5 Estereotipos de género que nos impiden vivir a plenitud

El lugar de la mujer ya no está en la cocina, y los hombres, cada vez más a menudo, participan en los partos. Sin embargo, la cuestión de quién tiene que pagar la cena en un restaurante, hasta hoy en día, sigue sin respuesta. Las personas de ambos sexos no son muy diferentes: ni por las capacidades intelectuales, ni por la percepción emocional, y esto lo confirman 2 mil investigaciones científicas.

Pero cualquiera de nosotros describirá con mucha facilidad cómo tiene que ser “una verdadera mujer” y “un verdadero hombre” y estas percepciones serán completamente distintas. Todo es por qué nos dirigen los estereotipos de género (la idea de cómo tienen que comportarse los hombre y las mujeres). Si estas actitudes comienzan a molestarte, entonces vale la pena pensar si ya es hora de cambiar todo.

Genial.guru te contará sobre los estereotipos de género que no solo provocan un acalorado debate en internet, sino que también nos limitan en las elecciones de vida día a día.

Estereotipo 1: las chicas tienen que ser guapas y bondadosas, y los chicos tienen que ser valientes y fuertes

Los niños no tienen ni idea de cómo tienen que comportarse de acorde a su sexo, pero los adultos los hacen entender rápidamente. Los niños se avergüenzan de sus lágrimas, las niñas por un vestido roto. La psicóloga Christia Spears Brown en el libro How to Raise Your Kids Free of Gender Stereotypes cuenta que en una conversación con los niños, los adultos frecuentemente mencionan las cifras y los fenómenos naturales, mientras que, en las charlas con las niñas, mencionan su aspecto físico. ¿Adivina quién se preocupa por la forma de su nariz y el sobrepeso al final?

Brown escribe que cualquier niño, independientemente del sexo, tiene que poseer juguetes de 3 tipos: para el intelecto, para el cuerpo y para las emociones. Los rompecabezas y bloques desarrollan la inteligencia, las bicicletas y las pelotas son para la actividad física, y jugar con muñecas y peluches enseña a ser bondadosos y a cuidar de los demás.

No le a un niño jugar con utensilios infantiles o con la carriola, y a la niña jugar con un camión o carritos. No utilices las frases “no pelees, eres una niña”, “no te dejes, eres un niño”. Enséñale a tu hijo a hacer de comer y a tu hija a saber manejar un destornillador y un martillo. Entonces, posiblemente, los chicos en el futuro no se avergonzarán por el deseo de pedir vacaciones debido al nacimiento de un hijo, y las chicas, de una forma más libre, podrán elegir una profesión sin importar si es de maestra, piloto o maquinista.

Estereotipo 2: el hombre tiene que pagar por la mujer en el restaurante

Hace poco, tiempo la estadounidense Ashleigh Bradley‏ se quejó en Twitter de que ella fue a una cita romántica en la que, después de decirle al chico que esto no iba a ir más allá de la cena, este le pidió pagar la mitad de la cuenta por la comida. Esto provocó un acalorado debate en la red: ¿tiene que pagar el hombre por la mujer durante los encuentros románticos? Y, es así, ¿por qué cosas paga precisamente él?

Los psicólogos están seguros de que la atención masculina tradicional: el ramo de flores, invitación a una cita romántica, abrir las puertas caballerosamente, son solo un ritual romántico que no vale la pena percibir como una preparación para garantizar todas las necesidades de la mujer. El noviazgo significa el interés del hombre y esto es bonito, pero si la mujer quiere que la respeten y cuenten con su opinión, ella no tiene que recibir de parte del hombre un cuidado permanente.

Si se trata de relaciones estables, la situación perfecta es cuando el hombre propone pagar y la mujer lo rechaza. Y, si él le regala algo, ella también le regala algo como respuesta. Por supuesto, cuando una mujer realmente necesita ayuda, ella puede pedirla y el hombre le tiene que ayudar, pero esto no quiere decir que ella es incapaz de cuidarse sola.

