20 Técnicos que dejaron huella: unos por genios, otros por puro desastre

Humor
hace 11 horas

A veces te encuentras con “expertos” en reparaciones cuyos “trabajos” dejan consecuencias de las que se habla durante mucho tiempo. Aquí tienes una recopilación de historias que definitivamente vale la pena leer, para estar alerta y para levantar el ánimo.

  • En cierto momento, el departamento empezó a oler fuertemente a alcantarilla. Era un edificio de paneles de nueve pisos, y el olor venía de la ventilación del baño. Como era invierno, no se podía ventilar constantemente, así que tapé la rejilla de ventilación y, al mismo tiempo, llamé a los plomeros. Les expliqué la situación y, en respuesta, me dijeron: “¿Y qué espera? Usted tiene la culpa”. Me sorprendí y les pregunté por qué. Resulta que, según ellos, todo era culpa de las ventanas de PVC: “Con las de madera había rendijas que permitían la ventilación natural, pero con las de plástico, el olor se acumula. No hay nada que hacer”.
    Me quedé sorprendido con semejante “consejo”, pero igual dejé una queja por escrito en la administración del edificio. Dos días después, el olor desapareció. Al parecer, “rediseñaron” el edificio.© Say2626 / Pikabu
  • Compramos un departamento en un edificio nuevo y contraté a un plomero para hacer la instalación básica. Acordamos que volvería dos meses después para conectar el toallero, los grifos y el inodoro. Pasaron los dos meses, regresó, estuvo un buen rato revisando todo y, de repente, dijo: “¿Quién hace las conexiones así? ¡Esto está mal hecho! Yo que tú lo llamaba y le exigía que lo arreglara sin cobrarte nada. ¡Es imposible conectar algo aquí!” Le respondí: “Perfecto, lo llamo ahora mismo. No le pienso pagar ni un centavo”. Saqué el teléfono y marqué su número. El celular empezó a sonar, en el bolsillo del mismo plomero. “¡Marcaste mal el número!”, me dijo sin inmutarse. Entonces le mostré una foto en la que él mismo aparecía recibiendo el trabajo. Silencio. Después de un rato, apenas alcanzó a decir: “Voy por unos adaptadores y lo arreglo”. No lo volví a ver jamás. © Kur**Cat / Pikabu
  • Contraté a una persona para cambiar las ventanas y hacer una remodelación en la cocina. Casi todo salió mal. El piso quedó bien, pero las ventanas y los gabinetes fueron un completo desastre. Resultó que simplemente contrataba trabajadores por día y ni siquiera los supervisaba. © Jarsyl-***tookmyname / Reddit
  • Estábamos en casa por la noche cuando, de repente, la luz titiló y se fue. Tomé una linterna, mis herramientas y fui al tablero eléctrico, soy electricista. Vi que un cable se había soltado; era un arreglo de tres minutos. En eso sale un vecino que recién se había mudado. Me pregunta qué iba a hacer. Le respondo: “Ajustar el tornillo y volver a colocar el cable”. Sin decir nada, agarra unas pinzas, presiona el cable contra el contacto, chispas, humo, pero el cable quedó soldado. Con cara de satisfacción dice: “Listo, ahora sí podemos llamar a emergencias. Soy soldador”. © Not everyone will understand / VK
  • Era estudiante. Un día llegué al departamento y me encontré con la llave de la cocina rota. No quedaba otra opción, había que cambiarla por completo. Naturalmente, sin tener idea de estas cosas, llamé a un plomero. Me senté a esperar mi salvación. Llegó un señor ya mayor y, al ver el problema, lo arregló todo rápidamente. Cuando ya se iba, mientras se ponía el abrigo, le pregunté: “¿Cuánto le debo?” Y él, sin dejar de abotonarse, respondió: “Nada. Cuando empieces a trabajar, me lo pagas”. Me guiñó un ojo y se fue. Lo recordé por mucho tiempo. Fue muy lindo encontrar a alguien que ayuda sin esperar nada a cambio. © Not everyone will understand / VK
  • Me llamó un cliente, había perdido las llaves. Le di el precio por abrir la puerta sin dañarla. Me respondió: “Muy caro, hay opciones más baratas”. Esa misma noche, un colega escribió en el chat. Verificamos el número, ¡era el mismo cliente! Mandó una foto y resultó que el técnico en quien confió pasó dos horas intentando abrir la puerta, la dejó hecha trizas, arrancó las cerraduras, cobró mucho más, y se fue. © DoktorZamkov / Pikabu
  • A mi amiga se le descompuso la lavadora y, sin pensarlo mucho, encontró a un técnico por internet. El tipo estuvo horas toqueteando cosas, hizo quién sabe qué y, al final, dio su veredicto: “Comprá una nueva, esta ya no sirve, no tiene arreglo”. Y encima le cobró una buena cantidad. Mi amiga estaba desesperada, no tenía para comprar otra. Entonces, charlando en la escalera con un vecino que recién se había mudado, él se ofreció a pasar a revisarla. Vino, la revisó y resultó que el otro técnico le había quemado una placa, cuando en realidad la falla era mínima y de bajo costo. Compraron lo necesario y el chico se la reparó. Después, ella leyó muchas críticas negativas sobre ese “técnico” y también dejó su reseña. © Ward No. 6 / VK
