Es por esto que el 90 % de la gente es diestra

Curiosidades
hace 1 año

Nuestros antepasados eran duros. ¡Fuertes! Tenían que luchar contra enormes animales salvajes para sobrevivir y, mientras tanto, se escondían en cuevas, comían frutos del bosque, socializaban, cazaban animales y descubrían cosas nuevas, como el fuego. Pero incluso con una agenda tan apretada, les quedaba algo de tiempo para pasatiempos y cosas artísticas.

La música probablemente era importante, pero no tenemos pruebas de ello. Aun así, vemos que eran creativos. Hay muchas cuevas en las que pintaron con materiales disponibles en esa época. Los investigadores encontraron cuevas con representaciones de caza, animales y muchas huellas de manos. Para hacer ese contorno, un artista probablemente ponía una mano en la roca y luego empezaba a soplar en un tubo del tamaño de un popote para rociar pigmento por todo el lugar. Lo interesante es que gran parte de estos contornos eran de la mano izquierda, lo que significa que incluso entonces la mayoría eran diestros.

Los dientes también eran importantes para nuestros antepasados; hacían casi cualquier tipo de trabajo con las dos manos y la dentadura. Por ejemplo, al limpiar la piel de los animales, tenían que sujetarla con la mandíbula, tirar de ella y luego rasparla con una herramienta de piedra. A veces ese utensilio resbalaba un poco y les arañaba los dientes delanteros. Muchos años después, cuando los científicos encontraron sus restos, observaron la dirección de los rasguños y se dieron cuenta, una vez más, de que la mano derecha era la dominante. Hoy en día, alrededor del 90 % de la población es diestra, el 9 % es zurda y el 1 % de las personas no tiene ninguna mano dominante.

Muchas de las especies humanas que caminaron por la Tierra antes que nosotros también eran diestras; los científicos aún no han encontrado ninguna predominantemente zurda. También compartimos este rasgo con otros mamíferos, como los simios. No son nuestros antepasados, sino una especie de parientes lejanos, como diferentes ramas de un mismo árbol genealógico. En un momento dado, nuestro linaje se dividió y nos desarrollamos como especies separadas. Los científicos creen que esa división nos hizo preferir una mano de la otra. Empezamos a caminar erguidos en lugar de en cuatro patas, lo que liberó nuestras manos para hacer muchas cosas nuevas, como fabricar herramientas de piedra o dibujar antes de la hora de dormir en la cueva.

Nuestro cerebro tenía un montón de cosas nuevas que coordinar, así que debía de encontrar una manera de lidiar con ellas. Cada parte del cerebro se responsabilizó de diferentes cosas que hacemos. Por ejemplo, el lado izquierdo podría haber evolucionado para ocuparse de esas cosas rutinarias como la búsqueda de comida, mientras que el lado derecho quedaba libre para poder reaccionar rápidamente si ocurría algo inesperado, como si hubiera un depredador cerca. Algo similar puede verse en algunos tipos de aves, sapos y peces. Es más probable que vayan tras la presa que ven con el ojo derecho.

La parte izquierda del cerebro controla lo que hacemos con el lado derecho del cuerpo, y al revés. Algunos dicen que el lenguaje también nos empujó a ser más diestros. El hemisferio izquierdo del cerebro supervisa los idiomas, y a medida que los humanos desarrollaron esa parte, se hizo más fuerte. Por eso es probable que le hayan trasladado la responsabilidad, y que nuestra condición como diestros no sea más que un efecto secundario. La evolución ha cambiado muchas cosas en nuestro cuerpo, pero va muy despacio, así que aún quedan algunos restos que ya no usamos.

Por ejemplo, la mayoría de la gente no puede mover las orejas. Tenemos un músculo alrededor del oído externo, pero no podemos hacer mucho al respecto. Los científicos creen que nuestros antepasados primates lo utilizaban para mover sus orejas en más direcciones. Así podían oír de dónde venía el sonido, lo que podía salvarlos de los depredadores furtivos. (Crac) Shhh, ¿escuchas algo? Luego de que empezaron a formar grupos, podían confiar los unos en los otros, así que terminaron perdiendo esta característica con el paso de los años.

Solíamos tener un gen que podía producir vitamina C. Imagínate, como si tuviéramos nuestra propia minifábrica de vitaminas que usualmente buscamos en cítricos como las naranjas y los limones. Pero, con el tiempo, nuestros antepasados probablemente descubrieron que las frutas eran sabrosas, así que la evolución decidió cerrar esa fábrica y dejarnos disfrutar de nuestras nuevas delicias. El hipo es otro resabio que incluso podríamos haber obtenido de otra parte de nuestra amplia familia que vive en el agua. Los anfibios tragan aire, mientras que los peces empujan el agua a través de sus branquias. El mismo músculo provoca las contracciones que sentimos cuando nuestro diafragma entra en espasmo, yyyyy eso es un... ¡Hip! ¡Así!

