Bienvenido a tus peores pesadillas: los 6 lugares más aterradores del mundo

Curiosidades
hace 1 año

Imagina una ciudad fantasma: edificios abandonados cubiertos de grafitis, restos de autos oxidados, grietas en las carreteras. Ahora, agrégale un espeso manto de humo negro que sale de debajo de la tierra. El suelo está caliente al tacto. Estás entrando en Centralia, Pensilvania. Centralia solía ser un lugar lleno de actividad durante el siglo XIX y hasta la década de 1960: sus ricas minas de carbón atraían a mucha gente a trabajar y vivir allí. Sin embargo, en 1962, una de esas minas se incendió por accidente, y el fuego se extendió bajo tierra. El carbón es un combustible de combustión lenta, así que los ciudadanos siguieron viviendo tranquilamente durante casi otras dos décadas... hasta que el fuego comenzó a producir efectos en la ciudad.

Uno de los peores accidentes tuvo lugar cuando un gigantesco agujero apareció repentinamente en el patio trasero de una casa. Por suerte, nadie resultó herido, pero a partir de entonces la gente comenzó a abandonar el lugar. En los 30 años que siguieron, casi todo el mundo se mudó, aunque no todos. En 2020, cinco personas seguían viviendo allí. Pero fuera de eso, Centralia es una ciudad fantasma en todo sentido. Los edificios abandonados que se desmoronan y las carreteras agrietadas son solo una pequeña parte de ello. Lo más inquietante de este lugar es el humo que sale del subsuelo a través de las grietas. Los incendios subterráneos siguen ardiendo, calentando la superficie y destruyendo lentamente los restos de la ciudad. De hecho, esto fue lo que inspiró el famoso pueblo ficticio de Silent Hill. Se calcula que las llamas durarán otros 250 años. Para entonces, no habrá más que un páramo calcinado en la zona.

Si te dan miedo los insectos, probablemente este lugar será tu peor pesadilla. Las cuevas de Gomantong, en Malasia, podrían ser uno de los lugares más pintorescos del mundo, si no fuera por sus habitantes. En primer lugar, tenemos a los murciélagos. Más de dos millones de murciélagos viven en las vastas extensiones de las cuevas. Se asustan con facilidad, pero supongo que no querrás que eso pase: millones de alimañas aladas que vuelan hacia ti presas del pánico no son algo que debas tomar a la ligera. En segundo lugar, hay cucarachas. Y si buen el número de murciélagos está más o menos calculado, las cucarachas que deambulan por los suelos y las paredes de las cuevas son incontables. Hay tantas que no podrás dar ni un solo paso sin que una docena de ellas trepen por tus piernas.

Y por último, si logras no gritar por las cucarachas y despertar a las hordas de murciélagos, tal vez te veas recompensado con otros maravillosos habitantes de las cuevas; entre ellos, serpientes, escorpiones y ciempiés venenosos gigantes. Encantador. Así y todo, las cuevas están abiertas al público, y hay mucha gente que visita este lugar.

En medio de la nada, en los páramos vacíos del desierto de Karakum, en Asia Central, hay un gran agujero en el suelo que arde... para siempre. Se conoce como el pozo de Darvaza, y se trata de un lugar amplio y profundo que lleva ardiendo más de medio siglo. Los lugareños lo llaman “la puerta del inframundo”, y la vista es realmente aterradora. No hay forma de extinguir las llamas, y los científicos creen que el cráter seguirá ardiendo durante siglos. Al parecer, la fosa apareció en 1971, cuando un grupo de ingenieros exploró la zona y pensó que había encontrado un yacimiento de petróleo. Sin embargo, resultó ser una reserva de gas natural. Cuando la plataforma de perforación comenzó a trabajar en el lugar, el suelo se derrumbó. Los ingenieros temían que el gas venenoso pudiera poner en peligro a los pueblos cercanos, así que pensaron que lo mejor sería incendiarlo y dejar que se consumiera en unas semanas. Pero, como puedes ver, el fuego sigue ardiendo. Desde entonces, el cráter se ha convertido en una atracción turística popular. A pesar de ello, sigue representando un cierto peligro, por lo que se están haciendo esfuerzos para extinguir las puertas del inframundo de una vez por todas.

