La misteriosa aldea donde la gente vive un siglo
¡Hola, genialocos! ¿Han estado alguna vez en Sudamérica? Una vez viajé a Ecuador, que está justo en el ecuador. Me alojé en un pueblo único en su región sur, en la Provincia de Loja, llamado Vilcabamba. Y dicen que en este sitio el tiempo funciona de forma diferente. Los lugareños lo llaman “el Valle de la longevidad”, y la gente envejece como en ningún otro lugar del mundo. Conocí a sus ciudadanos, que viven hasta los 100, y algunos llegan a los 120 e incluso a los 140 años.
Averigüemos por qué. En los años 70, Vilcabamba era muy diferente, aislada del resto del mundo. Está rodeada por los Andes y se encuentra a 1500 metros de altura, es decir, casi el doble que el Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo. El pueblo está tan aislado que los ciudadanos ni siquiera tenían carros, radio o televisión, viviendo su vida sencilla sin los bienes modernos que la gente conocía en los años 70. En estas condiciones, con agua limpia y sin contaminación, la gente era feliz y saludable.
La peculiaridad de Vilcabamba fue descubierta por primera vez en 1973 por un investigador, que comprobó que sus habitantes tenían unos niveles de colesterol excepcionalmente bajos y bajas tasas de enfermedades cardíacas. Decidió profundizar y descubrió que la esperanza de vida de los habitantes del pueblo era mayor que en el resto del mundo. De los 819 habitantes del pueblo, 9 personas tenían más de cien años. Para ponerlo en perspectiva: Estados Unidos tenía 7000 centenarios. Si la población de Vilcabamba fuera la misma que la de EE. UU., habría tenido más de 2 millones.
Explican que este aumento de la esperanza de vida se puede explicar en parte por el aire y el agua limpios del pueblo y sus alrededores de estas montañas. Pero debe haber algo más. Hay otros lugares en el mundo con aire y agua limpios, pero la gente que vive ahí no consigue una vida centenaria. Debe haber algún otro secreto para la longevidad. Muchos investigadores y antropólogos inundaron el sitio para estudiar qué tiene de especial. Quizá sea la comida que ingieren los aldeanos, o el estilo de vida de sus habitantes, o tal vez el pueblo esté situado a una altitud perfecta, o todo combinado.
Un Premio Nobel de Química sugirió que el secreto podría estar en las plantas: frutos, hierbas y raíces que crecen en el territorio de Ecuador, y en Vilcabamba en particular. Descubrió que las plantas tenían excelentes cualidades medicinales que podían tratar enfermedades y mejorar la salud de las personas. Sin embargo, este aumento de la vida no era típico de todo Ecuador. El gobierno contrató a otro investigador para que averiguara qué hay de único en el pueblo. Este descubrió que el agua de la aldea era especialmente rica en minerales que son excelentes para la salud humana en general.
Otra investigadora se quedó a vivir en Vilcabamba durante un año para conocer los secretos de los aldeanos. Escribió un libro entero describiendo su experiencia y lo que había observado y aprendido. Llegó a la conclusión de que el secreto debía ser el estilo de vida activo de los aldeanos. Incluso las personas de más de 100 años seguían caminando por las montañas y trabajando duro en el campo, sin dejar de participar en los procesos del pueblo. Esta investigación continua en su territorio ha cambiado el sitio de forma significativa. La gente normal sintió curiosidad y quiso ver el misterioso lugar con sus propios ojos. Así que vinieron muchos turistas. Hoy en día, cuenta con autos, televisión e Internet de alta velocidad para satisfacer las necesidades de los turistas. El pueblo sigue teniendo aire y agua limpios, y montañas a su alrededor. Pero se ha convertido en algo diferente de lo que era antes. Sin embargo, a pesar de la investigación, algunas personas eran escépticas sobre la longevidad de Vilcabamba. Y resultó que había otro secreto.
En 1971, el investigador que habló por primera vez del pueblo conoció a un hombre que dijo tener 122 años. Cuando volvió al pueblo tres años después, se encontró con el mismo hombre, que entonces dijo que ya tenía 134 años. El investigador empezó a sospechar que estas inconsistencias no eran infrecuentes. Con un par de colegas, realizó otra investigación. Recogieron todos los registros de nacimiento y matrimonio disponibles, tratando de averiguar cuál era la edad real de los habitantes del pueblo. Descubrieron que la persona más anciana del pueblo tenía 96 años. Resultó que no había ni un solo centenario en Vilcabamba, mientras que ellos decían que había nueve. Es más, la edad promedio de las personas que decían ser centenarias era de solo 86 años.
Los investigadores desmintieron el mito en torno a la longevidad del pueblo, afirmando que no es muy diferente del resto del mundo. Aun así, admitieron que los habitantes del sitio eran definitivamente sanos, gracias al buen ambiente, dieta y estilo de vida activo. Al final, la verdad salió a la luz. Ahora, la pregunta es: ¿por qué los aldeanos informaron mal de su edad? Los investigadores supusieron que lo hacían para ganar más prestigio en el pueblo, ya que los miembros de mayor edad eran muy respetados. Por supuesto, esta práctica podría haber empeorado por el interés de los investigadores y los turistas, por lo que la gente empezó a exagerar un poco más su edad.
Aun así, la exageración de la edad no es rara en el mundo. Puede ocurrir debido al analfabetismo de la población, por ejemplo. Otro problema es que en muchos lugares no hay documentación ni registros de nacimiento adecuados, y en Vilcabamba mucha gente ni siquiera sabe con seguridad qué edad tiene. Así que se inventan los números. Entonces por ahora hemos resuelto el misterio. Pero ¿existe un lugar donde la gente vive realmente una vida larga y feliz? He investigado un poco y descubierto que hay algunos “pueblos de la longevidad” en todo el mundo, y esta vez de verdad.
Hong Kong y Japón son los países con mayor esperanza de vida: en promedio, la gente vive hasta los 85 años allí. Pero hay lugares más pequeños que un país, regiones específicas donde la gente vive más que en el resto del mundo. Estos lugares se llaman “zonas azules”. Hay cinco de ellas: la isla de Okinawa, en Japón; la isla italiana de Cerdeña; la península de Nicoya, en Costa Rica; la isla de Icaria, en Grecia; y Loma Linda, en California, Estados Unidos.