Ale Amaro / Facebook
  • Pues yo fui a depilarme las cejas con cera. La chica que me atendió era aprendiza, al retirar la cera tiró al revés y me dejó un agujero en la ceja. Puso cara de susto y llamó a la dueña, pero nadie decía nada. Me levanté y lo vi, y la chica se puso a llorar, hasta pena me dio. Me regalaron un lápiz para pintar la calva y me enseñaron a pintarla bien. Claro que ya no volví. © Victoria Galan / Facebook
  • Soy rubia y en una ocasión me hice un baño de henna, ya que me dijeron que daría brillo a mi pelo, y terminé con el pelo color naranja zanahoria. Tardé semanas en recuperar mi color natural. © Marisa Carretero Toledo / Facebook
  • Tenía el cabello negro natural y quería tenerlo color gris. Fui a la peluquería y volví con el cabello rubio, no pude terminar el proceso porque la decoloración me quemó todo el cuero cabelludo y lloraba del dolor. Nunca midieron mi alergia al producto, tuvieron que retirarme el producto antes, y como no podía solamente volver con el cabello a medio decolorar me pusieron un tinte (que mientras me lo ponían sentía que me tiraban alcohol puro en la herida). Quedó lindo, pero ni de chiste logré lo que quería, y salí llorando de ahí. Hoy mis tratamientos los hago yo misma. Años después logré tener el gris deseado. © Luciana Paola / Facebook
  • Yo tardé 9 horas en el salón, iba por unas mechas y terminaron por pintarme primero todo el cabello color chocolate y después me decoloraron. Pero las mechas no quedaron claras por el tono que me pusieron. Al final, el cabello me quedó bien reseco y encima de todo ese día les dije que me lo cortaran hasta los hombros y me lo dejaron bien cortito. © Dla Cecy / Facebook
  • Hace muchísimos años fui por recomendación a un salón muy conocido de mi zona a hacerme los claritos que siempre me hacía. Después de muchas horas, ya terminando, al peluquero se le ocurre hacerse el artista y me hace después de los claritos un “baño de luz”. Cuando me secó el pelo él estaba muy contento con su obra de arte, y cuando me miro al espejo veo un amarillo huevo espantoso. Le dije: “Yo así no salgo a la calle, arreglarme esto ahora”, y estuve como cuatro horas más ahí, pero salí con un rubio bastante decente. © Andrea Evangelina López Rodríguez / Facebook
  • Quería el cabello morado, lo tenía negro pero me dijeron que sí me quedaría morado. Así que duré horas en decoloración y me ardía el cuero cabelludo. Al final quedó amarillo y mi cuero cabelludo ya no aguantó el tinte, así que me quedé con el amarillo piolín. Aunque utilicé matizador no cambiaba el color, y me quedaron unas bolitas en la cabeza que se han ido bajando y un cuero cabelludo muy sensible. © Karo Lopez H / Facebook

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