Descubrí que mi amiga me usó por años así que decidí tomar cartas en el asunto

A veces, la amistad no es lo que parece. Todos hemos conocido a alguien que al principio parecía una gran persona: divertido, atento, siempre presente. Pero con el tiempo, algo empieza a sentirse raro. Tal vez esa persona solo aparece cuando le conviene, critica en lugar de apoyar, o nos hace sentir mal sin darnos cuenta. No todas las amistades son buenas, y reconocer una mala amistad puede ser difícil, sobre todo cuando hay cariño de por medio.

En este caso vemos cómo alguien que consideraba una amiga, en lugar de aportar algo positivo, terminó aprovechándose de esa amistad para su propio beneficio. Sin necesidad de juzgar, este tipo de experiencias nos deja una lección importante: aprender a reconocer las señales y entender lo valioso que es establecer límites sanos. Al final, una verdadera amistad debe sumar, no restar. Todos merecemos estar rodeados de personas que nos valoren y nos hagan sentir en calma.

Yo de 31 años y mi mejor amiga, llamémosla Mee de 32 años, nos conocimos en el verano de 2005, cuando su familia se mudó a la casa de al lado. Ni siquiera recuerdo cómo nos hicimos cercanas, solo recuerdo que conectamos casi de inmediato. Yo tenía 11 y ella 12 y nos volvimos compañeras inseparables. La verdad, soy más cercana a ella que a mi propia hermana. Cuando cumplí 18, me mudé a una ciudad más grande, a unas 7-8 horas de mi ciudad natal. Allí encontré trabajo, comencé a construir mi carrera y me volví independiente. Alrededor de 2017, decidí cambiar de empresa y fue ahí donde conocí a mi futuro esposo (llamémoslo Ralph, de 32 años). Después de aproximadamente un mes de conocernos, decidimos empezar a salir, y hemos estado juntos desde entonces. Este detalle es importante, así que ténganlo en cuenta: comprometerse no es algo común en mi país, usualmente solo lo hacen los ricos. La gente común como nosotros suele pasar directamente a hablar de casarse, sin propuestas ni anillos.

Dicho esto, Ralph y yo comenzamos a hablar de matrimonio en 2020 y empezamos a ahorrar para la boda desde entonces. Ese mismo año, Mee me contactó preguntando si podía vivir temporalmente conmigo mientras buscaba trabajo, y como yo no vivía con Ralph, acepté sin problema. Entendí que no podría ayudar con el alquiler, las cuentas ni los víveres, pero yo estaba bien con eso. Yo ganaba lo suficiente para mantenernos a ambas. Un mes después de mudarse conmigo, Mee conoció a su novio Jay de 27 años. En ese momento, ella aún no encontraba trabajo. Su excusa era que no había encontrado el empleo “adecuado”, y en ese momento la apoyé. Hasta que... dos semanas después de conocer a Jay, ¡lo invitó a vivir con ella, ¡en mi casa! ¡Sin avisarme!

Imaginen mi sorpresa al llegar del trabajo y ver a un tipo desconocido en mi sala, en ropa interior, sentado en mi sofá, comiéndose mis botanas favoritas y viendo televisión. Por puro instinto, le lancé mi bolso y mis zapatos, gritándole que saliera de mi casa. Mee salió de la cocina, me miró, se rio y lo presentó como si nada raro estuviera pasando. La llevé a mi cuarto y le pregunté qué demonios estaba pasando. Me dijo que el negocio de ropa de Jay había fracasado y que no tenía a dónde ir, así que ella lo invitó a vivir con ella. Cabe destacar que llevaban conociéndose ¡solo dos semanas! No podía creerlo y traté de razonar con ella. Pero como en ese entonces me costaba decir que no y era complaciente, logró convencerme de dejarlos quedarse en el sótano, el mismo que había renovado para ser mi biblioteca/sala de cine (mi lugar favorito de la casa).