  • El verano pasado, se salió un resorte del sillón. Llamé a la tienda y expliqué el problema. La garantía ya había expirado, pero pregunté si podían hacer algo. Me pusieron en lista y luego llamaron: “El sábado, a la 1:00 p. m., irá un técnico. Tiene las piezas y lo dejará como nuevo. Te avisamos con una hora de anticipación”.
    Era verano, sábado, la barbacoa y la naturaleza me llamaban, pero el sillón necesitaba arreglo. Me llama el técnico: “Unos amigos me invitaron a una parrillada, ¿puedo ir el domingo mejor?” Y pensé: tiene toda la razón, el resorte puede esperar. Acepté y yo también me fui a disfrutar de la naturaleza. Al día siguiente, el técnico llegó y reparó todo a la perfección. Hasta compartí con él un agua mineral. Ese hombre salvó su fin de semana, y el mío. © DenimDef / Pikabu
  • Tuve un problema con el refrigerador, decidí limpiarlo sin desenchufarlo. Estuve unos 20 minutos con la puerta abierta mientras lo limpiaba. Al final, dejó de enfriar y el congelador también dejó de congelar. Sin pensarlo mucho, dejé una solicitud en internet y me respondió un técnico. Diagnóstico: el compresor estaba dañado. Me propuso reemplazarlo por uno usado, por una suma bastante alta. Decidí esperar y llamé a otro técnico. Me dijo: “Debajo hay una rejilla sujeta con cuatro tornillos, quítala. A la derecha hay un depósito que seguramente está lleno de polvo. Límpialo con cuidado y llámame en ocho horas. Si no funciona, voy”. Pasó un año y medio, y el refrigerador sigue funcionando perfectamente. El técnico no quiso cobrarme, aunque insistí. © fpavel / Pikabu
  • Un amigo compró un coche usado. Un año después, la alarma empezó a funcionar de forma extraña: el control detectaba el coche, pero la mitad de las funciones no respondía. Fue a un taller y le dijeron que necesitaba una reparación costosa. Como no tenía dinero, decidió esperar.
    Una semana después, fue a otro taller. El técnico miró el control y preguntó:
    — “¿Hace poco llevaste el coche a un servicio?”
    — “Sí, cambié el aceite, los filtros y algo de la parte eléctrica menor”.
    — “¿Ves el ícono de la llave en la pantalla? Los técnicos activaron el modo de servicio de la alarma y se olvidaron de desactivarlo. Presiona este botón y mantenlo cinco segundos. Prueba ahora”. Todo volvió a funcionar. Mi amigo apenas alcanzó a darle al técnico un pequeño pago. © master.lolmaster / Pikabu
  • El contratista que contraté usó la barra de cocina como mesa de trabajo, y la cortó con una sierra. Luego me dijo que “un poco de pasta para madera lo arregla”. Lo despedí en ese mismo instante. Al irse, atropelló nuestro arbusto ornamental de 20 años y lo arrancó de raíz. © Strange-Highway1863 / Reddit
  • En el departamento anterior, la lavadora no abría la puerta después de lavar. Yo no entiendo nada de eso. Apreté todos los botones, la desenchufé y la volví a conectar, pero no funcionó. Encontré a un técnico. Desarmó media lavadora y me dijo que había que cambiar la placa principal. Era caro, pero él podía hacerlo más barato. Lo pensé y decidí probar con otro técnico. El segundo llegó, sacó un calcetín que estaba atascado debajo de la máquina, cobró lo justo y se fue. La lavadora funcionó perfectamente el resto del tiempo. © charmag / Pikabu
  • Estaba paseando a mi hijo en su carriola y entré a una vulcanizadora para inflar las llantas. Mientras el técnico más joven las inflaba, entró otro, mayor. Miró al niño, a la carriola y a mí, y dijo: “¿Vinieron al servicio técnico?”
    Sonreí: “Sí, la suspensión cruje en los baches y la rueda derecha vibra”. El técnico mayor tomó unas herramientas, le sonrió a mi hijo y dijo: “¡No puede ser que un muchacho como este ande en una máquina averiada! Vamos a revisar”.
    Ajustó unas piezas, puso unas gotas de lubricante por aquí y por allá. “Listo, como nueva. Ven en primavera para el próximo chequeo, hay que cuidar esta máquina”. Mi hijo respondió con un balbuceo feliz. No me cobraron por inflar las ruedas y me desearon un buen día. Ahora la carriola ya no cruje ni vibra. +100 puntos al técnico en su karma. © Unknown author / Pikabu
  • Hace poco empecé a notar que el auto sonaba diferente. Algo andaba raro, más ruidoso de lo normal. Consulté con un amigo que suele ayudarme con las reparaciones y llegamos a la conclusión de que seguramente algo en el sistema de escape estaba quemado.
    Busqué un taller cerca de casa y leí las reseñas: la gente decía que trabajaban bien, aunque cobraban más de lo habitual. Conozco otros mecánicos que hacen buen trabajo y a precios razonables, pero están lejos, y yo soy flojo, más aún estando de vacaciones. Así que llamé y agendé con los que estaban cerca.