La actriz Emma Watson, en uno de sus discursos dedicado al tema del feminismo, dijo: “a mí me gusta cuando me abren la puerta o cuando me invitan a una cena. La pregunta es la siguiente: ¿sería ofensivo para el hombre si yo, a su vez, sostengo la puerta para él? Si no, entonces todo está bien, ya que nosotros solo nos portamos como personas educadas”.

Estereotipo 3: los hombres son polígamos y las mujeres tienen que soportarlo

Las cifras de las investigaciones varían, pero los científicos llegaron a la conclusión de que los hombres engañan a sus parejas permanentes con mayor frecuencia que las mujeres. Pero no vale la pena pensar que los hombres tienen un “gen de infidelidad”, cuya influencia no pueden resistir. Los psicólogos creen que la monogamia por naturaleza no es endémica ni para los hombres, ni para las mujeres: “Por ejemplo, un macho polígamo y una hembra monógama. Aquí funciona el concepto ‘o-o’. El hecho de que las mujeres ya se habían enamorado de otras personas antes de encontrar a su esposo demuestra que ellas también son polígamas”.

La fidelidad es una elección consciente, y la infidelidad es un motivo para pensar si vale la pena continuar con las relaciones. Aunque no quieras separarte, es mejor mantener distancia el uno del otro por un período de tiempo: una actividad dirigida a la conservación de la unión tiene que ser manifestada por aquella persona que engañó.

Estereotipo 4: los hombres manejan mucho mejor los puestos directivos que las mujeres

Debido a las convicciones de empleadores en los que la mujer no es adecuada para un puesto de gestión, frecuentemente les asignan un trabajo en el que no se les permite revelarse como directoras. Esta convicción también crea el efecto del “techo de cristal”, una limitación velada que reduce la promoción de las mujeres en su carrera por causas no relacionadas con las cualidades profesionales.

También existe una diferencia en los salarios, ya que, por el mismo trabajo, las mujeres reciben menos dinero que los hombres. Sin embargo, el famoso psicólogo Jordan Peterson dice que, de acuerdo con las investigaciones, la diferencia de salario no solo depende del sexo, sino también de los rasgos de carácter, como la suavidad y la flexibilidad. Estas cualidades se fomentan en las mujeres desde la infancia, y en la vida adulta impiden ponerse de acuerdo sobre condiciones beneficiosas en el trabajo.

La actriz Jennifer Lawrence, al enterarse de que los hombres y sus colegas de una película recibieron más honorarios que ella, se enojó porque, mientras los hombres actores conseguían condiciones más beneficiosas, ella no insistía lo suficiente en las negociaciones sobre el sueldo, ya que le daba miedo parecer una persona difícil. Desde entonces, Jennifer y muchas otras actrices de Hollywood luchan por el mismo sueldo que sus colegas, y ellas pueden servir como ejemplos para otras mujeres que están listas para defender sus derechos.

Estereotipo 5: los hombres no lloran

De acuerdo con las investigaciones, los hombres sienten enojo, tristeza y miedo con la misma frecuencia que las mujeres, pero expresan su enojo, y ocultan su tristeza, a diferencia de las mujeres que ocultan el enojo y expresan la tristeza y miedo. Los hombres tampoco se consideran proclives a la compasión y la empatía, pero la dimensión de las reacciones fisiológicas y faciales demuestran que la capacidad de los hombres y las mujeres de sentir empatía es la misma.

En otras palabras, los hombres sienten una mayor carga de los estereotipos de género que las mujeres, ya que el ideal de la masculinidad los hace no revelar sus emociones y no mostrar que ellos también pueden tener dificultades. Pero ¿acaso esta imagen perfecta no funciona contra ellos?

Emma Watson expresó su punto de vista de esta manera: “me ofende la idea de que los hombres no tienen derecho a llorar. Ellos no pueden expresar sus emociones, no pueden hablar de lo que sienten. ¿Qué podría ser más triste? La posibilidad de expresarse no los convertirá en una chica, sino, por el contrario, te hace un ser vivo. Si tu corazón late y no eres indiferente, entonces ¡es maravilloso!”.

¿Qué piensas sobre las diferencias entre los hombres y las mujeres?