La ciencia dice que podemos controlar nuestros sueños y otros datos que arrojan algo de luz sobre el oscuro mundo de Morfeo
Todo es posible cuando apoyamos nuestra cabeza en la almohada y conciliamos el tan ansiado sueño. Situaciones absurdas, personas que nos parecen familiares y que actúan como si fueran otras, lugares que juraríamos no haber visto nunca. Sí, podemos volar, pero también caernos a un pozo oscuro y sin piso. Lo cierto es que todos soñamos cada noche; sin embargo, ¿cuánto sabemos de lo que ocurre realmente con nosotros en ese momento?
En Genial.guru creemos que este mundo onírico está poco explorado, por eso dedicamos este tiempo a investigar un poco más al respecto. Los datos que encontramos y que ahora vas a leer aquí son apenas una puerta entreabierta hacia un mundo tan atrapante como inmenso. Asómate con nosotros y descubre algunos de sus secretos.
1. Nuestro sentido del olfato disminuye cuando dormimos, pero el auditivo se mantiene
El sonido puede interrumpir el sueño, pero los olores no. Así lo confirma un estudio realizado por la Universidad de Brown. En la investigación se estudió la respuesta a los aromas de menta y piridina, un subproducto del fuego. El resultado fue contundente: los participantes del estudio detectaron fácilmente estos aromas mientras estaban despiertos y en la transición temprana hacia el sueño, pero no lo hicieron una vez dormidos.
Es decir que el olfato humano parece insensible y poco confiable para captar señales de alarma con el cerebro en reposo y actuar en consecuencia. Esto parece combinar perfectamente con la creencia de que el humo no despierta a las personas, pero sí lo hará una alarma.
2. Dormir poco aumenta los antojos de comida chatarra
Después de una noche sin dormir, la mano se estira casi automáticamente hacia cualquier cosa rica y poco saludable. Y resulta que esta inclinación hacia lo que no se debe está explicada por la ciencia. Al parecer, cuando trasnochamos nuestra nariz tiene las “defensas bajas” como para enviarle al cerebro la orden de buscar comida elaborada y nutritiva.
Científicamente, esto tiene que ver con que el umbral olfativo cae, y por lo tanto se hace más sensible a los olores relacionados con la comida que se puede conseguir más rápido, como unas donas, unas buenas papas o una hamburguesa.
3. Recordamos menos lo que soñamos si usamos despertador
El repentino y tan poco deseado sonido de la alarma del despertador puede hacer que olvidemos lo que estábamos soñando hasta ese momento. Por el contrario, la mejor manera de recordarlo es despertarnos de forma natural y lentamente para darle tiempo al cerebro a adaptarse a la vigilia. Claro que esto no es lo que suele ocurrir en los apuros diarios de la vida moderna. Por eso quizás lo mejor sea solo saberlo y resignarnos al olvido.
4. Nuestro cerebro está más activo cuando soñamos que cuando estamos despiertos
¿Nunca te ha ocurrido que te despiertas y te sientes como si tu cerebro hubiera hecho malabarismos toda la noche? No es solo una sensación, y la ciencia puede explicarlo. Nuestro cerebro está más activo mientras dormimos. Lo sorprendente es que la actividad cerebral más intensa ocurre cuando nuestros músculos están más relajados. Es decir, lejos de dormir, cuando nuestro cuerpo está en completo reposo, el cerebro aprovecha para despabilarse.
Pero esta aparente gran contradicción tiene una causa muy lógica: la actividad del cerebro durante la fase de sueño REM tiene un papel esencial en el procesamiento de la información y la creación de la memoria. ¿A quién no le ha pasado que luego de una noche en la que dormimos muy poco, realmente nos cuesta pensar?
5. Podemos solucionar problemas mientras dormimos, e incluso tener brillantes ideas
“¿Tienes un problema? Duerme en él”. Posiblemente hayamos oído esta frase alguna vez, pero no solo queda en un refrán, de hecho es una premisa muy real. Incluso grandes inventos que cambiaron el mundo fueron concebidos en sueños. Hoy sabemos que fue durmiendo como Larry Page tuvo la idea de crear Google.
Pero esta no es una cualidad que solo detentan unos pocos “genios”. La capacidad de utilizar el sueño como una técnica de resolución de problemas la tenemos todos.
6. Podemos controlar nuestros sueños
Podemos controlar la narrativa de nuestros sueños y transformar una pesadilla en un juego de niños si practicamos lo que se denomina “sueño lúcido”, aquel sueño en el que sabemos que estamos soñando. Hablamos de un estado similar al del sueño ordinario, pero acompañado de conciencia.
Se trata de una práctica que es posible aprender y que en algunas ocasiones puede utilizarse como terapia. Sin embargo, salvo en casos patológicos, los expertos recomiendan no intentar luchar contra algunos sueños recurrentes y simplemente dejarlos fluir naturalmente, porque, claro, nuestra mente los ha creado para algo.
7. No es posible leer cuando soñamos
Se piensa que la gran mayoría de las personas son incapaces de leer mientras sueñan. De hecho, los expertos dicen que los soñadores pierden la capacidad del lenguaje en general. Esto se debe a que cuando dormimos, toda el área del lenguaje del cerebro está menos activa, lo que hace que leer, escribir y hasta hablar sea muy raro.
Esta puede ser una buena técnica cuando dudamos de si estamos soñando o estamos despiertos. Pues, busquemos un libro e intentemos leerlo.
8. La mayoría de nuestros sueños son negativos
Todos soñamos. Incluso los que manifiestan no hacerlo en absoluto. Lo que ocurre es que olvidamos gran parte de ellos al despertar. Se dice que nuestra memoria al despertar borra la mayoría de los sueños que tuvimos mientras dormimos.
Además, aunque pueda ir en contra de las creencias e incluso dentro de lo que social y culturalmente se asocia con la palabra “sueño”, estos a menudo tienden a ser negativos. Quiere decir que es más común que soñemos que nos caemos, que perdemos a un ser querido o que nos persigue un monstruo que con que aquella persona que tanto anhelamos venga a buscarnos en un caballo blanco.
9. La posición en la que dormimos puede influir en lo que soñamos
Aunque las investigaciones sobre el tema no son muchas, de los estudios que se realizaron sobre el tema se desprende que dormir boca abajo puede promover el tener sueños perturbadores, como estar encerrados, atados o sin posibilidad de movernos.
También se relacionó la postura del cuerpo al dormir (lado derecho vs. lado izquierdo) con la presencia de pesadillas o sueños de contenido emocional. Las pesadillas fueron significativamente mayores en las personas que dormían del lado izquierdo (40,9 %), en comparación con las que dormían del lado derecho (14,6 %).
¿Cuál es el sueño más disparatado que has tenido en tu vida? ¿Qué fue lo último que soñaste?