Y sí, lo adivinaste: vivieron conmigo sin pagar alquiler, y como ambos estaban desempleados, tampoco contribuían con las cuentas ni la comida. En ese momento, pensé que solo estaba ayudando a mi amiga, que no era gran cosa, ya que yo ganaba bien. Pero tristemente, esto empezó a causar discusiones entre Ralph y yo. Tanto así, que tuve que sentar a Mee y hablar con ella del tema. Ella empezó a tomar trabajos eventuales (Jay seguía sin trabajar) y llegó a contribuir con al menos 1/4 de los gastos (seguía sin pagar renta, pero algo era algo). Eso creía yo... Como Mee era tan selectiva, no duraba en ningún trabajo, así que terminó contribuyendo ese 1/4 solo una vez cada 3 o 4 meses. Incluso les ofrecí trabajos en la empresa donde trabajo (en el equipo de limpieza, con buen sueldo), pero los rechazaron con excusas de que ese tipo de trabajo “no era para ellos”.

Esto duró 4 años, hasta noviembre de 2024, cuando Mee y Jay decidieron regresar a nuestra ciudad natal diciendo que “no había trabajo aquí” (cuando en realidad hay mucho, pero son muy exigentes). Después de que se fueron, Ralph y yo volvimos a hablar de nuestros planes de boda (hasta ese momento, aún no vivíamos juntos). Como mencioné, habíamos estado ahorrando desde 2020 y ya habíamos pospuesto la boda dos veces (2023 y 2024). Después de casi 8 años de relación y varios dramas familiares, decidimos que este año sí nos casaríamos. Como en estos 4 años logramos ahorrar una buena suma (para dar contexto: Ralph y yo trabajamos en marketing y ambos ganamos sueldos de 6 cifras), decidimos hacer una boda a lo grande.

En diciembre de 2024, ya teníamos coordinadora de bodas, una iglesia hermosa y el lugar para la ceremonia y recepción. También ya estábamos hablando con proveedores y decoradores. En enero de este año comenzamos a invitar a quienes formarían parte de nuestro cortejo nupcial (aún no habíamos anunciado la boda públicamente). Llamé personalmente a Mee para pedirle que fuera una de mis damas (mi hermana es la dama de honor), y aceptó. Sonaba genuinamente feliz. Pero una semana después de esa llamada, Mee publicó en redes sociales que ella y Jay se casarían en abril de 2025. ¿Recuerdas que mencioné que los compromisos no son comunes? Pues nuestros amigos en común la felicitaron sin siquiera preguntar cuándo ni cómo se comprometieron.

El punto es: yo tampoco sabía nada. De no ser por la publicación, ni siquiera habría sabido que también planeaban casarse. La llamé para felicitarla y preguntarle sobre eso, y solo dijo que “simplemente pasó”. A mí no me molestaba casarme el mismo año que ella, ya que eran meses y fechas diferentes. Incluso le pregunté si aún quería ser parte de mi cortejo o prefería ir como invitada, y me aseguró que sí quería seguir siendo mi dama. Vale la pena decir que nuestros invitados del cortejo no pagarían nada por nuestra boda: nosotros cubriríamos todo (vestidos, peinado, maquillaje, etc.). Hacia la cuarta semana de enero, Ralph y yo compartimos con nuestro cortejo los planes (incluyendo el presupuesto), lo cual los sorprendió. Nosotros y nuestros amigos somos de clase media, así que es entendible. Aclaramos que habíamos ahorrado 4 años y que queríamos darnos el gusto. Lamentablemente, esto no le cayó bien a Mee.

Un día me llamó y me preguntó por qué quería opacarla y arruinar su boda. Le recordé que ella nunca me habló de su boda, que me enteré por su publicación. Luego empezó a decir que estábamos gastando demasiado para algo que solo durará un día, y que sería mejor si usara parte de ese dinero para su boda. Me quedé helada. La forma en la que habló me hizo sentir que solo me veía como una fuente de dinero, como si tuviera derecho a mis ahorros. ¿Y lo peor? ¡Me exigió que pospusiéramos nuestra boda! Dijo que, total, ya la habíamos pospuesto dos veces, que no haría diferencia.

