Por qué desconfío de los pasteles caseros hechos por encargo (y no es solo por el sabor a “plastilina”)

Podríamos decir que es la cirugía plástica del mundo alimentario, y lleva ocurriendo mucho antes de que nosotros naciéramos. Mucho antes de que los alimentos genéticamente modificados llegaran a nuestras cocinas, hace miles de años, los alimentos crecían de forma 100% orgánica, sin la intervención humana. Echa un vistazo a cómo lucían 8 de nuestras frutas y verduras favoritas antes de que los humanos las domesticaran.
La cría selectiva, también conocida como selección artificial, es el antiguo proceso mediante el cual los humanos descubrieron que no todas las plantas y animales eran iguales, y decidieron intervenir. Con frutas y verduras, comenzamos a domesticarlas o cultivarlas para mejorar su tamaño, sabor, color o valor nutricional, buscando obtener un mayor beneficio de ellas.
Así era nuestra comida antes y después de este proceso:
La modificación genética del maíz comenzó hace 10 000 años con el teosinte, una hierba silvestre que se cree es su ancestro. El maíz pasó de ser una planta silvestre con pequeños granos que se dispersaban fácilmente, a convertirse en un alimento básico modificado genéticamente: más grande y fácil de desgranar.
Los plátanos no siempre fueron como los conocemos hoy. En el pasado, tenían más semillas que pulpa. Fue alrededor del año 650 d.C. cuando se domesticó su ancestro más común, el Musa acuminata, según los científicos. Con el paso del tiempo, los plátanos fueron perdiendo sus semillas y se transformaron en frutos más carnosos y dulces.
¿Te imaginas una sandía que no sea dulce? Pues en el año 2000 a.C. (hace más de 4 mil años) así era. Se cree que su ancestro silvestre es el melón de Kordofán, originario del sur o del oeste de África. Eran frutas pequeñas, amargas y de cáscara dura. A través de la siembra de semillas de ejemplares más grandes y sabrosos, los humanos lograron obtener la jugosa y dulce sandía de color rojo intenso que conocemos hoy.
Las zanahorias no siempre fueron tan atractivas como las conocemos hoy: originalmente eran blancas o moradas. Hace unos mil años, se domesticó la Daucus carota, una variedad silvestre, y con el tiempo surgió el característico color naranja de la zanahoria moderna. Aún existen variedades amarillas y blancas. Las zanahorias actuales tienen raíces más profundas y un sabor más dulce.
Hubo un tiempo en que no podíamos comer una manzana directamente del árbol. Hace unos 4000 años, su ancestro silvestre, el Malus sieversii, era demasiado ácido. Se comenzó a seleccionar y cultivar para que fuera más dulce y sabroso. Con los siglos, también mejoró su textura y su color.
El ancestro silvestre de la coliflor es el repollo silvestre o Brassica oleracea, y comenzó a ser cultivado hacia el año 400 a.C. (hace más de 2000 años). Tenía grandes hojas y tallos florales que llevaban flores individuales.
Antes de su domesticación, hacia el año 6000 a.C. (hace unos 8000 años), los duraznos eran mucho más pequeños y su pulpa era más delgada y fibrosa. Provenían del Prunus persica, de la familia Rosaceae, y se parecían más a una cereza, sabían a lenteja y el hueso ocupaba gran parte de la fruta. Hoy, tras miles de años de selección artificial, los duraznos son más grandes, jugosos y dulces. Además, contienen más nutrientes.
Se cree que el pepino silvestre comenzó a cultivarse hace unos 11,000 años. Su ancestro, el Cucumis hardwickii, era muy distinto al que conocemos hoy: más pequeño, de forma más redondeada y con espinas. La cría selectiva lo transformó en el pepino largo y de sabor suave que ahora usamos en ensaladas.
Nuestras frutas y verduras han pasado por muchos cambios. Descubre aquí cómo puedes hacer que duren más tiempo.