Cómo tres divas de la TV se convirtieron en estrellas incandescentes con el paso de las décadas

Arte
hace 1 año

Pensar en quién es la reina de las telenovelas mexicanas nos trae varios nombres a la cabeza, sobre todo los de aquellas mujeres talentosas que desde hace décadas vemos en importantes producciones televisivas, haciéndonos conmover con sus actuaciones. Pero hay tres nombres: Verónica, Victoria y Lucía, que, seguramente, nunca faltarán en nuestro listado de las más queridas actrices.

De las tres, la mayor es Verónica Castro, quien nació en octubre de 1952, mientras que Lucía Méndez lo hizo en enero de 1955, y Victoria Ruffo llegó al mundo en mayo de 1962. Pese a la diferencia de edad, las tres fueron reconocidas en las décadas de los 80 y 90 por sus participaciones en telenovelas. Basta sumar y restar para saber la edad que tienen actualmente.

1. De 1969 a 1975, el principio de la historia y sin Ruffo

Con tan solo 17 años (1969), Verónica hizo su debut en las telenovelas al participar en No creo en los hombres. Lucía, por su parte, contaba con 16 años (1971) cuando actuó en Muchacha italiana viene a casarse. Victoria Ruffo aún no había hecho su aparición en las pantallas. Sin embargo, las dos actrices ya sumaban títulos a su carrera.

Películas como Un sueño de amor (1971), que protagonizó José José junto a Verónica, y El desconocido (1974), en la que trabajó Lucía, formaron parte de los trabajos de las actrices emergentes. Para 1975, más de 25 producciones llevaban los nombres de las actrices mexicanas, con cierta ventaja para Castro. Conoce más de la historia de Verónica en nuestros artículos: unodos.

2. De 1976 a 1980, llegó Victoria

Las tres fueron reconocidas por su talento y su belleza, y sumaron títulos en cantidades a su experiencia como actrices. Castro brilló gracias a su papel de Mariana Villarreal en Los ricos también lloran (1979): una niña humilde, huérfana, un tanto brusca pero muy inteligente, que termina enamorada de un hombre rico y él de ella.

Por su parte, Méndez se destacó por la telenovela Viviana (1978), que rompió un poco con los estereotipos de la época, pues aunque la fórmula del hombre rico que se enamora de la niña pobre también estaba presente, Viviana no era tan inocente e ingenua. La producción contó con escenas muy sensuales y trató temas controversiales, como la prostitución.

Mientras tanto, la joven Victoria llegaba a las pantallas en 1979 con la película Discoteca es amor. Para 1980, seis producciones contaban en sus créditos a Ruffo, entre ellas Al rojo vivo Conflictos de un médico. Sin embargo, aún no era protagonista.

3. De 1981 a 1985, la fama crece

Si bien Verónica Castro y Lucía Méndez ya tenían un nombre construido para ese entonces, fue en esta etapa cuando Victoria Ruffo empezó a brillar con más fuerza gracias a la telenovela La fiera (1983-1984), donde interpretó a Natalie. Sí, una niña pobre y huérfana que se casa con un hombre rico y que, finalmente, también es hija de un hombre acaudalado.

Verónica asumió otro reto en su vida profesional, encarnando a María Elena del Junco en El derecho de nacer (1981-1982). Un personaje que comienza siendo muy juvenil, pero que, luego de los golpes de la vida, termina convirtiéndose en monja, al menos por un tiempo. En 1983, la actriz se fue para Argentina y protagonizó Cara a cara en el país sudamericano.

Por su lado, Méndez creció con su carrera como cantante y protagonizó Colorina (1980-1981), y otra vez el huracán de entredichos se desató en el público. De hecho, fue censurada y clasificada para adultos, pues Colorina era una cabaretera y bailarina, decidida a luchar por su amor y sus hijos. Mientras tanto, Lucía Méndez se posicionaba como una actriz que interpretaba a personajes llenos de sensualidad.

4. De 1986 a 1990, México, el rey de las telenovelas

En 1987, con Rosa salvaje, Verónica volvió al personaje de la jovencita alegre, con pocos estudios y huérfana, que se enamora del hombre rico, como en Los ricos también lloran. Esta receta se ha repetido en un gran número de producciones que convirtieron a México en el rey de las telenovelas y que cautivaron al público gracias a las actuaciones de actrices como Castro y Ruffo.

Y es que en Simplemente María (1989-1990), Victoria interpretó a una jovencita analfabeta que viene del campo y que queda embarazada de un hombre millonario, pero irresponsable. Gracias a la costura se convierte en una gran diseñadora, no sin antes lidiar con la villana para conseguir la felicidad y el amor. Pese a la diferencia de edad de 10 años, los papeles de Verónica y Victoria tenían cierta similitud.

Lucía, por su parte, en 1988, con El extraño retorno de Diana Salazar, nuevamente rompe esquemas, pues se encarga de darles vida a dos personajes, una joven del siglo XVII y otra del siglo XX, conectadas a través de un relicario y de unos poderes psíquicos que crean un puente en el tiempo. Sin duda, un tema que no era común en las producciones de aquel entonces.

