La mujer de Ricardo Montaner revela el secreto que mantiene a la pareja aún en “la cima del cielo”

No es secreto que los Montaner son una de las familias más reconocidas en el mundo de la música latina. Sabemos mucho de Ricardo y sus hijos: lo que hacen, su música y bastante de su vida personal. Pero no es tanto lo que se sabe de Marlene Rodríguez, la esposa de Ricardo y su musa inspiradora desde hace más de 30 años. Por aquí la hemos oído recientemente en una entrevista, y ahora sabemos que ella no es un satélite que gira alrededor de los astros, sino el propio sol bajo cuyo calor la vida es posible.

Ricardo Montaner y Marlene Rodríguez conforman una pareja icónica dentro del mundo de la música y el espectáculo. Su amor y complicidad han sido fundamentales en el éxito y la solidez de su familia. Desde el momento en que se conocieron, se forjó entre ellos una conexión especial que trascendió las barreras profesionales y se convirtió en una historia de amor duradera.

Juntos han enfrentado los desafíos y altibajos de la vida artística. Su unión incondicional es una inspiración para muchos. Sin dudas, ellos han dejado una huella imborrable en la música y en la historia de las relaciones sólidas y duraderas.

Ella no siempre está en el foco, sin embargo parece ser el pilar fundamental de este clan, su columna vertebral. En una entrevista que la familia dio hace apenas unos días en el programa Despierta América, sus propios hijos la definen como “la matriarca del clan”.

Cuando conoció a Ricardo Montaner, ella dirigía videos musicales. De hecho, fue quien dirigió el famoso tema del cantante “La cima del cielo”. Sin embargo, lo dejó porque asegura “haberse hartado de los artistas”. En realidad, Marlene siempre había querido tener muchos niños y considera que “se quedó corta” con los tres hijos que tuvo con Ricardo. Será por eso que siente como hijos del corazón a varios más.

La productora tiene un gran afecto por Alejandro y Héctor, los hijos del primer matrimonio de su esposo. Además, considera a Cristóbal, amigo de sus hijos, como parte de su propia familia. Aunque reconoce que el joven tiene a su propia madre, siente una conexión especial con él y lo considera como alguien muy cercano. En sus propias palabras: “Él tiene su mamá, y ella es maravillosa, pero siento que Cristóbal es alguien muy cercano a mí, más que para cualquier otra persona”.

En su rol de madre, Marlene acogió también a Camilo como un hijo más, a pesar de que en realidad es su yerno. Al conocerlo quedó fascinada porque lo vio muy parecido a su familia: “Los Montaner no somos una familia tradicional en absoluto, somos un poco raritos, y Cami tiene nuestra misma locura”.

Quizás este dato no sea tan famoso como todos ellos, pero Marlene conoció a Ricardo el día de su primer casamiento. Resulta que el hermano de ella era el presidente de la compañía discográfica con la que el famosísimo cantante trabajaba. Así que Ricardo fue a su fiesta, ignorando que esa mujer que se estaba casando sería muy pronto el amor de su vida.

La química entre ellos es tan intensa que traspasa una simple foto. No hace falta ser fan del cantante ni de todo clan para ver una imagen y saber el tipo de amor que existe entre ellos. Un amor al que el paso del tiempo y todas sus consecuencias no ha logrado erosionar ni un poquito. Es difícil no verlos y pensar en el ideal de pareja: compañera, divertida y cómplice.

Cuando se le pregunta si la vida de ella, su pareja y su familia es perfecta, la respuesta de Marlene es un rotundo no. “De ninguna manera, hemos tenido momentos muy difíciles, dificilísimos”.

Quizás podríamos esperar que cuando le preguntamos su fórmula para la vigencia eterna de la dupla Marlene-Montaner ella responda “romanticismo”, “mantener viva la llama” y demás frases consideradas típica en estos casos. Sin embargo, nos sorprende con su respuesta: “amar a los demás”, y sin dudas abre el juego hacia un horizonte donde caben mucho más que dos.

Las familias numerosas y ruidosas son el sueño de muchos, y no son pocas las celebridades que adoptan niños aun pudiendo concebir y forman un verdadero clan.