Estas 10 historias reales demuestran que un simple gesto puede cambiarlo todo

Gente
hace 2 horas
Mónica K / Genial.guru

La gente habla de superpoderes como volar o ser invisible, pero, sinceramente, no hay nada mejor que la amabilidad. Puede cambiar tu día a día, sacarte de un mal momento o incluso cambiar tu vida de una forma que nunca imaginaste. Aquí tienes 10 historias reales que demuestran que la amabilidad es el superpoder definitivo.

  • Tenía 20 años, estaba en bancarrota y vivía en Boston mientras iba a la universidad. Un día, me faltaba dinero en el supermercado y estaba dispuesta a empezar a devolver las cosas a su sitio. La mujer que estaba detrás de mí, quizá de unos 40 años, simplemente sonrió y dijo: “No te preocupes, yo me encargo”.
    Pasó su tarjeta como si nada. Me fui a casa llorando porque era la primera vez en meses que sentía que alguien se preocupaba por mí. — Ana N / Genial.guru
  • Unos meses después de la muerte de mi esposo, me subí a un taxi en Nueva York. Ni siquiera sé por qué, pero empecé a hablar de él.
    El conductor me escuchó durante todo el trayecto. No intentó cambiar de tema ni soltó frases falsas de “siento su pérdida”. Solo silencio y asentimientos. Ese viaje significó más para mí que la mayoría de las condolencias que recibí. — Miguel R / Genial.guru
  • En 7.º curso, en Chicago, yo era una “lectora lenta”. Todo el mundo se daba por vencido conmigo, excepto mi profesora de inglés, la Sra. Daniels.
    Ella se quedaba conmigo después de la escuela tres veces a la semana. Una vez me dijo: “No eres tonta, solo necesitas tiempo”. Ahora tengo 28 años y trabajo como escritora independiente. No estaría aquí sin ella. — María P / Genial.guru
  • Vivo en Minnesota, así que los inviernos son brutales. Una mañana, después de una gran tormenta, miré afuera y toda mi entrada estaba despejada. Tengo 65 años y vivo sola, así que sabía que no había sido yo.
    Mi vecino Dave lo había hecho antes de irse a trabajar. Nunca lo mencionó, pero yo siempre lo supe. Pequeñas cosas como esas te hacen sentir que no estás sola. — Carol W / Genial.guru
  • Tengo 23 años y sufro de ansiedad. Una vez, llamé a mi mejor amigo durante un ataque de pánico sobre las 2 de la madrugada. Le pedí disculpas por molestarle, pero él se limitó a decir: “No tengo previsto ir a ninguna parte”.
    Se quedó al teléfono dos horas mientras yo respiraba. Aquella noche me mostró cómo son la amistad real y la amabilidad. — Daniel K / Genial.guru
  • Estábamos en un restaurante de Houston con mi hermano pequeño, que tiene autismo. No podía con ninguna de las opciones del menú y estaba empezando a enfadarse.
    El camarero se inclinó hacia él, le preguntó qué le gustaba e hizo que el cocinero le preparara pasta normal con mantequilla. Ni siquiera cobró extra. Mis padres casi lloran en la mesa. — Sara L / Genial.guru
  • El verano pasado, mi coche se averió en la I-95, cerca de Filadelfia. Todo el mundo tocaba el claxon y pasaba volando. Entonces paró un hombre en una Harley.
    Me ayudó a empujar el coche al arcén y se quedó hasta que llegó la grúa. Me dijo: “No te preocupes, algún día me lo devolverás”, y se marchó. Nunca supe su nombre. — Tomás B / Genial.guru
  • Cuando tenía 19 años y estaba en la universidad, tenía dos trabajos, pero aún no podía pagar la matrícula. Una mañana, abrí mi taquilla y encontré un sobre con 1 500 dólares. No había nombre ni nota.
    Era exactamente lo que necesitaba para ese semestre. Me gradué el año pasado y todavía pienso en quién lo hizo. — Emilia S / Genial.guru
  • Estaba viendo a mi sobrina en el parque de San Diego cuando se le cayó el helado y empezó a sollozar. Antes de que pudiera reaccionar, otro niño, de unos 5 o 6 años, se acercó y le dio sus gusanos de goma. Le dijo: “No pasa nada, puedes quedarte con los míos”.
    Dejó de llorar al instante. A veces los niños entienden la bondad mejor que nosotros. — David H / Genial.guru
  • Mi nuera me invitó a ir de compras. Elegí un vestido que me gustó mucho y entré en el probador.
    Cuando salí, una mujer me agarró del brazo y me susurró: “¡Ten cuidado! Tu nuera no quiere que lo sepas, pero tengo que advertirte de que está muy estresada. La oí murmurar que se había olvidado la cartera y que no llevaba suficiente dinero. Parecía preocupada y no paraba de decir que quería sorprenderte con ese vestido, pero que se sale de su presupuesto”.
    No quería que se sintiera avergonzada, así que cuando fui al mostrador, me limité a pagarlo tranquilamente. Antes de que llegara, le pedí a la cajera que me dijera que la tienda estaba organizando un pequeño sorteo y que el vestido había salido gratis.
    Cuando mi nuera se acercó y lo oyó, se sintió muy aliviada. La sonrisa de su cara lo valió todo y estoy muy agradecida a la amable desconocida. — Mónica K / Genial.guru

He aquí otra interesante carta que recibimos de uno de nuestros lectores: Me niego a ayudar a mi hermano, utilizando el dinero de mi concierto

Imagen de portada Mónica K / Genial.guru

Comentarios

Recibir notificaciones
Aún no hay comentarios. ¡Puedes ser el primero!

Lecturas relacionadas