Cómo mantenerse seguro cuando una tormenta solar golpea la Tierra

Curiosidades
hace 11 meses

Los satélites electrónicos de repente se salen de control. Hay subidas de tensión en todo el mundo. En algunos lugares hay apagones. Los científicos tienen pocos datos sobre este tipo de comportamiento solar, por lo que aún no podemos predecir cuándo ocurrirá la próxima tormenta geomagnética. Uno de esos eventos tuvo lugar en julio de 2012, pero, afortunadamente, logramos esquivarlo. Pero no por mucho, ¡por solo 9 días! Para darte una idea de lo que casi sucedió, debo explicar algunos conceptos astronómicos básicos. Una tormenta solar es una serie de efectos que sentimos aquí, en la Tierra, después de que ocurren ciertos eventos en el Sol. Nuestra estrella no es más que una enorme bola de gases fundidos que se mueven constantemente, por lo que estos eventos ocurren con más frecuencia de lo que piensas. Para que comience una tormenta solar, nuestro Sol debe emitir ráfagas de energía. Se producen en forma de erupciones solares y eyecciones de masa coronal. Estos dos fenómenos envían cargas eléctricas y ondas de campos magnéticos hacia la Tierra a una velocidad de unos cinco millones de km/h. Cuando llegan a nuestro planeta, podemos ver la aurora boreal en lugares cercanos al Círculo Polar Ártico. Pero también pueden estropear los satélites u otros tipos de comunicaciones electrónicas.

Algunas de estas tormentas solares pueden ser peligrosas, y en 2012 estuvimos cerca de experimentar una muy poderosa que podría haber generado consecuencias graves. Era la más poderosa en más de 150 años, según investigaciones realizadas por astrónomos. Pero, ¿cómo logramos escapar de ella? ¿Tuvimos algo que ver con eso o fue pura coincidencia? Lo que sí sabemos es que una de esas eyecciones de masa coronal golpeó la órbita de la Tierra a fines de julio de 2012. Nuestro planeta ya había dejado esa ubicación específica en su trayectoria alrededor del Sol. Entonces, en este punto, es posible que te preguntes: ¿y si nos hubiera alcanzado? Resulta que estas intensas tormentas solares son peligrosas para todo tipo de objetos tecnológicos. Dado que ahora estamos literalmente rodeados de ellos, desde nuestros teléfonos hasta nuestros automóviles, trata de imaginar qué pasaría si todos dejaran de funcionar de repente. Las tormentas solares comienzan con una explosión, o una “erupción solar”. Luego, los rayos X y la radiación ultravioleta viajan hacia la Tierra a la velocidad de la luz. ¿Algunos de los efectos secundarios? Bueno, pueden incluir apagones de radio y errores de navegación GPS.

Los efectos pueden continuar durante minutos, y a veces horas, después de que las partículas alcancen nuestra atmósfera. Se mueven solo un poco más lento que la velocidad de la luz, pero pueden causar una descarga eléctrica en los satélites de la Tierra y dañar sus componentes. Por último, aproximadamente un día después, también nos llegan nubes de plasma magnetizado. Pueden provocar grandes apagones, paralizando más o menos todo lo que dependa de un enchufe. ¡Es posible que ni siquiera podamos tirar de la cadena de nuestros inodoros ya que la mayoría de los suministros de agua en las ciudades usan bombas eléctricas en estos días! Sin embargo, los efectos de estas tormentas geomagnéticas serían diferentes en todo el mundo. Las tormentas solares son curiosas de por sí, pero ¿por qué afectan a algunos lugares de la Tierra más que a otros? Según investigaciones recientes, la geología tiene mucho que ver con esto. Pero tengo que llevarte un poco hacia atrás para mostrarte el panorama general. Abróchate el cinturón, ¡porque vamos a hacer un viaje en la máquina del tiempo! A una época en la que la Luna ni siquiera existía. ¡Todavía!

Hace 4600 millones de años, nuestro Sistema Solar era muy diferente de lo que es ahora. Cientos de nuevos planetas comenzaron a formarse alrededor del nuevo Sol. Planetas como nuestra propia Tierra, Venus o Marte seguían dando vueltas por el cosmos. En la década de 1970, un astrónomo llamado Donald R. Davis desarrolló una teoría que decía que la Luna nació cuando otro planeta golpeó una Tierra recién formada hace unos 4500 millones de años. También indicó que podría haber sido del tamaño de Marte y más tarde llamó a este planeta Tea. Es difícil imaginar cómo podría haber sido ese impacto, incluso con el equipo que tenemos en estos días. Los astrónomos sugirieron la hipótesis del impacto gigante tratando de reconstruir este misterio. Después de toparse con nuestro planeta, las capas rocosas exteriores tanto de la Tierra como de Tea se lanzaron en un círculo de materia cósmica. De estos escombros nació lo que ahora conocemos como la Luna. El núcleo de la Tierra aparentemente consumió el de hierro de Tea, si es que lo tenía. Fue entonces cuando nuestro planeta también ocupó la posición que tiene hoy. De esta manera, se volvió más susceptible a las tormentas geomagnéticas.

