6 Enfermedades infantiles parecidas a un resfriado común que son peligrosas si las pasas por alto

Crianza
hace 5 años

Se considera normal que los niños sufran resfriados comunes entre 5 y 10 veces al año. Por eso, los padres se acostumbran tanto a esta enfermedad que pueden no darse cuenta de que se trata de algo más grave. Además, en ocasiones, la afección no tiene nada que ver con una gripe normal. En este artículo encontrarás toda la información que necesitas para saber reconocer una enfermedad peligrosa en un niño, a qué tos y a qué síntomas prestar atención, y qué puede provocar una afección ignorada.

Genial.guru recomienda ponerse en contacto con un médico cualificado al detectar cualquier síntoma preocupante. Es mejor prevenir que dañar la salud de los niños.

Tos ferina

Al principio, la tos ferina es difícil de diferenciar de un resfriado típico. Puede comenzar levemente y con algo de fiebre. Esta enfermedad resulta especialmente peligrosa para los bebés. Es posible que ellos no presenten tos en absoluto, o esta sea muy leve, pero, al mismo tiempo, muestren un síntoma conocido como apnea: un paro respiratorio durante el sueño.

En las primeras 2 semanas, los síntomas de una tos ferina no son muy pronunciados.

Pueden ser:

  • Tos suave y ocasional.
  • Fiebre, escalofríos y otros síntomas típicos del estado febril.
  • Secreción nasal.
  • Apnea en los bebés.

Al pasar entre 1 y 2 semanas (en los recién nacidos, la enfermedad puede desarrollarse mucho más rápido), la tos se vuelve como un ladrido, paroxística. A veces, hasta se producen vómitos. En las pausas entre esta expectoración debilitante (que suele molestar por la noche), el pequeño puede sentirse bastante bien. Los ataques pueden ocurrir también después de la recuperación, durante más de 10 semanas. No sin razón, en China, la tos ferina se denomina “la enfermedad de los 100 días”.

Esta afección es muy contagiosa. Se transmite de persona a persona al toser o al estornudar, así como por el contacto con las superficies sobre las que cayeron las bacterias. Los adolescentes y los niños que han sido vacunados superan esta enfermedad de una manera más liviana.

Síntoma que la distingue: una tos paroxística, como un ladrido, la cual impide que el niño inspire.

Por qué es peligrosa: la respiración se ve afectada. Los bebés corren el riesgo de desarrollar neumonía o tener convulsiones. El tratamiento debe llevarse a cabo solo en el hospital.

Angina (amigdalitis aguda)

Las amígdalas son dos ganglios linfáticos ubicados en la garganta, encargadas de prevenir infecciones. Sin embargo, también pueden provocar una enfermedad: esta inflamación se denomina amigdalitis (conocida cotidianamente como angina). Puede ser de naturaleza vírica o bacteriana, y la última de estas formas se trata solo con antibióticos.

La amigdalitis se manifiesta con:

  • Un dolor fuerte de garganta.
  • Amígdalas inflamadas.
  • Dolor al tragar.
  • Fiebre, escalofríos.
  • Dolor de cabeza, en los oídos y en la barriga.
  • Aliento desagradable.

En ocasiones, puede aumentar la sensibilidad de la mandíbula o del cuello.

Síntomas que la distinguen: amígdalas enrojecidas, inflamadas, con manchas amarillentas o blancas.

Por qué es peligrosa: una amigdalitis no tratada puede conducir a la propagación de la infección hacia otros órganos. Las amígdalas inflamadas también pueden causar problemas respiratorios.

Fiebre escarlata

La escarlatina es una infección bacteriana causada por el estreptococo, el cual puede provocar erupciones rojas en el cuerpo. La enfermedad se considera leve y, por lo general, aparece en niños de entre 5 y 15 años.

La infección puede ingresar al organismo por las vías respiratorias (a través de gotitas en el aire) y en contacto con las cosas de la casa.

La fiebre escarlata se caracteriza por los siguientes síntomas:

  • Temperatura corporal de 38 °C o más.
  • Dolor de garganta.
  • La piel en la zona de las axilas, los codos y la ingle puede volverse de color rojo brillante.
  • Capa blanquecina en la lengua.
  • Las mejillas pueden estar rojizas, pero alrededor de la boca se mantiene un triángulo pálido.

También puede sufrirse de dolor de cabeza y en el cuerpo, así como presentar un malestar en el abdomen. No se excluyen los vómitos y las náuseas. A medida que la enfermedad se desarrolla, en la lengua aparece una aspereza, volviéndose doloroso tragar. Las erupciones desaparecen una semana más tarde y comienza la descamación de la piel de los dedos y la ingle.