Me llené de rabia. Ella sabe perfectamente por qué pospusimos antes. Sabe lo mal que la pasamos Ralph y yo por esas cancelaciones. ¿Y aun así se atreve a exigirlo? Ni siquiera lo pidió, lo exigió. Y para colmo, dijo que aprovecharía nuestro lugar, nuestras flores, la comida y todo lo que ya habíamos pagado. Cabe aclarar que nuestra boda será en la ciudad donde vivimos, y la suya en nuestra ciudad natal. Perdí la paciencia. No me gusta el conflicto, pero esa vez exploté. Le dije todo lo que había estado guardando desde que dejó que Jay se quedara en mi casa sin mi consentimiento, hasta cuánto pagué por ellos durante esos años, y cómo ella cambió desde que lo conoció. Se lo dije todo, llorando. Me di cuenta de cuánto me había dolido y de cómo lo había reprimido durante 4 años. Ella se quedó en silencio... y colgó. Desde entonces, no he sabido nada más de Mee. Así que sí, elegí seguir adelante con mi boda en lugar de complacer a mi mejor amiga de 20 años. Supongo que ya no tengo mejor amiga.

Olvidé mencionar que Mee habló con nuestros amigos en común y les dijo que yo quería arruinar su boda y opacarla. Como ella publicó sobre su boda primero, le creyeron... y perdí más amigos. También olvidé mencionar que Mee proviene de una familia muy religiosa, y que la boda fue forzada por su papá porque los sorprendió a ella y a Jay. Me dijo una amiga en común (con la que aún tengo contacto) que probablemente esa fue la verdadera razón de su estallido: comparó mi boda con la suya. Me dijeron que la suya será una boda civil. Ambos siguen desempleados y el papá de Mee está pagando todo.

Incluso antes, Ralph ya me decía que no estaba bien que ella y Jay vivieran en mi casa sin aportar nada. Lamentablemente, yo tenía tanta fe en nuestra amistad que ignoré todas las señales de alerta. Pero créeme, viéndolo en retrospectiva, puedo decir que Mee no siempre fue así. Ella estaba ahí cuando más la necesitaba. Nunca sentí que me usara o se aprovechara de mí cuando éramos más jóvenes.

Pero noté que todo empezó a cambiar cuando me mudé y comencé a trabajar. Para dar contexto, entré a la universidad a los 15 años y me gradué a los 18, lo cual me permitió irme temprano de nuestra ciudad natal para trabajar. Mientras yo ya trabajaba, ella seguía estudiando, desafortunadamente, no terminó la universidad y se empezó a juntar con “las personas equivocadas” (esto será relevante más adelante).

Desde niña, siempre me dijeron que me gustaba dar regalos. Y esto continuó en mi adultez; puedo decir que es mi lenguaje del amor. Por eso, cada vez que iba de vacaciones a nuestra ciudad natal, siempre llevaba regalos para mis amigos: cremas, ropa, comida típica. También los invitaba a cenar de vez en cuando. Creo que fue en ese punto cuando Mee empezó a darme por sentada y a aprovecharse de mí. Ahora que lo pienso, me doy cuenta de que cada vez que salíamos siempre era yo quien pagaba. También recuerdo que siempre le daba regalos por su cumpleaños (incluso pagué todo un viaje por su cumpleaños número 25), pero jamás recibí un regalo de su parte. Ni siquiera una simple tarjeta; solo me mandaba un mensaje de texto diciéndome “Feliz cumpleaños”. En ese entonces pensaba: “Bueno, aún es estudiante, está bien, lo que cuenta es la intención”.