5. De 1991 a 1995, todas unas señoras

Luego de ser estrellas en los 80, la luz se fue disipando y nuevos nombres entraron a la escena. Thalía, Lucero, Biby Gaytán y muchas más empezaron a formar parte de la historia de las telenovelas de México y, por ende, del mundo.

Aunque Castro ya había superado las cuatro décadas, protagonizó Valentina (1993), donde les dio vida a dos gemelas, una taxista y una joven recién egresada de la carrera de hostelería, que se debatía entre el amor de dos hombres. Siendo una mujer adulta, Verónica aún interpretaba a jovencitas, y es que los años poco se le notaban.

Por su parte, Méndez tenía 39 años cuando encarnó a Rosa Moreno en Señora tentación (1994). Era la esposa de un militar subordinado del dictador y general Bustillos. Lucía era una mujer madura y sus personajes eran reflejo de ello, pese a que los años también la trataban con guantes de seda y seguía conservando su encanto.

En 1993, Ruffo grabó Capricho a sus 31 años. Ya los personajes de niña pobre que se vuelve rica parecían haber quedado en el olvido, pues esta vez ella empieza como hija de una familia hacendada, aunque poco querida por su mamá, quien tiene un pasado amoroso algo enredado.

6. De 1996 al 2000, todo se iba volviendo recuerdo

El número de producciones en las que participaban las tres reinas de las novelas iba disminuyendo. Victoria sumó a su experiencia los trabajos de Pobre niña rica (1995-1996) y Abrázame muy fuerte (2000-2001); en ambas interpretó a jovencitas adineradas, pese a ser ya una mujer hecha y derecha.

Mientras tanto, Verónica hizo su último trabajo del siglo XX en Pueblo chico, infierno grande, de 1997; las jovencitas ya no formarían parte de sus interpretaciones. Ahora encarnaba a una mujer adulta, aunque 10 años menor que ella, y viuda que se enamoró de un hombre más joven. No solo eso, tuvo que disputar el amor de Genaro Onchi (Juan Soler) con jovencitas.

Lucía, por su parte, agregó dos telenovelas más, Tres veces Sofía (1998-1999) y Golpe bajo (2000-2001), en las que ya fungía de mujer casada, aunque desdichada por los malos tratos que recibía de parte de su esposo. Sí, aunque eran diferentes tramas, sus personajes no la pasaban tan bien en el matrimonio.

7. De 2001 a 2010, actrices respetables

En la primera década del nuevo siglo, Victoria Ruffo siguió su exitosa carrera con telenovelas como La madrastra (2005), Victoria (2007-2008) y Triunfo del amor (2010-2011). Sus personajes eran mujeres fuertes, adultas y a veces demasiado duras, pero con pasados que esconden un corazón noble y deseoso de vivir.

Méndez, en el 2007, protagonizó Amor sin maquillaje, una producción de veinticinco capítulos que se hizo como homenaje a quienes hacen las telenovelas. Lucía no era la misma jovencita de los inicios de su carrera, obviamente, pues ya contaba con 52 años y una trayectoria artística envidiable.

Castro, en el 2009, luego de estar varios años distanciada de las pantallas, volvió con Los exitosos Pérez. Regresó con un personaje fuerte, una mujer poderosa, y dejó claro por qué es una de las actrices favoritas de México. Para esta etapa de la historia, las tres ya eran consideradas algunas de las mujeres más importantes de la televisión mexicana y latinoamericana.

8. De 2011 al 2020, actrices consagradas

Dicen que los años traen calma y, por lo menos, en cuestiones de trabajo, parece ser que eso se aplicó para las tres reinas. Con el reconocimiento del público por sus años de carrera, fueron pocas las veces en las que vimos a las actrices en nuevas producciones. Sin embargo, no era necesario que hicieran nada más, ya el corazón de los televidentes les pertenecía.

En el 2011, vimos a Lucía en su último trabajo protagónico, Esperanza de corazón. Victoria, un poco más joven, nos dejó para el recuerdo La malquerida (2014), Amazonas (2016) y Cita a ciegas (2019). Verónica, en el 2018, llegó con La casa de las flores. Échale un vistazo a Victoria Ruffo y cómo ha sido su vida en nuestros artículos: unodos.

9. De 2021 hasta hoy, aún hay mucho por contar

Siempre será un placer ver y recordar las actuaciones que inmortalizaron a estas tres grandes mujeres. Pero aún ahora, cada vez que aparecen en pantalla, son capaces de divertirnos y de recordarnos que a pesar de que el tiempo pasa, la vida hay que disfrutarla. Pero ellas no son las únicas que permanecen activas con los años, te recomendamos este artículo para que conozcas un poco más de los actores que vimos envejecer en la pantalla.

En el 2021, Méndez nos regaló risas con sus ocurrencias en Perdiendo el juicio; Verónica, en el 2022 y completamente transformada, nos sorprendió en Cuando sea joven, mientras que Victoria volvió con la segunda parte de Corona de lágrimas (2022) para conquistar a la audiencia. No, no es posible escoger a una sola reina cuando el imperio es tan grande.

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