La historia de un británico que fue abandonado por su aspecto y se convirtió en un exitoso modelo y motivador

Historias
hace 1 año

Nacer con características físicas “inusuales” puede ser duro para un niño. Pero lo más difícil es cuando los padres deciden rechazar al niño precisamente por esas diferencias. Jono lo vivió en primera persona y, tras mucho luchar, aprendió no solo a abrazar su apariencia, sino también a animar a los demás a aceptar sus diferencias, más allá de los estereotipos.

¿Cómo harías frente a una realidad muy dura? ¿Tienes algún consejo para ayudar a la gente a aumentar su autoconfianza?

Un trastorno genético y la triste decisión de abandonarlo

Jono Lancaster, que ahora tiene 37 años, nació con un aspecto distinto al de la mayoría de los niños. Su cara presenta una mandíbula poco desarrollada, falta de pómulos y unas orejas que a él le gusta comparar con las de Bart Simpson. En realidad, Jono tiene el síndrome de Treacher Collins, un raro trastorno genético caracterizado por malformaciones de la cabeza y el rostro. Esta rara enfermedad afecta, de media, a uno de cada 50 000 nacimientos.

Aunque tratar con un niño con este síndrome puede ser difícil para los padres, sobre todo para los primerizos, los padres de Jono hicieron algo que nadie esperaba. Rechazaron a su hijo unas 36 horas después de su nacimiento y no quisieron siquiera que el resto de la familia lo llegara a conocer.

El pequeño Jono fue abandonado poco después de nacer, un trauma que lo afectó mucho. Esta decisión parece haber estado motivada por un fuerte rechazo a criar a su propio hijo, algo que cobra aún más fuerza si se piensa que los padres eran veinteañeros que no se veían asumiendo esa carga.

Su madre adoptiva es su gran apoyo y su aliada más firme

A pesar de este duro golpe, la vida de Jono no había terminado. Todo lo contrario. Poco después entró en su vida un ángel al que no le importaba su aspecto. Mamá Jean, la madre adoptiva de Jono, lo acogió cuando solo tenía dos semanas y lo adoptó formalmente cuando cumplió cinco años.

Hizo un trabajo increíble protegiéndome”, dijo Jono, recordando que el hospital había alertado a su madre sobre su aspecto antes de que lo conociera, lo que no supuso la menor diferencia para ella. “Mamá siempre me ha dicho que desde la primera vez que me vio no pudo evitar sonreír”.

“Todo lo que necesitas es amor. Amor de nuestro mayor superhéroe, ¡nuestra mamá!”, compartió Jono en su Instagram publicando mensajes llenos de amor para su madre adoptiva. A pesar del triste abandono sufrido por sus padres biológicos, nunca se sintió solo desde que fue adoptado porque su mamá siempre fue un lugar seguro para él.

Con el paso del tiempo, la madre de Jono reveló algunos aspectos sobre lo que le ocurrió cuando aún era un bebé. Poco a poco, fue desvelando las “piezas” de su historia. “Era muy delicada al decirme que mis padres no pudieron hacer frente a eso [...]. A medida que pasaba el tiempo pude entender mejor las cosas. Me dijo que a ellos ’simplemente les costó aceptar que yo era diferente’”.

Su autoaceptación gradual durante la adolescencia

Desde su nacimiento, Jono ha luchado por aceptar su peculiar aspecto, y este proceso aún continúa. Cuando entró en el instituto, Jono aceptó las ideas preconcebidas de la gente. “Me encontré con chicos que no me conocían. No conocían a nadie con rasgos faciales como los míos. Todos bajaban la mirada cuando me veían”, dijo.

A lo largo de los años, Jono fue acumulando resentimiento hacia sus padres biológicos, un sentimiento que solo aprendió a manejar cuando cumplió 20 años, justo cuando empezaba a experimentar el periodo de autoconocimiento que le transformó en la persona segura de sí misma y extrovertida que es hoy.

Otro acontecimiento que lo ayudó a sentirse más seguro de sí mismo fue cuando besó a una mujer que nunca pensó que estuviera interesada en él. “Pasé de pensar que no me querían a sentirme el más atractivo del mundo. Ella me dijo: ’Me encanta tu cara’”.

Juno lucha para que las personas con el mismo síndrome que él se sientan cada vez más fuertes

A la edad de 25 años, Jono descubrió toda la verdad sobre el abandono de sus padres: por fin, estaba preparado para enfrentarse a esa horrible realidad. Tras leer todos los documentos de adopción, pensó: “Se supone que estas dos personas tenían que quererte, pero no fueron capaces de crear un vínculo contigo”.

Después de eso, decidió darles una segunda oportunidad y, en 2009, les envió una carta pidiéndoles que se pusieran en contacto con él. Desgraciadamente, recibió una triste respuesta en la que le decían que no querían establecer ningún tipo de contacto.

Hoy en día, Jono quiere ser un ejemplo para todos los que se enfrentan a la misma condición que él y su objetivo es ayudarlos a desarrollar la confianza en sí mismos. Tras soportar años de rechazo, baja autoestima y miradas prejuiciosas, consiguió aceptarse a sí mismo. Jono también trabaja como modelo y después de tanto sufrimiento, por fin puede decir: “Me miro a la cara y en vez de querer subir mis ojos, sonrío”.

Puede que Jono nunca pueda perdonar a sus padres, pero, gracias a esta experiencia, ha llegado a comprender algo muy importante: "Ellos me trajeron a este mundo. Tengo que vivir la vida que me dieron. Ha sido un largo camino hasta llegar aquí. A pesar de todo lo que ha pasado, hoy me encuentro muy bien, lleno de alegría y felicidad.

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