A veces, la fiebre escarlata se puede confundir con una erupción alérgica en forma de urticaria. Pero si se observa fiebre y dolor de garganta, es necesario consultar a un médico: para tratar esta enfermedad resultan imprescindibles los antibióticos.

Síntomas que la distinguen: erupciones rojizas en el cuerpo, garganta y lengua de color rojo o frambuesa.

Por qué es peligrosa: por regla general, no conlleva complicaciones a largo plazo. Pero si el tratamiento se demora, puede provocar otitis media, infecciones de la piel y otras enfermedades.

Laringitis y laringotraqueobronquitis (crup)

La laringitis es fruto de una inflamación de las cuerdas vocales. La provocan los virus o cargas excesivas en el aparato vocal. Esta enfermedad se manifiesta con una tos ronca, como si fueran ladridos, con escalofríos y fiebre. Muchos adultos viven con esta afección durante años, pero en los niños, puede llevar a otra enfermedad potencialmente mortal conocida como laringotraqueobronquitis (crup). Esta, a diferencia de la laringitis, es provocada únicamente por una infección, normalmente por el virus de la parainfluenza. Se transmite por el aire y al entrar en contacto con cosas infectadas.

Por lo general, el crup es precedido por una tos aguda, secreción nasal y fiebre. Por la noche, al niño le pueden molestar las sibilancias en los pulmones.

La laringotraqueobronquitis se trata con bastante facilidad, pero es peligrosa para los bebés y los niños pequeños. Algunos pueden requerir de hospitalización.

Los síntomas peligrosos que indican esta infección bacteriana son:

  • Dificultad para respirar o tragar.
  • Sonidos fuertes al inhalar.
  • Temperatura corporal por encima de 39 °C.
  • Babeo aumentado.

Si el niño presenta dificultades respiratorias, llama inmediatamente a una ambulancia y abre las ventanas de par en par para permitir la entrada de aire en la habitación. Los vahos e inhalaciones con suero fisiológico pueden proporcionar un alivio temporal.

Síntomas que distinguen una laringotraqueobronquitis: tos aguda, voz ronca y trastornos respiratorios.

Por qué es peligrosa: existe un riesgo (en baja medida) de muerte. Por regla general, cuanto mayor sea el niño, menos peligroso será sufrir crup, ya que la laringe se ensancha con el paso de los años.

Bronquitis

A menudo, la bronquitis aguda se produce tras sufrir un resfriado. Por lo general, es de naturaleza vírica. En ocasiones, es causada por el polvo, alérgenos, tabaquismo pasivo, gases tóxicos o bacterias.

Los síntomas de una bronquitis recuerdan a un resfriado común:

  • Secreción nasal, tos, dolor de garganta.
  • Malestar general.
  • Escalofríos, fiebre.
  • Dolor muscular y de espalda.

En una etapa temprana, la tos suele ser seca, y luego comienza a moverse la flema. En algunos casos, se produce una dificultad respiratoria. En esas ocasiones, la bronquitis se puede confundir con un ataque de asma.

La enfermedad, en líneas generales, se cura en una o dos semanas, pero la tos puede durar más tiempo.

Síntomas que la distinguen: sibilancias en los pulmones y respiración alterada. El diagnóstico lo realiza el médico basándose en la historia clínica, pruebas y una radiografía de tórax.

Por qué es peligrosa: puede convertirse en neumonía.

Alergia

La tos, la congestión y la secreción nasal pueden ser síntomas de alergias. La reacción al polen o al pelo de los animales, generalmente, se desarrolla en cuestión de unos pocos minutos, pero también sucede que algunas se manifiestan solo al pasar algunas horas.

Esta enfermedad se puede diferenciar de un resfriado común por el color de la secreción nasal: la amarilla o verde, por lo general, responde a una enfermedad infecciosa. También vale la pena recordar si el niño ha estado en contacto con personas enfermas.

Si sospechas de una alergia en tu hijo, pide una cita con el médico. Es posible que tenga que someterse a pruebas cutáneas y tomar antihistamínicos.

Síntomas que la distinguen: la tos o la secreción nasal aparecen poco después del contacto con el alérgeno. No hay fiebre, escalofríos ni sensaciones de calor en el cuerpo.

Por qué es peligrosa: la rinitis alérgica y la bronquitis obstructiva pueden convertirse en asma.

Y, para terminar, un pequeño consejo: si has notado una tos inusual, dificultad respiratoria o unas erupciones extrañas en tu hijo, no experimentes con remedios populares ni utilices medicamentos para adultos. No se sabe cómo afectarán estos a tu bebé. Espera a tener prescripciones médicas. Y la mejor adición a esto es tu amor: cuando el niño goza de esa sensación lo suficiente, se recupera más rápido y ve el futuro lleno de colores vivos.

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