Nuestros antepasados también tenían huesos más gruesos porque tenían que enfrentarse a duros climas y otras condiciones difíciles. Hace unos 50 000 años, yo no existía entonces, nuestros huesos se volvieron más débiles y pequeños porque nuestro estilo de vida se había vuelto menos exigente físicamente. El dolor de espalda se ha convertido en un problema común en el mundo actual, ya que cruzamos grandes distancias caminando en posición vertical. Si a esto le añadimos un calzado inadecuado y banquetas de asfalto... Nop, la evolución no se mueve tan rápido como los objetos que crea nuestra civilización. Por lo tanto, nuestras columnas vertebrales aún no están adaptadas al mundo moderno.

¿Te sientes enojado? No lo ves, pero nuestros labios se mueven cuando eso ocurre. Ding-ding, ¡otro sobrante! Cuando los osos o los lobos intentan ahuyentar a sus enemigos, enseñan los dientes. Los humanos también lo hacían, y el movimiento de los labios es el primer paso.

La mayoría de las veces relacionamos la piel de gallina con una gran sensación que tenemos cuando ocurre algo emocionante o tenemos frío. Antes era más importante para nuestra especie; cuando nuestros peludos antepasados sentían frío, había un reflejo que contraía pequeños músculos en la base de los folículos pilosos. De este modo, su pelaje se levantaba y atrapaba más aire, así que podían mantenerse calientes. Eso tenía sentido entonces, pero hoy tenemos chaquetas. Aun así, no me importa que de vez en cuando se me ponga la piel de gallina cuando suena esa canción en la radio me llega.

Y el fuego también. Seguro que era algo que mantenía a los antiguos humanos calientes durante las largas y frías noches, pero realmente afectó a la evolución de nuestros cuerpos. Los humanos empezaron a cocinar los alimentos, así que consumían menos bacterias peligrosas que se pueden encontrar en la carne cruda. Menos carne cruda, tractos digestivos más cortos, más energía disponible debido a los alimentos más saludables, y eso nos hizo tener cerebros más grandes y cuerpos más altos.

Ingerir más alimentos procesados también cambió nuestros dientes y mandíbulas. Solíamos tener quijadas más grandes debido a todos esos alimentos duros y crudos que comíamos. Los dientes se hicieron más pequeños, incluso perdimos algunos. A muchas personas nunca les salen los terceros molares, también llamados muelas del juicio. A los que sí, los desarrollan entre los 18 y los 25 años. Nuestros antepasados ya habrían desgastado sus dientes a esa edad, así que las muelas del juicio eran como una segunda oportunidad para volver a comer con normalidad.

Mandíbulas más pequeñas, cerebro más grande, ese es mi lema. ¿Puedo ponerlo en una camiseta? Así es como la evolución dio forma a la estructura de la cabeza humana. Nuestro cerebro ha triplicado su tamaño a lo largo del tiempo. Dado que las personas no son tan fuertes físicamente en comparación con otros animales salvajes, esta podría ser la mayor razón por la que hemos sido capaces de sobrevivir a condiciones duras. No hay grandes dientes, garras, piel gruesa o pelaje denso; solo nosotros y nuestro cerebro para engañar a los depredadores, los cambios climáticos y todas las otras cosas impredecibles que nos esperan a la vuelta de la esquina.

Nuestros antepasados también fabricaban utensilios geniales, desde hace 2,5 millones de años, cuando se fabricó la herramienta de piedra más antigua. Hace unos 17 000 años, desarrollaron utensilios y habilidades para la pintura, la escultura y la cerámica. Eran creativos, lo podemos ver por la gran variedad de tazones, ollas y el resto de las cosas elegantes que hacían.

Somos diferentes de otros primates porque podemos jalar los dedos anular e índice hacia el pulgar. Nuestro cuerpo tuvo que adaptarse para usar ciertas herramientas tan complejas que hemos ido creando durante milenios. Y para jugar a los videojuegos, por supuesto. A los monos les encantaría. Los simios usan los pies tan bien como las manos porque tienen un músculo plantar en las piernas. Con él, los animales pueden agarrar y manipular los objetos que sostienen. Las personas también tienen este músculo, pero está poco desarrollado y es bastante inútil. Hoy en día, casi el 10% de los humanos nacen sin él.

Muchas personas sienten el impulso de subir a una posición más alta o quieren levantar los pies cuando sienten miedo o ansiedad. Los biólogos evolutivos creen que se debe a que la mayoría de los primeros mamíferos terrestres se subían a los árboles cuando veían o sentían un depredador o alguna otra amenaza, como la llegada de un desastre natural.

Por último, hay un pequeño trozo de tejido rosado en la esquina del ojo de un ser humano. Es un resto de un tercer párpado que las personas solían tener; como algo que las aves y los reptiles todavía poseen. Su finalidad es proteger los ojos y mantenerlos húmedos.

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