8 Costumbres sobre el matrimonio en la antigüedad que hoy día podrían parecerte extrañas

hace 2 años

Los tiempos cambian, y con ello, la forma de abordar las tradiciones. Las reglas y costumbres acerca del matrimonio han variado a lo largo de los años, adaptándose a las tendencias de cada época. Estos cambios pueden ser tan increíbles que cuando miramos atrás solemos preguntar cómo fue posible que hiciéramos ciertas prácticas que hoy día se ven caducas.

En Genial.guru te contaremos algunos datos sobre cómo era el matrimonio en la antigüedad y cómo es ahora en comparación.

1. La mayoría de edad para casarse era mucho menor y no se necesitaba consentimiento

En la antigüedad, para contraer matrimonio no era necesario el consentimiento parental, ya que la Iglesia consideraba que era la decisión de cada pareja. En las comarcas, la edad permitida para casarse de las mujeres era a los 12 años, mientras que para los hombres era a los 14. En la nobleza, en cambio, era a los 15 años para las damas y a los 18 en los varones.

2. Los matrimonios podían arreglarse entre familias

Hemos visto en numerosas producciones sobre la antigüedad cómo las familias reales concretaban los matrimonios de sus hijos para reforzar su posición de poder. Los acuerdos podían empezar a realizarse incluso antes del nacimiento de sus sucesores. A partir del siglo XIV, incluso se establecieron contratos con sanciones en caso de que la ceremonia no llegara a concretarse.

3. Podía haber confusiones acerca de estar o no casado

Por raro que suene, podía haber grandes malentendidos sobre el saber si se estaba efectivamente casado o no. Muchos matrimonios se realizaban por compromiso o para certificar la celebración de la ceremonia. Las confusiones matrimoniales molestaban bastante a la Iglesia, ya que el matrimonio era considerado un sacramento sagrado.

4. El divorcio no era una opción

Aunque el concepto de divorcio es muy antiguo, por muchísimo tiempo gran parte de las sociedades lo rechazaban por cuestiones religiosas, sociales y económicas. La única forma de separación del contrato nupcial en aquellos momentos era la nulidad matrimonial, es decir, demostrar de alguna forma que tal unión nunca existió.

5. Las reglas de parentesco eran más estrictas

En la Europa de la Alta Edad Media, las parejas tenían prohibido casarse si se encontraban dentro de los siete grados de consanguinidad. Es decir, no tenían permitido el matrimonio pese a tener apenas un tataratataratatarabuelo en común.

Esto se modificó en 1215, cuando el IV Concilio de Letrán redujo los grados prohibidos de siete a cuatro.

6. No se utilizaban amonestaciones

El matrimonio es un proceso que conlleva muchos preparativos. Entre ellos se encuentra la proclama, información pública que requiere la iglesia sobre los futuros novios, la cual debe publicarse con tiempo, por si se conoce algún impedimento que dificulte la ceremonia.

En el pasado, su publicación no era requerida, lo cual propiciaba muchos matrimonios clandestinos y en contra de las leyes y cánones dispuestos por la Iglesia. A partir del Concilio de Trento, se dispuso la publicación de la proclama con el fin de evitar incumplimientos y conocer a tiempo las dificultades que pudiera tener la unión.

7. El vestido de boda no era blanco

Aunque hoy sea el rasgo particular más asociado a las bodas, en la antigüedad, el vestido de novia no necesariamente debía ser blanco. Anteriormente, las mujeres simplemente se casaban con el mejor atuendo que tenían, sin ser necesariamente un vestido.

La tendencia de esta prenda se inició cuando la reina Victoria lució un vestido blanco en su boda con el príncipe Alberto en 1840, iniciando así una costumbre que continúa hasta nuestros días.

8. Existía el divorcio por combate

Otro dato curioso sobre la separación es que la manera de terminar con el matrimonio en Alemania era a través de un divorcio por combate. El marido debía utilizar un traje ajustado con una capucha y se le daban tres palos grandes de madera, mientras que la novia llevaba una camisa alargada y tres pequeños sacos de piedra para atacar. Para hacer el combate más justo, el varón debía estar enterrado en un agujero hasta la cintura con una mano atada a la espalda.

¿Cómo sería tu boda ideal?

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