5 Aspectos de nuestra ropa que pueden ayudar a protegernos de la exposición al sol

Al pensar en protegernos del sol, solemos centrarnos en el protector solar, pero la ropa también cumple un rol clave. Existen ciertos factores que influyen directamente en su capacidad para bloquear los rayos UV, por lo que elegir bien puede marcar la diferencia entre una piel protegida y una expuesta. Por ello, te invitamos a revisar algunos errores comunes y cómo hacer de tu ropa una aliada efectiva contra el sol.

1. El color sí importa

Es común pensar que las prendas blancas o claras son las mejores para el sol porque “reflejan el calor”. Aunque pueden ser más frescas, en realidad ofrecen muy poca protección contra los rayos UV. Por ejemplo, una camiseta blanca puede tener un FPU (factor de protección ultravioleta) de apenas 7. En cambio, los colores oscuros, como el azul marino, rojo o negro, absorben mejor los rayos UV, evitando que lleguen a tu piel. Así, una prenda oscura puede ofrecerte una protección mucho mayor sin necesidad de aplicar protector solar constantemente.

2. No todas las telas protegen igual

Mucha gente asume que cualquier tela es barrera suficiente contra el sol, pero eso depende de su construcción. Las telas finas, como el lino claro, la seda o el algodón refinado, permiten el paso de los rayos UV. En cambio, los tejidos densos como la mezclilla, la lana o los sintéticos apretados (poliéster, rayón) ofrecen una cobertura más eficaz. Un truco simple: si al sostener una prenda a contraluz puedes ver a través de ella, probablemente no te proteja bien. Apuesta por lo opaco.

3. El ajuste influye más de lo que crees

Elegir ropa ajustada para evitar el calor es una práctica común, pero puede ser contraproducente. Cuando la tela se estira, sus fibras se separan, reduciendo la protección contra los rayos UV. Por eso, la ropa holgada no solo es más cómoda en climas cálidos, sino también más efectiva como escudo solar. Este mismo principio aplica a los sombreros y gafas de sol: deben ajustarse bien sin apretar, para proteger, sin dejar espacios por donde entren los rayos.

4. La cobertura corporal es clave

Muchos creen que con una camiseta de manga corta y protector solar es suficiente. Sin embargo, cuanto más cubras tu piel con ropa adecuada, menor será tu exposición. Las camisas de manga larga, los pantalones largos y las faldas por debajo de las rodillas son ideales. Y no hay que olvidarse de los sombreros de ala ancha, que protegen zonas vulnerables como las orejas, el cuello y el cuero cabelludo, zonas que a menudo se olvidan y sufren quemaduras con facilidad.

5. El FPU no es un detalle menor

El FPU (factor de protección ultravioleta) mide el nivel de protección que ofrecen los tejidos contra los rayos UV. Muchas prendas específicas para el sol lo incluyen en su etiqueta. A diferencia del FPS del protector solar, el FPU mide cuántos rayos UV (tanto UVA como UVB) atraviesan la tela. Por ejemplo, una prenda con FPU 50 permite que solo 1/50 de la radiación llegue a tu piel. No todas las buenas prendas solares tienen etiqueta, pero si la tienen, es una garantía confiable de protección.

Bono: Otros detalles que hacen la diferencia

Se suele pasar por alto que la ropa mojada o estirada protege menos. En la playa o al hacer ejercicio, las prendas tienden a humedecerse o tensarse, lo que reduce su eficacia frente al sol. También es común usar sombreros o gafas sin protección adecuada: los sombreros de paja suelta o las gorras deportivas (como las que tienen malla) no cubren lo suficiente, y las gafas oscuras sin filtro UV no protegen los ojos. Revisa siempre que tus accesorios solares cumplan su función, no solo tomes en cuenta la estética.

Protegerse del sol va mucho más allá de usar protector solar. La ropa que eliges puede ser tu mejor aliada... o dejarte desprotegida sin que lo notes. ¿Sabías que tu atuendo favorito podría no estar haciendo mucho por ti? ¿Qué cambios harías hoy en tu armario para cuidar mejor tu piel?