    Fui, dejé el coche y lo subieron al elevador. El técnico revisó y me dijo:
    — “La malla flexible está quemada. Reemplazo y mano de obra: cinco mil”.
    Me pareció algo caro, pero ya lo había leído en los comentarios, así que respondí:
    — “Sin problema, adelante”.
    Y él:
    — “¿Así nada más? ¿No va a regatear? ¿Ni a contarme que en otro lado lo hacen más barato? ¿O que solo hay que soldar un pedacito de tubo?”
    — “No, si son cinco, que sean cinco. Hágalo”.
    — “En ese caso, espere media hora. Se lo dejamos en cuatro mil”.
    Y sí, en media hora lo hicieron y cobraron menos de lo que habían dicho. Así da gusto. © ZhoraLiberman / Pikabu
  • Una pareja llevó su televisor a reparar: decían que se aburrían sin él en la cocina, que por favor lo arreglaran. Lo repararon, regresaron a recogerlo. Lo encendieron, miraron la imagen y fruncieron el ceño: “Antes se veía mejor, ¿qué es esta imagen tan apagada? ¿Dónde están los colores, el brillo? ¡No lo arreglaron bien!”
    El técnico les pidió que esperaran dos minutos y se llevó el televisor. Regresó, lo encendió: la mitad izquierda de la pantalla se veía brillante y con colores vivos, la derecha seguía opaca. El hombre empezó a darse cuenta de lo que pasaba, pero la mujer estaba furiosa, casi gritando: “¿Qué es esto? ¿Por qué solo la mitad? ¿Nos están estafando?” y cosas por el estilo.
    Tomé una toallita húmeda y empecé a limpiar la parte opaca. La imagen se fue aclarando. Luego le extendí la toallita a la señora. Ella solo murmuró a su marido: “Te espero afuera”, y se fue en silencio. © PivBear / Pikabu
  • Se descompuso el refrigerador: la cámara principal ya no enfriaba. Vino un técnico, desarmó la placa y aseguró que ese era el problema. Repararlo costaría una suma considerable. Mientras hacía su “show técnico” alrededor del aparato, el refrigerador se descongeló, y empezó a funcionar de nuevo. Resultó que el conducto que lleva el aire frío del congelador al refrigerador se había tapado con hielo. Le di mil pesos al técnico por el “masterclass” y lo eché. Ahora, cuando pasa lo mismo, lo arreglo yo mismo. © VladimirSeverov / Pikabu
  • A mi papá siempre se le complica encontrar personas para trabajos que, en teoría, son sencillos. Una vez contrató a alguien para que hiciera una remodelación en el baño mientras él se iba de viaje por una semana. Cuando volvió, lo único que habían hecho era quitar el inodoro y desarmar la ducha. Es decir, no habían terminado nada, solo dejaron todo destruido. Unas semanas después, por fin despidió a ese tipo, y el nuevo equipo terminó todo en tres días. © Unknown author / Reddit
  • A unos familiares se les descompuso su televisor de 32 pulgadas. Llamaron a un técnico, lo revisó y dijo que había que cambiar la placa principal. Eso costaba casi lo mismo que un televisor nuevo, así que decidieron no gastar y me pidieron que les buscara uno nuevo. Les dije que primero lo revisaría yo. No tenía muchas esperanzas, pero al quitar la tapa trasera, de inmediato me llamaron la atención unos condensadores hinchados. Encontré unos compatibles en unas placas de radio viejas, los resoldé, y el televisor volvió a funcionar. © Alax / Pikabu
  • Mi tía encargó una puerta vintage muy cara de Italia para su casa de campo. Mi hermano y yo quitamos la puerta vieja de las bisagras, pero el técnico que debía instalar la nueva no pudo venir. Así que llamamos a otro trabajador local y nos fuimos a la cocina. Cuando regresamos, no podíamos creer lo que veíamos, se le había ocurrido de llevar la puerta nueva a la basura, porque, según él, era “vieja”, y en su lugar volvió a colocar la anterior. Mi tía salió corriendo hacia el basurero, histérica, pero, por suerte, la puerta seguía ahí. © Overheard / VK
  • En mi casa se reventó una tubería. Afuera hacía −10 °C, yo estaba metido en un hoyo, sacando el agua a baldes e intentando comunicarme con la central, pero no había manera. Después de varios intentos, al fin contestó una chica joven. Con la voz temblando de frío le expliqué la situación y le pedí que enviara a un técnico, a lo que ella respondió: “Tiene que venir a la oficina de reparaciones y firmar un contrato de servicio”. Después de 15 minutos de horror, frío y reclamos, el técnico por fin llegó. © Overheard / VK

Como ves, con los técnicos nunca falta diversión: a veces hacen reír y otras sorprenden con su ingenio. Y si quieres más historias de reparaciones con giros inesperados, echa un vistazo aquí, hay mucho para leer.

Imagen de portada DoktorZamkov / Pikabu

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