Acepté que mi mamá nos ayudara con nuestras finanzas, pero todo salió mal

Crianza
hace 1 mes

En tiempos de crisis, el apoyo familiar puede ser clave para encontrar soluciones, pero a veces los consejos no son tan fáciles de aceptar. Cuando el usuario de esta historia decidió involucrar a su madre en las finanzas de su matrimonio, quizás no imaginó que todo acabaría en una fuerte lucha entre el corazón y la razón, y en la muestra de cómo el orgullo y los hábitos de consumo pueden convertirse en barreras difíciles de derribar.

“Mi esposa y yo hemos estado casados por cinco años y durante los últimos meses, estamos teniendo problemas económicos. Perdí mi trabajo hace unos tres meses y, aunque ya encontré un trabajo de medio tiempo, no me pagan tanto como antes. Hemos tenido que recortar muchos gastos, pero parece que, sin importar lo que hagamos, seguimos viviendo sueldo a sueldo e incluso estamos sacando dinero de nuestros ahorros”.

“Hace poco, mi madre vino a visitarme y se dio cuenta de lo estresado que estaba por esta situación económica, así que me ofreció algunos consejos sobre cómo podemos ahorrar dinero. Algunas de las cosas que nos dijo fue que podríamos reducir las compras de comida por fuera y preparar las comida en casa durante la semana, así como cambiarnos a marcas más baratas.

Mi madre siempre ha sido comedida, especialmente porque nos tuvo que criar a mí y a mis hermanos con un presupuesto ajustado. Así que pensé que tenía sentido lo que decía, especialmente porque realmente estamos tratando de ahorrar en todo lo que podemos. Le pregunté si estaba dispuesta a revisar nuestros gastos y mostrarnos dónde podríamos recortar. Mi esposa estuvo de acuerdo”.

“Entonces, hizo una hoja de cálculo completa con nuestros gastos, y cuando nos la mostró nos dimos cuenta de que estamos gastando demasiado en gustos y cosas innecesarias. Por ejemplo, no necesitamos ir por un café a una cafetería todos los días. También, descubrimos que la mayoría de esos gastos innecesarios los hace mi esposa.

Mi esposa no lo tomó bien y empezó a discutir con mi madre, diciendo que su hoja de cálculo estaba mal, que su forma de llevar las finanzas era ’anticuada’ y no funciona para nosotros. Traté de explicarle que necesitamos hacer algunos sacrificios si queremos salir de este hueco financiero, pero ella siguió insistiendo en que no estábamos tan mal como yo quería hacerlo ver y que solo teníamos que ’aguantar’”.

“En ese momento mi madre se fue. Mi esposa y yo seguimos discutiendo, y me dijo que no podía dejar de pedir comida para llevar y que mi madre estaba equivocada. Fue entonces cuando perdí la paciencia y le dije: ’Tú eres la que está completamente equivocada y mi madre tiene razón. Ella logró criar a tres hijos con un solo ingreso, ¿y nosotros ni siquiera podemos recortar en comidas durante unos meses?’

Mi esposa se enojó mucho y dijo que soy un idiota por darle el lado a mi mamá. Desde entonces, casi no me habla y ahora me pregunto si me excedí al decirle eso. Yo creo que debemos ser realistas sobre nuestra situación y el consejo de mi madre podría ayudarnos”.

Consejos para enfrentar una crisis económica en familia

  • Hablar con sinceridad: El primer paso es sentarse a hablar. Puede que no sea la charla más cómoda, pero es importante que todos en la familia entiendan la situación. Pongan las cartas sobre la mesa, sin culpas ni reproches, y busquen soluciones juntos.
  • Escucha sin ponerte a la defensiva: En lugar de pensar en cómo justificar tus gastos, respira profundo y trata de entender lo que te están diciendo. Aceptar que cometemos errores no nos hace más débiles, al contrario, demuestra madurez y disposición para mejorar. Si lo ves como una oportunidad para aprender, te será más fácil cambiar tus hábitos financieros.
  • Cambia algunos hábitos: A veces no nos damos cuenta de que pequeños cambios hacen una gran diferencia. Desde cocinar en casa en vez de pedir comida a domicilio hasta aprovechar descuentos en las compras. Cada gesto cuenta y, además, pueden convertirlo en un reto familiar para hacerlo más llevadero. Es momento de apretar el cinturón, pero sin perder el ánimo.
  • Busca apoyo y alternativas: Si la crisis está muy complicada, no dudes en buscar apoyo. Puede ser en familiares, amigos o incluso en programas de asistencia locales. También es buen momento para explorar fuentes de ingresos extra, desde vender cosas que ya no usas hasta ofrecer algún servicio en tus tiempos libres.
  • Mantén una actitud positiva: Las crisis pasan, aunque parezca que no. Lo importante es no perder el optimismo y la unión familiar. Recuerda que estas situaciones también pueden ser una oportunidad para replantear prioridades y fortalecer los lazos entre ustedes.

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