15 Coincidencias que dan ganas de decir: “¿Eso ocurre?”

El cáncer de piel es uno de los tipos de cáncer más frecuentes, pero a menudo pasa desapercibido en sus primeras fases. Puede ser sigiloso, disfrazándose de lunar inofensivo o de un sutil cambio en la piel que parece insignificante. Aunque la mayoría de los lunares son benignos, algunos pueden convertirse en melanoma, la forma más mortal de cáncer de piel. Reconocer a tiempo las señales de alarma puede salvar vidas, ya que la detección precoz aumenta significativamente las posibilidades de éxito del tratamiento.
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El melanoma se presenta a menudo como un lunar asimétrico, lo que significa que una mitad tiene un aspecto diferente de la otra. Si se trazara una línea en el centro, las dos mitades no coincidirían. Por el contrario, los lunares benignos (no cancerosos) tienden a tener una forma equilibrada y uniforme, en la que ambos lados se reflejan mutuamente.
Hay que vigilar la asimetría. Si observas una forma irregular o un lunar que parece asimétrico, es importante que lo evalúe un dermatólogo lo antes posible.
Los lunares de melanoma suelen presentar colores desiguales o múltiples. Mientras que los lunares benignos suelen tener un único tono uniforme de marrón o tostado, los lunares cancerosos pueden mostrar una mezcla de negro, marrón, tostado, rojo, blanco, azul o incluso gris dentro de la misma lesión. Si observas que un lunar ha adquirido varios colores o ha cambiado de pigmentación con el tiempo, es esencial que lo revise un dermatólogo.
Un lunar que aumenta de tamaño -especialmente si aumenta con el tiempo- puede ser una señal de alarma de melanoma. Mientras que los lunares benignos suelen mantener el mismo tamaño durante la edad adulta, un lunar canceroso puede aumentar de diámetro, hacerse más ancho o más abultado. Una pauta general es la “regla de los 6 mm”: si un lunar es mayor que la goma de borrar de un lápiz (unos 6 milímetros) o sigue creciendo, debe ser examinado por un dermatólogo.
Sin embargo, el melanoma también puede desarrollarse en lunares más pequeños, por lo que no debe ignorarse cualquier aumento notable de tamaño, grosor o elevación.
Un lunar con bordes irregulares, desiguales o borrosos puede ser un signo de advertencia de melanoma. Los lunares benignos suelen tener bordes lisos y bien definidos, mientras que los cancerosos suelen aparecer dentados, con muescas o mal definidos, confundiéndose con la piel circundante. Estos bordes irregulares se producen porque las células del melanoma crecen de forma incontrolada y desorganizada, extendiéndose al tejido cercano. Cualquier lunar con bordes cambiantes o poco definidos debe ser evaluado por un dermatólogo lo antes posible.
Un lunar que sangra, forma costras o no cicatriza puede ser un serio signo de advertencia de melanoma u otro tipo de cáncer de piel. Los lunares benignos suelen permanecer lisos e intactos, mientras que los cancerosos pueden desarrollar costras o grietas. El sangrado persistente o la incapacidad para cicatrizar correctamente son señales de alarma, ya que la piel sana suele repararse rápidamente. Cualquier lunar que presente estos signos debe ser examinado sin demora por un dermatólogo.
Los lunares son un fenómeno natural de la piel, que a menudo se forma debido a grupos de células productoras de pigmento. Reconocer los cambios en su forma, tamaño o color es crucial para una detección precoz y una intervención médica oportuna.