En el orfanato la llamaban “la niña del diablo”, pero se convirtió en una bailarina mundialmente famosa, después de ser adoptada

Historias
hace 2 años

Michaela DePrince es una bailarina de fama mundial que actuó en el Ballet de Boston e incluso apareció en videos musicales de Beyoncé y Madonna. Alcanzó la fama gracias a su duro trabajo y al apoyo de dos personas realmente cariñosas: sus padres adoptivos, que siempre han creído plenamente en ella. Sin embargo, aunque la historia de esta joven tiene un final feliz, sus inverosímiles orígenes le prometían un camino completamente diferente. Hoy nos gustaría que conocieras la cautivadora historia de la vida de Michaela y que te inspiraras en su camino hacia el éxito.

Antes de la adopción, la vida de Michaela no tenía nada de unicornios ni arcoíris

Michaela nació en Sierra Leona en 1995. Sus padres la llamaron Mabinty, pero cuando ambos fallecieron, su tío la envió a un orfanato donde se convirtió en un simple número.

En una entrevista, la joven recuerda su vida en ese lugar: “Nos nombraron por número, del 1 al 27. El primero era el niño favorito del orfanato y el 27 el que menos”. Michaela fue el número 27, ya que padece una rara enfermedad de la piel llamada vitíligo. Por ser diferente, en el orfanato la llamaban “la niña del diablo”.

La niña encontró consuelo en una amiga. También se llamaba Mabinty y era la chica número 26 de aquel orfanato. A las niñas les encantaba cantar, jugar a inventar cosas y contarse historias sobre cómo serían sus vidas si fueran adoptadas.

De un momento a otro, la vida de la niña dio un giro de cuento de hadas

Mientras tanto, una mujer llamada Elaine DePrince, que vivía en Nueva Jersey, soñaba con adoptar un niño de África. Tenía planes de adoptar a la amiga de Michaela, Mabinty. Pero antes de hacer el viaje, se produjo una confusión, que luego cambiaría el destino de Michaela.

En una entrevista, la madre adoptiva, Elaine, recordó: “Recibí una llamada de la agencia de adopción. Me dijeron: “¿Qué Mabinty estás adoptando? Tenemos dos”.

Y entonces Elaine descubrió que la otra Mabinty había sido rechazada por 12 familias debido a su condición de piel. Tras esta revelación, no vaciló y tomó la decisión de adoptar a ambas niñas. Probablemente, Elaine nunca olvide su primer encuentro con Michaela, lo escéptica que era la niña respecto a la adopción en sí. “Estaba de pie, con los brazos cruzados, muy enfadada”, recuerda Elaine. “Creo que... simplemente pensó que se iba a sufrir otro rechazo”.

Los padres adoptivos de Michaela se convirtieron en sus cariñosos héroes

En aquella época, mientras estaba en el orfanato, Michaela quedó profundamente fascinada por una imagen de una bailarina que había visto en un periódico. Fue entonces cuando empezó a soñar con ser una bailarina profesional y guardó este sueño durante toda su infancia.

Cuando llegó a casa de sus padres adoptivos, le enseñó esa foto a su madre, Elaine, y le dijo que soñaba con tener unos zapatos especiales, como los de una bailarina de verdad. Elaine estaba tan emocionada y sorprendida que no pudo hacer otra cosa que prometerle a Michaela que algún día bailaría.

La vida de la chica en EE.UU. daba un nuevo giro, pero al principio Michaela seguía temiendo el rechazo hasta tal punto que dormía con la luz encendida. Pero el amor y el cariño de sus padres curaron su corazón. Pronto encontró la paz y empezó a perseguir su gran sueño.

Con su nueva vida, Michaela comenzó a trabajar duro para hacer realidad su sueño sagrado y, por fin, recibió una gran recompensa

Finalmente, cuando se instaló en su nueva vida, Michaela empezó a tener éxito en las clases de baile y decidió convertirse en bailarina profesional. Se dio cuenta de que tendría que enfrentarse a varios retos. En concreto, estaba muy preocupada por su vitíligo. Antes de su primera actuación, le pidió a su madre que le dijera si podía ver, desde donde se iba a sentar el público, las manchas de su cuerpo.

Elaine lo recuerda: “Le dije: ’No, realmente, no’. Parecía polvo mágico. Y me contestó: ’Oh, qué bien. Ya puedo ser bailarina profesional’”.

A los 17 años, se convirtió en la bailarina más joven en actuar en el Harlem Dance Theatre de Nueva York. Más tarde, fue contratada por el Ballet Nacional de Holanda y ahora considera a Ámsterdam como su verdadero hogar. Lo percibe como un sueño hecho realidad, pero también como un éxito logrado.

“No es un cuento de hadas, ¿sabes?”, dijo. “Tienes que trabajar duro. Te pierdes muchas cosas, sientes mucho dolor. Pero, ya sabes, ¿actuar? Me encanta”.

La joven quiere que su historia motive a todo el mundo

Michaela tiene su propio ejemplo a seguir: una de las primeras bailarinas afroamericanas llamada Lauren Anderson. La joven escribió un libro autobiográfico sobre la historia de su vida y ahora Madonna expresó su deseo de dirigir una película sobre Michaela, confesando que cuando se enteró de la trayectoria de la bailarina se quedó realmente impresionada.

Al anunciar sus planes para la película, Madonna escribió: “La vida de Michaela caló profundamente en mí como artista y activista que entiende la adversidad. Tenemos una oportunidad única de arrojar luz sobre Sierra Leona y hacer que Michaela sea la voz de todos los niños huérfanos con los que creció. Es un honor para mí dar vida a su historia”.

¿Qué es lo que más te ha inspirado de la historia de Michaela? ¿Conoces a otras personas que hayan alcanzado el éxito a pesar de sus humildes y difíciles comienzos?

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