Las historias de estas adorables parejas de ancianos demuestran que el amor verdadero sí existe
A lo largo de nuestras vidas podemos conocer o escuchar una infinidad de historias románticas. En algunas relaciones, los involucrados tienen que luchar constantemente para estar juntos, y eso no solamente pasa en las películas: en la vida real, muchos abuelos han contado cómo tuvieron que enfrentarse a guerras, a diferencias sociales entre familias, a la distancia y a muchas otras circunstancias para estar con la persona que amaban, demostrando, después de todo, que el amor siempre triunfa. Al final del artículo encontrarás un bono donde podrás ver que no importan los años, sino el cariño y los detalles que se tienen para que la magia perdure hasta el final.
Genial.guru recopiló algunas historias de amor protagonizadas por ancianos que lucharon por mantenerse junto al amor de su vida, o que hicieron todo para reencontrar a la persona que amaron en su juventud. Algunas veces, el destino puede sorprendernos, y de una forma muy grata.
1. Un amor que perduró a pesar del tiempo
K. T. Robbins y Jeannine Ganaye se conocieron durante la Segunda Guerra Mundial. Al principio, su historia no tuvo un final feliz, pero el amor que sentían era tan grande que se mantuvo intacto con el paso de los años.
Él era un soldado americano que se encontraba de visita en Francia durante 1944. Allí conoció a esta bella joven, con quien comenzó un romance. Después de dos meses, él recibió la triste noticia de que debía partir para luchar contra las Potencias del Eje al Frente del Este. Sin dudarlo, Robbins le prometió a su amada que regresaría por ella, pero lamentablemente no pudo hacerlo. El hombre tuvo que volver a América para continuar sirviendo a su país, por lo que Jeannine tuvo que decirle adiós a su verdadero amor.
Aun así, la joven francesa siempre mantuvo la esperanza de volver a reencontrarse con su novio y, por dicho motivo, comenzó a aprender frases básicas en inglés. Sin embargo, Robbins continuó su carrera militar y, con el paso del tiempo, conoció a Lillian, una mujer con quien se casó y con quien vivió durante 50 años. Lo mismo ocurrió con Jeannine, quien volvió a enamorarse y se casó en 1949, convirtiéndose en la madre de cinco niños.
Los años pasaron, y Robbins nunca olvidó a la bella francesa que le robó el corazón en su juventud. Luego de estar 50 años separados, el hombre regresó a Briey y, con la ayuda del canal France 2 Washington, buscó a Jeannine por todas partes hasta que dio con su paradero. En el reencuentro, sellaron su amor con un fuerte abrazo y miradas llenas de complicidad que demostraban que, entre ellos, aún perduraba el amor que vivieron durante su juventud.
2. Un reencuentro inesperado
Reader’s Digest publicó una historia titulada Letter in the Wallet (“Carta en la billetera”), escrita por el autor Arnold Fine. En esta, relataba el maravilloso suceso del que fue testigo. Él encontró una billetera en la calle, pero no contenía ninguna identificación. Adentro solo había algunos dólares y una carta arrugada. Con la intención de encontrar alguna pista del dueño, decidió leerla. Encontró que había sido escrita en el año 1924, y que se trataba de una despedida. Esta estaba dirigida a Michael, y la firmaba Hannah. En ella le explicaba que ya no podría verlo, pues su madre se lo había prohibido.
Lo único que podía leerse en el sobre que la protegía era la dirección del remitente. Fine quería encontrar a la persona que había perdido su billetera, así que comenzó una búsqueda. Después de hablar con una operadora y pedirle información sobre la dirección, por cuestiones de privacidad, esta le dijo que contactaría a la persona y, si esta accedía, la pondría en la línea para que hablara con él.
Una mujer contestó y le informó que su familia había comprado la casa donde Hannah vivía, pero que sabía cómo podría encontrarla. Le dio el número del asilo donde había estado la madre de Hannah y ahí le informaron en dónde podía buscarla. Cuando Fine fue a verla, ella le dijo que Michael Goldstein había sido su gran amor, pero que su madre había impedido que estuvieran juntos porque ella solo tenía 16 años en ese entonces. Nunca se casó porque creyó que nadie podría igualarlo.
Cuando estaba por salir de la residencia de ancianos, Arnold habló unos minutos con el guardia de seguridad y sacó la billetera, explicándole lo que había pasado. El guardia la reconoció y le dijo que era de Michael Goldstein, un señor que perdía su billetera todo el tiempo y que vivía en el octavo piso.