En el pasado, había poca o ninguna información sobre lo que podría haberle sucedido a Tea, además de darnos nuestro único satélite natural. ¡Les tomó varios años a una serie de científicos dar con una idea nueva y emocionante que revolucionó lo que sabíamos sobre nuestro planeta! Lo que quedó de Tea se esconde bajo dos capas de roca del tamaño de un continente en lo profundo de nuestro planeta. Esta teoría es también una de las únicas explicaciones de por qué la Luna es tan seca y no tiene mucho núcleo de hierro. Pero, ¿por qué la geología es tan importante cuando se trata de tormentas geomagnéticas? Bueno, eso se debe a que los datos recientes revelaron que el tipo de rocas debajo de tus pies puede afectar qué tan bien tu ciudad soporta las poderosas tormentas geomagnéticas. Algunos tipos de rocas, como las sedimentarias, por ejemplo, generalmente tienen más espacio lleno de agua, lo que las hace conductoras de la electricidad. Otros tipos de rocas son más densos y tienen más resistencia cuando se trata de electricidad.

Cada vez que ocurre una tormenta de este tipo, las personas que viven en las tierras altas de Nueva Inglaterra pueden tener un mayor riesgo de sufrir interrupciones importantes. Al mismo tiempo, aquellos en la llanura costera del Atlántico Medio tienen menos de qué preocuparse simplemente por lo que se esconde debajo de sus ciudades. ¿Cómo supimos lo aterradoras que son estas tormentas? Bueno, ¡no era la primera vez que pasaba una! Las tormentas solares deslumbran a la comunidad de astrónomos desde hace muchos años. El suceso más icónico de gran magnitud fue el Evento Carrington, que ocurrió en septiembre de 1859. ¡Nos dio un adelanto de cuál es el poder del Sol, por decir lo menos! Le pusieron el nombre de un astrónomo inglés, Richard Carrington, que fue testigo de las erupciones solares. El poder de esa tormenta solar era algo que los humanos nunca antes habían experimentado. ¡La fuerte tormenta geomagnética provocó auroras boreales hasta en el territorio de Hawái!

En la mañana del 1 de septiembre de 1859, Richard Carrington se dirigió a su observatorio privado, ubicado en las afueras de Londres. Abrió la cúpula del observatorio para tener una vista completa del cielo y dirigió su telescopio a la ubicación del Sol. Vio un montón de enormes manchas oscuras que brillaban en la superficie de nuestra estrella. En poco tiempo, Carrington notó dos áreas enigmáticas, intensamente brillantes y llenas de luz blanca que brotaban de las manchas solares. Desaparecieron cinco minutos después, pero los efectos continuaron por toda la superficie de la Tierra. Al principio, más tarde en la noche, las comunicaciones por telégrafo en todo el mundo comenzaron a fallar. Chispas saltaban de las máquinas de telégrafo, molestando a los operadores e incluso incendiando papeles. ¡Auroras de colores brillantes aparecieron en los cielos nocturnos de todo el mundo, haciendo que los pájaros confundidos piaran en la noche! Algunas personas incluso iniciaron sus actividades diarias porque pensaron erróneamente que el día ya había empezado.

Hoy, nuestro planeta está sumergido en una mega red de información, por lo que el impacto de una tormenta solar de este tipo sería aún más catastrófico. En la década de 1800, el uso del telégrafo recién comenzaba, pero esta “Internet victoriana” era una forma importante de enviar noticias y mensajes privados. En los Estados Unidos, los operadores de telégrafos habían notado antes interrupciones locales y auroras boreales causadas por tormentas eléctricas, pero el Evento Carrington y sus efectos eran algo que nunca antes habían visto. Muchas líneas de telégrafo en América del Norte se volvieron inútiles. Un gerente de telégrafos de Pittsburgh incluso recordó que las corrientes que fluían a través de los cables eran tan fuertes que los contactos de platino corrían peligro de derretirse. Otro ejemplo fue el de un operador de telégrafo ubicado en Washington, D.C., llamado Frederick W. Royce, quien resultó herido cuando su frente tocó un cable de tierra.

Las muestras tomadas de los lugares helados de la Tierra nos dicen que el Evento Carrington fue el doble de grande que cualquier otra tormenta solar experimentada en los últimos 500 años. Es muy difícil imaginar cuál podría ser el impacto de una tormenta de esa magnitud hoy. Pero según un informe de 2008 redactado por la Academia Nacional de Ciencias, podría costarnos entre 1 y 2 billones de USD en daños. Sin embargo, hay cosas que podemos hacer individualmente para ayudar a reducir el daño. Como comprar un generador o instalar un suministro de energía de respaldo. Puede ser un panel solar o una turbina eólica. Más aún, podemos equipar nuestras casas con protectores contra sobretensiones que se pueden conectar a nuestros aparatos eléctricos y pueden salvarnos de descargas y otras sobretensiones. ¿La solución más sencilla de todas? Simplemente desconecta todos los dispositivos que no estés utilizando en un momento determinado. Si no están conectados a una fuente de alimentación, no pueden verse afectados por ninguna sobretensión.

Comentarios

Recibir notificaciones
Aún no hay comentarios. ¡Puedes ser el primero!

Lecturas relacionadas