Estas 12 historias revelan que es imposible escapar del destino

Historias
hace 4 años

Julio César dijo una vez: "Los hombres, en algún punto, son dueños de su destino", y la mayoría de nosotros tiende a estar de acuerdo con esta afirmación, pero solo hasta ese momento en el que encontramos una coincidencia tan increíble que el destino deja de parecernos una ficción. Entonces, ¿quiénes somos: los guionistas de nuestras propias vidas o solo meros espectadores? Este artículo te ayudará a sacar tus propias conclusiones sobre este debate y, al mismo tiempo, reflexionar sobre las mismas.

Genial.guru recopiló 12 historias sobre el destino, cuyas tramas han resultado ser mucho más interesantes que las de las películas más geniales de la historia, porque nos llegaron gracias a la vida misma.

  • Conocí hace poco a mi novia, Ángeles, a través de Internet. El año pasado, le había mentido a mi abuela inventando que tenía una novia llamada así, a la que conocí por la red. Ahora me hago esta pregunta: ¿soy un profeta o es el destino?
  • Mi esposo y yo vivíamos en el mismo pueblo, teníamos conocidos comunes, estudiábamos en la misma escuela, solo que yo tenía 7 años menos que él. Pero por alguna razón, no lo conocía ni lo recordaba en absoluto. Cuando comenzamos a relacionarnos, él me cortejaba y llevaba mis patines hasta mi casa. Unos años más tarde, cuando ya salíamos, me enseñó una foto de su graduación en donde aparecía yo de pequeña, no muy lejos de él.
  • Hace medio año, paseaba por la ciudad durante la noche y, atravesando un puente, vi a una joven de pie sobre la barandilla a punto de saltar. Me acerqué a ella en silencio, le hablé y le ofrecí tomar un té en mi casa. Ahora, en una semana, nos casamos. A veces puedes encontrar tu destino allí, donde menos lo esperas.
  • Hoy conocí a una joven. Su cuadricóptero aterrizó en mi terraza y no conseguía volar solo. Probablemente, es el destino.
  • Ayer, durante un paseo nocturno, me ocurrió algo desagradable: una mosca pequeña se metió en mi boca. La escupí sobre mi hombro izquierdo, y en ese momento, el joven que me estaba adelantando también escupió un insecto. Decidimos que esto era una señal y hemos quedado para conocernos mejor hoy.
  • Hace un mes, a una amiga mía le robaron en el autobús un teléfono, sacándoselo del bolsillo. Hace poco, su padre (que trabaja de taxista) atendió una llamada, y a su auto se subió un joven borracho que olvidó su celular allí. El padre de mi amiga notó que el teléfono llevaba una marca perfectamente reconocible: un corazón dibujado en el panel posterior con un marcador permanente. ¡Era el teléfono de ella! En él, incluso, estaban aún guardadas sus fotos. En la ciudad viven alrededor de 2 millones de personas y hay muchos servicios de taxi, pero el ladrón llamó exactamente a esa empresa y se subió a ese automóvil en concreto.
  • Hace varios años, mientras me preparaba para un examen, escuché a un ave cuco fuera de la ventana. Pensé para mí mismo: "Cuco, ¿qué lección me preguntarán?" Conté sus ocho "cu-cu", me reí y seguí estudiando, esperando que fuera la número uno. Llego la prueba y, sorprendentemente, me preguntaron la lección ocho.
  • Este verano me caso con un chico cuyos vecinos de la casa son los mismos en nuestra segunda residencia. Mi novio decidió contratar como organizador de la ceremonia a su antiguo compañero de clases, con quien yo estudié en el mismo instituto. Este hombre acudía a una academia de danzas y bailó con la vieja novia de mi hermano en una fiesta de la empresa de mi madre. La abuela de mi futuro esposo vivía en una calle vecina. Y su mejor amigo, toda su vida, ha vivido frente a mi casa e iba a las mismas tiendas que yo. ¡Todo esto, en una gran ciudad!
  • Una vez, en el año 1997, ingresé en el hospital en el departamento de oftalmología. Tenía 13 años, y allí conocí a una chica de 11. Nos enamoramos mutuamente siendo adolescentes. Todavía no existían los móviles ni Internet, por eso, al salir de allí nos comunicábamos por medio de cartas tradicionales. Pero tuve que mudarme y perdí su dirección, la eché mucho de menos durante años. Sin embargo el tiempo cura: me casé con otra chica, tuve una hija y luego pasé por un divorcio. De repente, siendo verano, soñé con mi amor de la infancia. La encontré en Facebook, y nos reencontramos exactamente 20 años más tarde. Ella también está divorciada y tiene un hijo. Vivimos juntos desde hace 2 meses.
  • Crecí en un pueblo. Después de la graduación y antes de que todos nos fuéramos a vivir a las grandes ciudades, mis compañeros de clase y yo decidimos visitar a una adivinadora local para divertirnos. Me dijo muy poco: "Tu destino y tu mayor felicidad se asociarán con una hermosa flor clara". Casi 10 años más tarde, iba conduciendo el auto y frené en un semáforo. Encendí la radio y el presentador dijo: "Y tu felicidad está justo delante de ti, solo necesitas mirar más atentamente". Levanté la mirada y vi cruzar la calle a una chica que llevaba en sus manos un macetero con una orquídea blanca. No sé qué se me pasó por la cabeza, pero detuve el carro y salí corriendo tras ella. La perdí entre la multitud, pero me tropecé con otra muchacha que iba delante de mí. Ella se cayó y se torció una pierna, por lo que la llevé al hospital. Así nos conocimos, y hace muchos años ella es mi esposa y el mayor amor de mi vida. Tiene el pelo muy claro y un hermoso nombre: Azucena.
  • Mi novio tiene casi 12 años más que yo. Hace poco, me llevó a la casa de su familia para conocer a sus padres. Al mirar los álbumes de fotos de la infancia de mi novio, descubrimos que su hermano y yo íbamos al mismo grupo en la escuela infantil. Recordé que todas las chicas de la clase estaban encantadas, incluso enamoradas de una manera infantil de un chico muy guapo, su hermano mayor, que a veces venía a recogerlo. Y en la última fiesta de fin de curso, cuando dimos a todos nuestros padres y familiares nuestros regalos hechos por nosotros, me acerqué a este chico y le dije que quería casarme con él.
    Hoy me regaló una alianza y me dijo que albergaba muchas esperanzas de que aquellas palabras todavía siguieran vigentes. Así se cumple un sueño infantil después de pasar 17 años.
  • Mi amiga me regaló un brote de una flor para un macetero y me dijo que cuando floreciera, encontraría mi destino, el amor de mi vida. Hoy lo devoró mi gato. Ese fue su fin, también para mi vida sentimental, por lo visto.

¿Y ti o tus amigos, les pasaron historias similares que te hicieron creer un poco en la existencia del destino?

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