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Vivimos conectados 24/7. Con el celular en la mano y Google a un clic de distancia, podemos resolver cualquier duda en cuestión de segundos. Pero... ¿te pasó alguna vez que buscaste algo y al rato ya no te acordabas de qué era? Bienvenidos al “efecto Google”, un fenómeno que tiene a los expertos en memoria bastante preocupados.
El efecto Google, también conocido como digital amnesia, es un fenómeno descubierto por la psicóloga Betsy Sparrow, de la Universidad de Columbia. Según su estudio, cuando sabemos que la información está disponible en internet, nuestro cerebro deja de hacer el esfuerzo de recordarla.
Es decir, esta inmediatez hace que no nos molestemos en retener la información porque simplemente confiamos en que podremos buscarla de nuevo cuando la necesitemos. Un poco como dejar la lista del súper en la heladera o tener los contactos del teléfono en el celular. El resultado: nos volvemos más dependientes de la tecnología para recordar. Sí, para esto también la necesitamos.
No necesariamente este hábito implica que nos volvamos más olvidadizos. Pero sí que estamos entrenando menos la memoria, y eso tiene sus consecuencias. Según un artículo publicado en Scientific American, este hábito de “buscar en lugar de recordar” puede afectar la forma en que nuestro cerebro almacena la información a largo plazo.
Como explica el neurocientífico Daniel Wegner, uno de los pioneros en estudiar este fenómeno, la memoria humana es como un músculo: si no se usa, se debilita.
Todos los fines de semana haces la misma receta de brownies; sin embargo, tienes que googlearla cada vez que la preparas. Claro, no te preocupas por internalizarla porque la tienes a un clic de distancia... Lo mismo nos ocurre con números de teléfono, direcciones, nombres de películas, de libros, fechas de cumpleaños y un largo etcétera.
Este efecto indeseado está presente en nuestras vidas día a día, como un enemigo invisible que nos acecha sin que siquiera lo sospechemos. Es como una agenda inmensa que guarda toda la información que necesitemos o vayamos a necesitar alguna vez. Ahora, ¿esto es bueno o malo?
Si cada vez recuerdas menos cosas que antes te salían de memoria, puede ser un signo de que estás usando tu cerebro en “modo ahorro”. Esto significa que sabes dónde buscar la información que necesitas, pero tu mente no se preocupa por retenerla precisamente porque le resulta muy fácil encontrarla. Este comportamiento, aunque práctico, puede hacer que la memoria se vuelva más perezosa con el tiempo.
Lo preocupante no es olvidar datos específicos, sino perder el hábito de retener, organizar y acceder mentalmente a la información por nuestra cuenta. Distintos estudiosos del tema están de acuerdo en sostener que tener acceso constante a información no es lo mismo que internalizarla. Solo un breve vistazo a nuestro historial de la última semana nos permitiría confirmar esta hipótesis. ¿Cuánto de todo lo que buscaste estos últimos días ha quedado grabado en tu memoria?
En un mundo hiperconectado, el verdadero reto podría ser mantener activa la conexión con nuestra propia mente.
Así como cuidamos nuestro cuerpo haciendo ejercicio o nuestra piel usando cremas humectantes, podemos cuidar nuestra memoria y protegerla de las garras del efecto Google. Aquí van algunos consejos. Es posible que algunos te resulten muy conocidos, seguramente habrá otros que nunca habías leído antes.
Google es una herramienta maravillosa (¡y salvadora en más de una ocasión!), pero como todo en exceso, puede tener efectos secundarios. Ser conscientes del efecto Google nos permite usar mejor nuestra memoria y, de paso, entrenar el cerebro un poco más cada día.
Porque sí, está buenísimo tener todo al alcance del celular, pero también está bueno saber que no todo se busca: algunas cosas también se recuerdan.
¿Cuántas cosas has buscado en Google hoy? ¿Qué es lo que más te has acostumbrado a chequear allí últimamente? 🧠🤔