Hubo una ocasión en que me presentó a su “grupo de amigos”. Se suponía que sería una comida solo entre las dos, pero terminé pagando por seis personas más. Estos encuentros improvisados con sus amigos sucedieron varias veces, y recuerdo que siempre era yo quien pagaba. Incluso uno de sus amigos me pidió prestado 500 dólares, con Mee como garantía. Ahí debí darme cuenta... pero, como dije, estaba ciega. Y sí, nunca recuperé ese dinero. Después de reflexionar mucho, me di cuenta de que realmente se aprovechó de mí. Me usó y abusó financieramente durante años.

Dicho esto, hoy llamé a mi mamá y le pedí que pasara el teléfono al papá de Mee. Le conté todo. También le envié una copia del registro que llevaba (todos los pagos de renta, servicios y comida que nunca me reembolsó). Y sí, llevo registros de todos mis gastos, algo que aprendí en mi trabajo.

Para mi sorpresa, su papá me dijo que durante esos cuatro años que Mee vivió conmigo, él le estuvo mandando dinero. ¡Sí! ¡Mee recibía dinero de su papá! Me dijo que ese dinero era para pagar su parte de la renta y para comprar sus propios víveres. Me sorprendió muchísimo. Le expliqué que jamás recibí nada de Mee más allá de lo que está registrado en mi documento. Se enfureció. Especialmente al enterarse de que ella vivió con Jay todo ese tiempo.

No sé en qué se fue ese dinero, tal vez por eso podía comprar cosas mientras estaba desempleada. En fin, su papá me dijo que él mismo me lo iba a reembolsar. También me dijo que ya no pagará la boda de Mee y Jay y que les dará un ultimátum: o consiguen trabajo y se casan, o los echará de su casa.

Así que sí, pronto recuperaré mi dinero, que usaremos para nuestra luna de miel, y es posible que Mee y Jay ni siquiera se casen. También bloqueé a ella y a sus amigos, porque estoy segura de que empezará a llamarme sin parar en cuanto se entere por su papá. Así que, por ahora, supongo que todo está bien y las deudas ya fueron resueltas. Me siento un poco culpable por la posibilidad de haber arruinado de verdad la boda de Mee, pero Ralph me aseguró que, ya que Mee y sus amigos me acusaron de eso desde el principio, simplemente estoy haciéndome cargo de un papel que ellos mismos me adjudicaron.

Comentarios de apoyo en el internet

• Sientes que ella solo te está usando como su cajero automático... porque eso es exactamente lo que está haciendo. Esta amistad es completamente unilateral. Mientras tú te esfuerces al máximo por ella y le des alojamiento gratis, ella está feliz contigo. Pero ahora, ¡te exige que le entregues tu boda! Suena terrible. Tal vez alguna vez fueron amigas, pero ese barco zarpó hace mucho, cuando abusó de tu hospitalidad y metió a su novio de dos semanas en tu casa sin tu permiso.
  No te sientas culpable por dejar de ser su cajero automático. © Ratchet_gurl24 / Reddit
• Me alegra que por fin le hayas dicho todo. Solo desearía que hubieras hablado antes, antes de que la situación llegara tan lejos. Ahora mismo yo le contaría a todos esos amigos en común cómo se aprovechó de ti y de tu casa. © serioussparkles / Reddit
• Lamento mucho lo que viviste. Cualquiera que hayas perdido por esto, nunca fue realmente tu amigo. De verdad, siento tu dolor. Cuando las personas que amas y en quienes confías te apuñalan por la espalda, una parte de ti se rompe... pero créeme: tú y tu prometido están mucho mejor sin ellos. Y si eso te hace sentir un poco mejor, debo decirte que leí toda tu historia con la voz del personaje “Gloria” de la serie Modern Family. Eso solo puede significar que eres fuerte, valiente y capaz de superar cualquier cosa. © Admirable_Spread8831 / Reddit

Con el tiempo, soltar una amistad puede ser liberador y necesario para recuperar la tranquilidad. ¿Alguna vez te diste cuenta de que estabas dando mucho más de lo que recibías en una amistad? ¿Cómo fue?