7 Estereotipos molestos sobre el antiguo Egipto que quedaron grabados en nuestras mentes debido al cine

Un hijo no es una carga, asegura Karen Edwards, una enfermera del Reino Unido. Ella hizo lo que para todos parece ser imposible: dio a luz a una nena y en unas pocas semanas se fue de viaje con ella y con su esposo. Pasaron 10 meses viajando, visitando el Sudeste Asiático, Australia y Nueva Zelanda.
Un par de años más tarde nació otro bebé en la familia y la historia se repitió. Ahora Karen viaja con una hija de 3 años y un hijo recién nacido y dice que no se arrepiente de nada.
En cuanto a la cuestión económica, las enfermeras en el Reino Unido, en promedio, ganan entre 20 y 40 mil libras por año. Sí, el sueldo es más alto que en varios países, pero piensa, en caso de ganar tanto, ¿harías un viaje con dos niños pequeños?
En Genial.guru dudamos de que nos hubiéramos arriesgado. Esta familia definitivamente tiene algunos secretos.
A Karen siempre le gustaba viajar y cuando tuvo a su hija Esme, decidió que esta no era la razón para renunciar a su afición, después de todo, la licencia de maternidad también son unas vacaciones. En el Reino Unido dura un año y el estado paga los primeros 9 meses.
Sus seres queridos decidieron que Karen se había vuelto loca. Ella, siendo una persona con un buen sentido del humor, llamó a su blog: “Travel Mad Mum”, un blog de una mamá viajera loca.
Karen y su esposo Shaun vendieron su auto, alquilaron su casa, se llevaron a la recién nacida Esme y partieron en su primer viaje. Visitaron Nueva Zelanda, Australia, Singapur, Camboya, Vietnam, Tailandia y varios otros países. Nadie sabía cómo reaccionaría Esme ante los vuelos, pero se portó bien.
Cuando llegó el momento de la segunda licencia de maternidad, la mujer lo usó de la misma manera. A los viajeros se les unió Quinn de dos meses.
Esta vez, la familia tiene otras fuentes de ingresos: un blog y un canal de YouTube, donde la madre viajera asesora a aquellos que también están dispuestos a decidir hacer tales aventuras. Por ejemplo, uno debe evitar los países donde puede contraer enfermedades peligrosas, llevar menos cosas, pero no olvidarse de una variedad de juguetes pequeños, y siempre llevar un carrito de bebé con una buena capacidad de paso.
Por supuesto, viajar por el mundo, hasta que te conviertes en padre o madre, es una opción que, en términos de conveniencia, no se puede comparar con nada. Pero Karen cree que viajar con bebés tiene varias ventajas indiscutibles. Sus argumentos parecen muy convincentes:
Para los niños mayores también hay ventajas. Crecen más sanos que sus compañeros que se quedan en casa se vuelven más audaces, su carácter se perfecciona. Esme ya ha visitado 37 países, y la pequeña Quinn, 17. Lo único que Karen lamenta es que Esme no tiene amigos debido a su forma de vida nómada.
Algunos consideran que la mujer está loca, otros que es egoísta. Pero hay gente que dice que ella tiene toda la razón, rompiendo el estereotipo de una madre joven sentada en su casa entre una pila de pañales.