Fine corrió a buscarlo y le mostró la billetera. Le contó que había tenido que leer la carta para encontrar pistas y regresársela a su dueño. Michael tampoco se había casado porque el amor que sentía por Hannah era algo real, por lo que Fine decidió llevarlo al lugar donde ella estaba. Después de 60 años, se reencontraron, se abrazaron y se quedaron hablando.
Después de 3 semanas, Arnold recibió una invitación para la boda de Michael y Hannah.
3. Matrimonio de 71 años y amor hasta la eternidad
Todo comenzó en una cafetería en Waynesboro, Virginia. Herbert conoció a Frances cuando tenía 22 años. En ese entonces, ella tenía 16, y trabajaba en ese lugar. Cuando la vio, quedó encantado, y su mirada solo se concentraba en ella. Siguió viéndola durante un tiempo, hasta que un día reunió valor y decidió hablarle para invitarla a salir. Ella no dudó y accedió a que tuvieran una cita. Fueron al cine y, desde ese momento, siguieron saliendo durante un año.
El amor y la complicidad seguían creciendo, así que Herbert decidió formalizar y le pidió que se casaran. “¿Te gustaría que fuera tu esposo?”, le preguntó. “Por supuesto”, fue la respuesta que recibió de Frances. Todo era perfecto y su relación iba de maravilla, pero había algo que le disgustaba: él siempre llegaba tarde.
Su boda estuvo a punto de ser cancelada por la impuntualidad de Herbert, quien llegó una hora tarde a la iglesia. Por fortuna, el sacerdote logró conmoverse y ver con claridad que tenía que unir a esa pareja para que continuara con su historia de amor.
Herbert falleció un viernes a las 2:20 a. m. y, 12 horas después, a las 2:20 p. m., Frances murió. Él siempre la hizo reír, y, aunque tenía 93 años, seguía siendo igual de entusiasta y divertido, contándole chistes para que pasaran buenos momentos juntos. Estuvieron casados durante más de 71 años, enamorándose y siendo cómplices cada día de sus vidas.
4. Juntos hasta el último aliento
Floyd y Violet Hartwig se conocieron en la escuela. En la década de 1940 decidieron comenzar una relación mientras que él disfrutaba de un permiso de la marina durante la Segunda Guerra Mundial. Pero cuando llegó el momento de partir, los enamorados decidieron mantener viva la chispa del amor a través de cartas.
Al finalizar la guerra, Floyd se dirigió hacia el Pacífico y, recién a principios de 1948, tuvo la oportunidad de reunirse nuevamente con su amada. Durante el período que estuvieron separados, el hombre llegó a escribir hasta 5 cartas en un mismo día. Esto significa que Violet recibió un total de 131 cartas entre 1946 y 1948.
Finalmente, la unión de su amor llegó en 1947, cuando a Floyd le otorgaron un permiso para visitar a su novia y ambos decidieron que era el momento perfecto para casarse.
El 11 de febrero de 2015, la pareja falleció por causas naturales, y, hasta su último aliento, ninguno de los dos se soltó la mano. Su hija, Donna, contó en un documental basado en la historia de sus padres que a Violet le habían detectado demencia senil, mientras que Floyd sufría de insuficiencia renal.
Cuando ambos fueron internados en el hospital, los enamorados compartieron habitación. Aquel día, al ver que el panorama ya no era tan esperanzador, la familia decidió juntar las camas de sus padres y colocar la mano de Floyd sobre la de Violet. Segundos más tarde, él falleció. En cuanto a Violet, se despidió de su familia 5 horas después, aún tomada de la mano de su esposo.
Bono: pequeños detalles que enamoran
Los aniversarios son momentos importantes para una pareja. Por este motivo, Jim Russell decidió sorprender a su esposa, quien se encontraba internada en el hospital. Con un elegante esmoquin y un enorme ramo de flores en sus manos, el hombre logró alegrar el día de Elinor, la dama que tanto ama.
Según las declaraciones de su hijo, Bo, la pareja normalmente celebra su aniversario de manera más discreta, optando por una caminata o una cena tranquila en casa. Pero, en aquel momento, la familia le propuso a Jim festejar la fecha especial de una manera más memorable.
El día del aniversario, Reid y Emmaline, nietas de la pareja, se acercaron unas horas antes al hospital para poder maquillar a su abuela. Este detalle por parte de las niñas hizo que Bo pensara en un plan aún más icónico. Para llevar la ocasión especial un paso más allá, el hijo le propuso a su padre que utilizara un elegante esmoquin para su gran entrada. Ese momento quedó plasmado en una fotografía y en sus corazones.
¿Qué piensas sobre el amor y los gestos románticos? ¿Conoces a alguna pareja cuya historia sea tan hermosa como la de los protagonistas de nuestro artículo? Cuéntanos en los comentarios.