Así se ven los hijos de las 13 famosas más bellas del mundo

¿Alguna vez has encontrado a tu hijo/a estudiando mientras andaba de un lado a otro de la casa, recitando la lección para él y para ti, o descubriste que sus apuntes son todos coloridos y escritos con una letra muy llamativa?
Eso significa que estás delante de una de las formas en las que tu hijo/a absorbe información. De las que, por cierto, expertos mencionan que adaptar el método de estudio para su tipo de aprendizaje puede tener un impacto positivo en sus resultados.
En este artículo te contamos cuáles son los cuatro tipos de aprendizaje (visual, auditivo, escritura/lectura y kinésico) con ejemplos que te ayudarán a identificarlos, la ayuda que puedes darles a cada uno y un test para que sepas qué tipo de estudiante es.
Ahora, responde estas preguntas pensando en tu hijo, anota la letra que más lo represente:
1. Cuando tu hijo estudia algo nuevo, él...
2. Cuando hace tarea de matemáticas, suele...
3. ¿Cómo repasa mejor la tarea en casa?
4. Si pudiera adquirir uno de los siguientes artículos, ¿cuál elegiría?
5. Un día soñado para tu hijo sería...
¿Listas todas tus respuestas? ¡Aquí van los resultados!
Sigue leyendo para saber qué significa cada estilo.
Antes de armar el “kit de supervivencia” para la tarea, vale la pena entender cómo procesa la información tu hijo/a para evitar que se frustre. Esto se conoce como el modelo VARK (por sus siglas en inglés visual, auditory, read/write y kinesthetic). Existen algunas pistas que pueden darte una idea de cuál es la forma en que tu hijo/a se siente más cómodo aprendiendo:
Si notas que tu hijo retiene más información con diagramas, usa colores, subrayados y dibujos para organizar y recordar mejor la información, probablemente sea un aprendiz visual. En la práctica, un niño visual se puede concentrar más al ver videos educativos, usa imágenes mentales o un mapa conceptual para resolver un problema y tiene una imaginación vívida.
Por ejemplo, él/ella entiende mejor como pronunciar las palabras al verlas o suelen ser buenos leyendo mapas y gráficos, por lo que, si no tienen apoyo visual, pueden perderse o no entender completamente.
De igual forma, como aprende observando es común que utilicen su intuición para resolver problemas y notan detalles visuales que otros pueden pasar por alto, como gestos, expresiones faciales o colores.
Si tu hijo/a suele repetir en voz alta lo que estudia, recuerda mejor lo que le explican y disfruta contar historias o canciones, probablemente sea auditivo. El aprendizaje auditivo enfatiza el escuchar y conversar para retener información, es común que usen el habla interna o en voz baja para organizar sus pensamientos o concentrarse.
Por ejemplo, si le lees la pregunta en vez de escribirla, podrás hacer que comprenda mejor la lección o le será más fácil aprenderse las palabras difíciles si las aprendiera cantando.
Muchos con aprendizaje auditivo no se sienten cómodos cuando el ambiente de estudio está ruidoso, porque se distraen más fácilmente. Una forma de ayudarlos es preguntándole las cosas en voz alta, o manteniendo debates familiares.
Retomando el ejemplo del inicio de este artículo, si tu hijo camina de un lado para otro mientras estudia o no puede permanecer quieto por mucho tiempo, es probable que sea un aprendiz kinésico.
Este estilo requiere experiencias prácticas para entender las ideas, se mueven mucho mientras estudian, disfrutan hacer las cosas en lugar de leer sobre ellas, les gusta probar cosas nuevas. Incluso prefieren escribir las palabras para evaluar si se “sienten” bien.
A diferencia de los alumnos visuales o auditivos, quienes están más focalizados en el aprendizaje de algo que ven/hablan/resuelven, los estudiantes kinésicos tienen más energía y aprenden mejor cuando hacen algo.
Como ya podrás adivinar por el título, este estilo aprende mejor cuando lee o escribe la información, si tu hijo se muestra motivado al leer un cuento o expresa sus ideas por escrito, o prefiere libros físicos sobre audiolibros, probablemente sea lecto-escritor.
Por ejemplo, aprende ciencias leyendo la enciclopedia y reescribiéndola o haciendo un resumen con sus propias palabras. En la práctica, este tipo de alumno saca provecho de las notas detalladas y de volver a leer el texto para respaldar su aprendizaje.
Una vez que identificas el estilo de aprendizaje de tu hijo/a, es momento de adaptar su metodología de estudio:
Para los visuales
Para los auditivos
Para los kinésicos
Para los lectores/escritores
Siempre es bueno que tanto padres como docentes estén en la misma página en cuanto a la forma de educar para que no haya contradicciones y el niño se confunda. Establezcan canales de comunicación regulares (email, agenda escolar, reuniones breves) para comentar avances o dificultades. Los estudios muestran que cuando padres y docentes actúan unidos se logra mayor éxito académico.
Tener un plan de estudios en casa alineado con la escuela también ayuda, usen los mismos recursos (por ejemplo, las técnicas de estudio que la maestra emplea) y así le demuestras a tu hijo lo comprometido que estás con su educación.
Esto lleva a que el niño crezca con una buena autoestima, confianza y en definitiva, desarrolle una salud mental positiva.
A veces, ver a nuestros hijos frustrarse con las tareas o desconectarse en clase duele más de lo que admitimos. Nos preguntamos si estamos haciendo lo suficiente o si hay algo que podríamos hacer diferente. El test no es una fórmula mágica, pero sí puede ser un primer paso para mirar a tu hijo con nuevos ojos y poder ayudarlo. Recuerda siempre consultar con un profesional y no solo guiarte con un test.
Esperamos que este artículo y el test te hayan dado un poco más de claridad para que puedas ayudarlo a que desarrolle todo su potencial. Pero, cuéntanos, ¿qué resultado obtuviste? Déjalo en los comentarios, nos encantaría saber.
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