Espero que mis suegros y mis cuñados paguen si quieren venir a comer
Las tareas domésticas pueden llegar a ser realmente agotadoras, sobre todo cuando alguien tiene que limpiar solo después de recibir a mucha gente. Yolanda, una de nuestros lectores, se siente frustrada porque está desbordada de trabajo después de la visita de los familiares de su esposo los domingos. Él tampoco la apoya, así que nos pidió consejo.
Esta es la carta de Yolanda:
¡Gracias por compartir tu historia con nosotros, Yolanda! Hemos preparado algunos consejos que esperamos te sean útiles.
Establece límites y expectativas claros
Inicia una conversación tranquila y abierta con tu esposo y sus familiares. Expresa tus sentimientos sobre la situación y la carga que sientes después de sus visitas. Agradéceles la ayuda que te prestaron en la compra de la casa, pero insiste en que el problema actual gira en torno al mantenimiento y la limpieza del hogar.
Explica claramente qué ayuda o contribución esperas de ellos, ya sea ayudando con la limpieza, trayendo platillos preparados o incluso contribuyendo económicamente para contratar servicios de limpieza.
Rota las tareas de acogida
Propón un sistema de rotación en el que los distintos miembros de la familia se turnen para organizar las comidas de los domingos. De este modo, la carga de las tareas de limpieza y acogida se reparte entre todos los miembros de la familia, garantizando que nadie se sienta abrumado o aprovechado.
Sugiera que cada anfitrión se responsabilice de la limpieza de su propia casa antes y después de la reunión, fomentando un sentido de responsabilidad compartida y equidad entre la familia.
Busca apoyo externo
Si la comunicación directa y la negociación con tu esposo y su familia resultan difíciles, considera la posibilidad de buscar el apoyo externo de un mediador o consejero. Una tercera parte neutral puede facilitar discusiones productivas y ayudar a encontrar una solución mutuamente aceptable al problema.
Además, hablar de tus sentimientos y preocupaciones con un profesional puede proporcionarte valiosas ideas y estrategias para desenvolverte en la dinámica familiar y resolver conflictos con eficacia.
Relájate y no permitas que el estrés te perjudique
Da prioridad a tu propio bienestar aplicando prácticas de autocuidado. Reconoce que tienes derecho a poner límites a lo que está dispuesto a tolerar en tu propio hogar, independientemente de las expectativas u obligaciones familiares.
Considera la posibilidad de programar actividades regulares para ti, ya sea tomar un baño relajante, salir a pasear o dedicar tiempo a aficiones que te aporten alegría. Recuerda que el autocuidado no es egoísta, sino necesario para mantener tu bienestar y felicidad generales.