Imagina que ves una serpiente increíblemente venenosa junto a tu pie. Eso ya es bastante aterrador, ¿no? Ahora, multiplica esa experiencia por un par de miles de veces. No importa hacia dónde intentes correr, habrá serpientes similares por todas partes. Esa es la isla de las Serpientes, y el nombre no podría describirla mejor. Se encuentra no muy lejos de la costa de Brasil, y es hogar de miles de serpientes cabeza de lanza dorada. Hace unos 11 000 años, el nivel del mar ascendió y separó la isla del continente. Muchas cabezas de lanza quedaron atrapadas en ella. Sus hermanas de tierra firme también son venenosas, pero no tanto. La variedad dorada tuvo que evolucionar para sobrevivir, y vaya que lo hizo.

Como no hay muchos animales terrestres para cazar, se adaptaron a la caza de aves. Y para que su veneno fuera efectivo, debía ser instantáneo. Por eso, las cabezas de lanza dorada desarrollaron un veneno cinco veces más potente que la variedad normal. Esto las ayudó a prosperar, y ahora hay de una a cinco víboras por metro cuadrado de isla. Se la considera tan peligrosa que Brasil prohibió todas las visitas. Como si alguien realmente quisiera ir allí. Estás perdido en el bosque en medio de la noche. Tropiezas con una figura humana. Aliviado, tocas su hombro para pedirle indicaciones, pero es duro como una piedra y está cubierto de musgo. Es entonces cuando entonces miras su rostro y te quedas con la boca abierta: es todo menos humano. Mi consejo es que no pasees por el sureste de Finlandia de noche si no quieres tener una experiencia aterradora. Aquí es donde un renombrado escultor finlandés creó su espeluznante jardín de esculturas en su propio patio trasero.

La exposición principal del jardín consiste en 200 figuras humanas haciendo diversas posturas de yoga. Pero, al pasear por él, puedes encontrarte con obras de aspecto más siniestro, como una figura encapuchada con los brazos estirados hacia adelante y unos profundos huecos negros como ojos. A eso hay que agregar dientes humanos reales en las bocas de algunas estatuas. El jardín nació porque el escultor era un ermitaño y no quería salir de su casa. Cuando le pedían algunas de sus esculturas para los museos, respondía que primero debía preguntarles. Parece que no aceptaron.

Las estatuas espeluznantes son una cosa, ¿pero qué hay de las muñecas espeluznantes? Si alguna vez te encuentras en Japón y quieres sentir escalofríos, asegúrate de visitar Nagoro. Se trata de un pequeño pueblo en el sur del país. Al pasar junto a las casas y patios, verás a los habitantes del pueblo sentados o cuidando de sus jardines, nada especial... Hasta que te des cuenta de que no se mueven, y nunca lo harán. Porque son muñecos de tamaño natural.

Una de las habitantes de la zona regresó a su pueblo en 2002 y adoptó el pasatiempo de crear espantapájaros en jardines y campos. Más tarde, pasó de ser algo práctico a una especie de trabajo conmemorativo. Cada vez que alguno de sus vecinos dejaba el pueblo o fallecía, ella hacía un muñeco de tamaño natural a su imagen. Los creaba como mejor las recordaba, así que todas sus obras hacen algo que harían las personas normales: están sentadas, de pie o acostadas en el suelo, e incluso hay salones llenos de muñecos en la escuela local.

Pero probablemente lo más inquietante de esta instalación es que la población humana de Nagoro es de menos de 30 personas, y los espantapájaros superan a los habitantes vivos en más de 10 a 1. Ahora hay más de 350 muñecos en el pueblo. Según recuerda su creadora, cuando era una niña, había unas 300 personas en Nagoro. Y ahora, desde hace 20 años, ella los conmemora a todos. Unos 3000 visitantes acuden a Nagoro cada año, y muchos de ellos regresan. El pueblo es bastante difícil de alcanzar, ya que se encuentra en una de las islas menos transitadas de Japón y la estación de tren más cercana está a una hora de distancia. Pero eso no detiene a los turistas que quieren ver los maravillosos y espeluznantes espantapájaros con sus propios ojos.

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